Capítulo 17

1.9K 161 31
                                    

            

Agosto, 2010

Una vez, cuando era más pequeña mi abuela me dijo que en ese entonces los años me parecerían eternos pero una vez que creciera, cada vez sentirían que pasarían más rápidos. Decía que para ella pasaban volando y yo estaba comprobando que era verdad, ni me había dado cuenta cuando ya faltaba una sola semana para mi segundo cumpleaños que pasaría aquí, mis dulces dieciséis. Pero antes de llegar a esa desastrosa fiesta, debo aclarar algunas cosas que pasaron en estos cuatro meses.

Mi hermana había decidido que quería abortar, me hizo acompañarla a una clínica en donde hacían eso pero al final no pudo hacerlo; se arrepintió en el último minutos y salimos corriendo de ahí, fue cuando tuvo que contar toda la verdad a nuestros padres y ya tenía cinco meses. Fue bastante caótico pero tal como yo creía, mis padres le dieron todo su apoyo aunque ella sigue sin querer decirles quién es el padre y eso que el bebé ya está por nacer. Será un niño y Gabby quiere llamarlo Caleb, está demasiado encariñada y la he sorprendido hablándole cuando piensa que nadie la ve.

Por ahí por junio, por esas cosas de la vida volví a hablar con Fernando al encontrarnos en la sala de detención. Parecía que al final, esos dos meses que pasamos alejados le ayudaron a olvidar todo el rencor que sentía hacia mí y mis heridas también parecían estar sanando por lo que ese día nos sentamos juntos y conversamos como si el tiempo no hubiese pasado aunque siempre aparecían algunos silencios incomodos que no sabíamos cómo llenar.

A diferencia de lo que muchos puedan pensar, no le rogué que volviéramos y ni siquiera lo mencioné porque me sentía bien conmigo misma, me di cuenta de que necesitaba estar un tiempo sola para pensar y que no necesitaba de un hombre para ser feliz. Aunque ese pensamiento no duró mucho ya que no pasaron muchos días que llevábamos hablando cuando sin querer nos besamos. Digo sin querer porque fue algo que ninguno de los dos esperaba pero claramente lo queríamos, él me preguntó si quería intentarlo una vez más y yo no pude negarme porque a pesar de todo lo seguía queriendo.

Pero como era obvio que pasaría, no todo fue color de rosas. Fernando esperaba de mí más cosas de las que yo estaba dispuesta a darle aún y eso nos generó más de alguna pelea. Todo comenzó en las vacaciones de invierno, por ahí por el quince de julio. Estábamos en mi casa viendo Las ventajas de ser invisible y no había nadie más, creo que mi madre había acompañado a Gabby a su control obstétrico y el resto de mi familia no tengo idea. Yo solo quería ver la película porque era una de mis favoritas en esa época —ya no lo es, estoy comenzando a odiarla la verdad por tantas veces que la vi—, pero él parecía tener otras intenciones.

Comenzó besando mi cuello con insistencia y aunque le pedía que me dejará concentrarme, él no lo hacía. Al final terminé cediendo a sus besos hasta perderme en ellos y solo reaccioné cuando sentí su mano debajo de mi camiseta intentando arrancarla, me paralicé enseguida.

Creo que ha quedado claro que mi faceta de rebelde es solo por fuera pero en realidad era una especie de oveja asustada y el tema del sexo me aterraba más que cualquier cosa. Sentirme tan expuesta, tan indefensa frente a otra persona me hacía sentir muy insegura y además con todo lo que estaba viviendo mi hermana, no quería que me pasara lo mismo.

Me intenté convencer de que en realidad eso era lo que los novios hacían pero ya cuando solo me encontraba en ropa interior, lo aparté con brusquedad. Sus ojos parecían llamas y su rostro enrojecido por algo que parecía ser rabia.

—¿Qué pasa? —preguntó y yo era consciente de que estaba intentando ser paciente.

—No quiero hacerlo —temblé más que nunca en la vida.

—¿Por qué no? Es lo que los novios hacen cuando llevan mucho tiempo juntos y se aman, ¿o es que no me amas?

—¿Cómo puedes pensar que no te amo solo por esto? —su pregunta me hirió y mucho—. Hay muchas más maneras de demostrar amor y yo no estoy preparada para esto aún.

—¿Por qué no? ¿No te crees tan madura?

—Deberías conocerme un poco y saber que sigo siendo un poco niña para mis cosas. Si esto es todo lo que quieres de mí puedes irte por donde entraste y no volver jamás, porque lo que menos necesito ahora es estar con un adolescente con las hormonas demasiado alborotadas que se molesta porque las mías no lo están.

—Estoy cansándome de esto, Marina.

Se acercó a mí otra vez y comenzó a besarme a pesar de que yo no quería, cuando otra vez intento llegar más lo aparté con brusquedad y a empujones logré sacarlo de mi casa y diciéndole que no lo quería ver más lo que lo puso aún más furioso.

—¡Estoy harto de tus niñerías! Veamos si alguien más aguanta a una pendeja inmadura como tú.

Cerró de un portazo y yo me quedé sentada con la espalda apoyada en la puerta, llorando y en el fondo deseando que el volviera a pedirme perdón y a prometerme que nunca volvería a actuar de esa manera ni obligarme a nada pero sabía que no lo haría, lo conocía demasiado bien; más de lo que él algún día podría llegar a conocerme.

Necesitaba llamar a Serena para que me consolara como siempre hacía pero esa vez ya no estaba a un par de kilómetros de mi casa, ahora nos separaba un océano completo ya que se había ido de intercambio por tres meses a Londres. Nos escribimos bastante pero nunca logramos coordinar bien por la diferencia de horario, cuando ella duerme yo estoy despertando y cuando yo duermo ella hace lo contrario. Necesitaba a mi mejor amiga pero tampoco quería causarle problemas en su nueva experiencia porque todo lo que me contaba me parecía maravilloso, mis problemas de novios hormonales no tenía lugar ahí y mucho menos esta ya que aún no le contaba que había vuelto con Fernando. Aunque si lo pensaba bien, ya no hubiese sido necesario porque acabábamos de terminar y esa vez para siempre.

Y como para todas las adolescente, el para siempre solo dura un par de días y cuando Fernando apareció en mi casa con flores a disculparse por lo estúpido que había sido, tal como yo deseaba me prometió que nunca me obligaría a nada y después de eso no volvimos a mencionar el tema, yo no quería hacerlo y él mucho menos. Volvimos como por quinta vez en lo que llevábamos de relación, esperando que tal vez, solo tal vez esta vez sí lograríamos ser felices para siempre.

Y fue así, luego de un tiempo cuando nos graduamos del colegio me pidió matrimonio y acepté, ahora estoy esperando un hermoso hijo de él al que nombraremos Frederic. También tenemos un perro chihuahua llamado Copito y al fin se nos está cumpliendo lo que tanto deseamos. Somos felices.

Alto ahí. Solo era una broma y seguimos en el mismo año, seguimos en mis quince años y cada vez estoy más lejana de ese final feliz. Con el tiempo he descubierto que los finales felices no existe y un poco más adelante contaré por qué, creo que estoy comenzando a amar las historias que no tienen fin y afortunadamente, la mía con Fernando si lo tuvo, aunque en ese entonces no lo lograba entender.


Siento la demora, espero les guste este capítulo aunque es un poquito corto y tal vez desesperante pero prepárense porque pronto se viene el siguiente capítulo en el que todo se descontrola y es más largo :3 Un beso <3

No me llames princesaWhere stories live. Discover now