Usurpadora.

34K 1.8K 94
                                    

Habían pasado un mes desde que estuve en ese hospital

ओह! यह छवि हमारे सामग्री दिशानिर्देशों का पालन नहीं करती है। प्रकाशन जारी रखने के लिए, कृपया इसे हटा दें या कोई भिन्न छवि अपलोड करें।


Habían pasado un mes desde que estuve en ese hospital. Fue lo más horrible que viví, sentía que estaba luchando contra algo y que eso me ganaba, pero Dios me dió otra oportunidad de vivir, de ser feliz.

Miré por la ventanilla la gran edificación, era antigua, pero tenía decoraciones en sus paredes que me hacían admirarlos.

El chófer rodeó el auto y me abrió la puerta, bajé del auto con cuidado y arreglé mi vestido mientras miraba a mi alrededor y a las personas que caminaban en el patio. Suspiré y caminé.

Ni siquiera sabía por que estaba aquí, debía de ser una masoquista, una loca. Pero soy así de anormal y, ¿qué se le puede hacer?.

Caminé hasta la puerta con mucho cuidado y el chófer siguiendome. Sentí como algo bajaba por mi parte íntima como el río de agua viva e hice una cara de disgusto. Si, señoras y señores, resulta que la píldora que tomaba cada que tenía sexo con el señor William tiene sus efectos secundarios.

Ya sea regular la menstruación o quitarla durante meses. Me pasó lo segundo, y ahora vengo a sufrir como la sangre baja sin fin por mi parte íntima lo cual es molesto por que tengo que cambiar la toalla cada X tiempo. Osea, muy pronto.

Entré al edificio y la señora que me había llamado, esta sólo me esperaba sin decir nada. Caminó sin ni siquiera saludarme y tuve que seguirla.

Las habitaciones eran interminables y miré todo con detalle. Hasta que esta paró en una habitación en específico, miré la puerta y luego miré al chofer.

-¿la acompaño?.- preguntó.

-por favor.- respondí, este sólo asintió. La señora abrió la puerta.

-10 minutos.- murmuró, la miré y asentí. Entré y miré toda la habitación, para después encontrarme con la que me mandó a buscar.

Estaba amarrada en su cama y tenía su cabello todo enmarañado. Tenía ojeras y su bata rasguñada. Esto sí que daba miedo.

-Teressa.- saboreó mi nombre en su lengua y sonrió alzando una ceja.

-Tara.- murmuré seca mirándola, esta sonrió aún más al escuchar su nombre.

-mira donde me has mandado, perra.- miró hacia el techo y sonrió.- si que tienes buenas ideas para hacer que paguen tus enemigos, Teressa.- pausó.- no te ensucias las manos pero te liberas de un peso. Tan mojigata eres que no tienes el coraje de deshacerte de una persona con tus propias manos.- rodó sus ojos.

-creo que me siento muy afortunada por ello, Tara. No me gusta la maldad, ni matar personas, pero gracias por el apodo, es gratificante saber lo que sientes hacia mi.- sonreí sin ganas.

-Créeme que no he terminado.- masculló.

Sonreí y la miré.

-pués adelante, dime lo que quieras.- alcé una ceja, retandola.

El Dictadorजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें