Teléfono.

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Me removieron suavemente como si de una muñeca se tratase.

-señorita.- susurró a mi oído.

Junté mis cejas y gruñí al despertar de mi hermoso sueño. Traté de abrir los ojos pero sentí como el sol quemaba mis pestañas y tuve que dejarlos cerrados, giré mi cabeza hacia donde estaba el mayordomo hablándome sobre algo que no entendía.

-¿Qué?.- pregunté sin entender absolutamente nada, este suspiró y extendió el teléfono en modo de irritación.

Me senté en la cama de mala gana y me restregué los ojos tratando de despertarme, lo cual no logré.

Pero de todos modos miré el telefono y todo el sueño que tenía se fue al saber que alguien me llamaba por telefono, aunque sea Will, es un buen paso.

Salí de mis pensamientos y le arrebaté el teléfono y luego me lo puse en mi oido.

-hola.- Miré el mayordomo quien se levantaba lentamente de la cama en la que yacía sentado tratando de levantarme.

-hola.- su voz era apenas un murmullo entre su respiración agitada y casi inexistente.

-los dejo solos, cualquier cosa sólo llame.- asentí quitando un poco el teléfono y asintiendo.

Cuando el mayordomo se fue, volví a ponerme en la posición en la que estaba y presté atención.

-¿Will?.- pregunté.- ¿eres tú?.

-S-si.-arrastró las letras y luego lanzó un gruñido un tanto peculiar.

-pareces que te estuvieron dando palazos, ¿qué te pasa?.- pregunté burlona y sonreí ante lo sucedido.

-estoy pensando en ti.- y fue como si todo se hubiera parado. Mi corazón comenzó a latir mucho más rápido y mi respiración se puso pesada al igual que algo allí abajo. Apreté las piernas y traté de esperar a que siguiera sus palabras el cual hizo.- te extraño.- susurró lentamente.- quiero acariciarte pero no estás aquí, y se me ha vuelto una costumbre masturbarme a tu nombre, pero quise que esta fuera especial.

No pude evitar reir.

-¿Qué?, ¿estás loco?.- pregunté tratando de ignorar lo que dijo, porqué sentía que iba a explotar si seguía escuchando palabras así de parte de él.-me llamas para decirme todo esto.- mordí mi labio y traté de acomodarme bien en la cama.

-no pude contenerme, necesito escuchar tu voz.

Fue como si toda la actividad se detuvo, pero su respiración aún estaba acelerada pero un tanto pesada.

-Dios, que caliente estoy, y solo por pensarte Tess.- murmuró con voz gutural y cerré los ojos quitando los cabellos de mi cuello, había empezado a hacer mucho calor.- nunca había experimentado este nivel de excitación con nadie. Siento que explotaré y que no podré aguantar mi corrida. Pero se siente tan bien tocarme pensando en ti, porqué imagino que estás aquí, haciéndome todas y cada una de mis fantasías.- Miré la habitación tratando de concentrarme en otra cosa. Y no en su voz excitada y caliente que quiere seducirme y que haga algo con él.

Sería muy vergonzoso que alguien más estuviera oyendo la conversación desde otro telefono.

-¿Qué quieres lograr?.- pregunté lamiendo mis labios y miré la habitación parando en la puerta.

-quiero que te excites, y te masturbes conmigo al telefono.- apreté el teléfono entre mis manos y suspiré lentamente mientras trataba de alejar los pensamientos malos.-tocate para mi, Blanca Nieves, tocate y saca esa calentura de tu cuerpo que te he provocado.- Miré el telefono al separarlo de mi oido, pero algo me decía que lo hiciera.

El DictadorWhere stories live. Discover now