11. La pirámide social.

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—Ya lo escuchaste —dice mi hermano sin muchos ánimos. ¿Debo estar motivada con las palabras de Seth?—. Tu uniforme está ahí, bolso nuevo y todos esos libros también.

Cierro mis ojos con más fuerza al recordar que, efectivamente, ahora tengo que usar un uniforme. Rick palmea mi brazo dos veces, se va de la habitación junto a Seth y cierra la puerta tras él.

Suspiro. Nuevo año escolar, nueva vida. ¿O no?

Luego de dar vueltas por algo así como cinco minutos entre mis sábanas, decido levantarme... Y observar el panorama en el que mi vida se encuentra. Bastante para tan poco tiempo, ¿eh? Nunca había tomado una decisión tan precipitada como cambiarme de escuela una semana antes del inicio de clases. Y no mentiré, esta semana ha sido demasiado intensa y loca. No logro terminar de creerlo.

Tuve una entrevista con el departamento de admisiones de Everdeen, la escuela más costosa del Estado al parecer. Sigo sin creérmelo. Mis notas quizás no eran de su mayor agrado, pero vieron la «excelencia» que tenía en el equipo de porristas en Portland y les gustó mucho. Aunque realmente creo que, gracias a los contactos de Riley, decidieron encontrar esa «excelencia». Generalmente, tendría que haber tomado varios exámenes académicos, pero de nuevo, gracias a Riley, no lo hice. Esto no quiere decir que no vaya a ser observada en mi desempeño en la escuela con una lupa enorme. Por lo que Nick y Tyler me han contado, su estadía ahí no ha sido nada fácil y llevadera. Aggie solo me decía que eran unos exagerados. Y luego salió Tyler a decir que ella no se queja porque tiene un promedio altísimo. ¿Conseguí una beca? No. Eso sería demasiado. Tengo que agradecer que entré.

Una vez que me he cepillado los dientes y terminado de despertar, observo la hora. En exactamente media hora tendría que estar en la escuela, la cual está algo alejada de la ciudad. Por lo que me han contado, Everdeen se destaca en... absolutamente todo, y eso incluye deportes, por lo que tienen un campus enorme. Fui solo una vez para hablar con los directivos y el camino nos tomó a Seth, Rick y a mí veinte minutos. Seth se guía bastante bien ya que él asistió a Everdeen junto a Alison, Aiken y Jess. Luego de dejarme, ellos tienen que dar una vuelta enorme para irse a la universidad. Y esas serán todas mis mañanas a partir de hoy.

Me pongo la camisa blanca que me queda entallada al cuerpo, con la elección del uniforme me ayudaron Riley y Aggie. Según ellas, hay que pedir talles menos porque los que supuestamente me corresponden «me quedarán como carpa». Simplemente me dejé llevar, bastante malo es tener que vestir un uniforme como para que además me quede horroroso. Ahora, tengo una camisa mangas largas entallada a mi cuerpo, una pollera a cuadros color bordó, que me recuerda a la camiseta que me dio Tyler, y finalmente un estúpido saco con el logo de la escuela, de nuevo de color bordó. Ato mi cabello en una cola de caballo, me pongo medias de color... Les dejo adivinar: un aburridísimo bordó. Por lo menos la elección de zapatos es libre. Elijo unas zapatillas negras, ya que nada más va a quedar bien. Cuelgo en mi hombro el bolso que compré con asistencia de Aggie y Riley, aunque con el dinero de mamá.

No me está reclamando volver a casa, tampoco los gastos de la tarjeta. Se siente como si me hubiera soltado por completo, y miento si digo que no me duele.

En la cocina, Seth y Rick están desayunando. Los dos giran a verme, me escanean de arriba hacia abajo. Mi hermano se mete rápidamente un pan en la boca para no reírse, pero Seth no tiene ese detalle y estalla en carcajadas al verme.

—Dios, no extraño ese uniforme para nada —silba. Le saco mi dedo del medio y me dispongo a desayunar. Para los chicos hay panqueques y para mí hay tostadas.

—Te ves bien. —Rick me sonríe una vez que ahogó todas sus ganas de reír.

—Gracias —murmuro.

The New Heartbreaker | DISPONIBLE EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now