Bella dama.

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-pensaba que estabas muerta.- murmuró con los brazos cruzados mientras su vista se paseaba por mi cuerpo con asco.- lo que hubiera deseado.- murmuró con un pesar increíble.

Ni siquiera me detuve a pensar en sus palabras, sabía que ella no estaba en la edad de la escuela y con más razón estaba por parte el presidente. Con razón solo mostraba frialdad y hablaba solo cuando se lo pedían.  Ya tenía todo claro en mi mente.

La miré pero decidí no responder ante sus venenosas palabras que querían lastimarme, pero no le encontré el caso, ella no me importa, así que sus palabras  me resbalan.

Sentí los pasos fuertes de William acercarse a ella con precisión.

-¿qué haces aquí? .- la mirada de Tina de concentró en él y puso sus manos en su pecho de forma seductora y lo acarició.  Yo no pude sacar la mirada de esa imagen y comencé a impacientarme y no sabía porqué. Quité la mirada al ver como ella sonreía con maldad y rodé los ojos.

-quería verte, no podía esperar un minuto más sin ti cariño.- era tan alta que ni  siquiera tuvo que ponerse de puntillas para darle un beso, su beso cayó en su mentón.  Su meta era sus labios, pero William lo esquivó rápidamente.

Esta sonrió con maldad.

-Ya hablamos de  esto, Tara.- Junté mis cejas al oír ese nombre hacia Tina.

-¿Tara?.- pregunté alzando mi ceja confundida. Esta me miró como si hubiera preguntado algo estúpido.

-¿Qué?, ¿crees que iba a poner mi identidad en juego?.- preguntó obvia. No soy estúpida para que me este hablando así, rodé los ojos y respiré profundo para controlarme. No valía la pena discutir con alguien tan bajo, miró a Will como si no hubiera hablado con nadie y me ignoró completamente. - es que no quiero dejarte William, ya me acostumbré a ti y haré lo que sea.- subió la voz y sentí su mirada en mi.- por estar contigo de nuevo.- musitó despacio con voz seductora.

William le quitó los brazos que estaban encima de él y habló más frío que nunca,  infundiendole miedo.

-ya hablamos de esto y no quiero volver a repetir ninguna de estas palabras. Te libero de todo cargo y estás pensionada.- caminó hacia mi y pude sentir como gruñía de la rabia.

-no me interesa tu dinero.- murmuró con voz fría,  dejando claro que no aceptaría un no por respuesta. Sentí la mano de William en mi cintura y me atrajo hacia él,  para luego lanzarle una mirada de advertencia.

-más dinero para mi entonces.- murmuró sin más preámbulo.- largate antes de que me enoje Tara o veras las consecuencias.- miré a Tara o Tina, o como sea, apretar su mandíbula y dar un zapataso en la loceta del piso, para salir caminando hacia las escaleras, subiendolas.

-no le hagas caso.- llamó la atención de mi mirada.- es una chica de confianza.- alcé mis cejas y lancé una risa amarga.

-ya veo que tipo de confianza.- no pude ocultar el veneno en mi voz.

-¿celosa?.- alzó sus cejas divertido. Yo lo miré como si estuviera loco y me convencí de que no era así,  era una locura pensarlo. ¡Nunca estaría celosa de él!, eso diría algo más de mi, lo que no quiero.

-claro que no.- alcé mis cejas y rodé los ojos.- es solo que ella me cae mal.- me miró a los ojos y acarició el cabello que salía de detrás de mis orejas, poniéndolo en su lugar.

-se conocen.- murmuró mirando las escaleras por donde había subido la nombrada.- con razón sus miradas de odio y sus palabras.- rodeó mi cuerpo con su brazo y comenzamos a caminar hasta una puerta, se alejó para abrirla como todo un caballero para dejarme pasar primero.

El DictadorWhere stories live. Discover now