- Capítulo Cuarenta y Nueve -

184 10 0
                                    

Habían bastantes personas en el bar, la música que daban era buena, lo que hizo que todos comenzáramos a bailar enseguida, aunque a Dougie tuve que obligarlo.

—    Son unos tontos — reí mirando como Danny y Dougie hacían idioteces mientras bailaban, haciendo que la mayoría de las personas voltearan a mirarlos.

Giovanna asintió aplaudiendo divertida mientras miraba a los chicos bailar. Terminé de beber mi vaso de vodka y lo dejé sobre una mesa. Me acerqué nuevamente donde los chicos y me subí en la espalda de Dougie riendo.

—    Ves que si sabes bailar — murmuré en su oído y el rió.

—    Solo de broma — se encogió de hombros y ladeó su rostro para besar mi mejilla.

—    Baila conmigo, por favor — ladeé mi rostro para poder mirarlo mejor y pestañeé varias veces tratando de convencerlo de esa forma.

Dougie rió e hizo que bajara, se volteó y me miró.

—    Nada de burlas, ¿Está bien? — entrecerró sus ojos mirándome.

—    Entendido, Poynter — reí y tomé su mano caminando hasta donde se encontraba la pista de baile.

Bailar con Dougie fue gracioso, pero me encantó, disfruté cada paso que dimos, después se unieron a nosotros Tom junto a Giovanna, que al igual que yo reían al ver como Dougie bailaba.

.

—    Joanna, despierta — escuché, pude jurar que estaba dentro de mis sueños pero después de sentir unas sacudidas noté que era Dougie intentando que me levantara — Joanna.

—    Ya — respondí abriendo mis ojos.

—    Ya es hora de irse.

Dougie ya estaba vestido y tenía en sus brazos a Zachary, lo estaba meciendo de lado a lado para tranquilizarlo.

—    Ve a ducharte, yo me quedo con él.

Asentí y me levanté para entrar al baño. Me di un corto baño, no tenía idea cuantas horas nos quedaban para irnos. Me vestí con lo primero que había tomado del armario y salí del baño.

Al salir tomé a Zachary en brazos y besé su frente un millón de veces.

— Ya hay que irnos — Dijo Dougie terminando de hacer su bolso.

Terminé de guardar todas las cosas en mi bolso y luego en el de Zachary. Dougie tomó el bolso de Zachary y me ayudó. Salimos hasta el lobby donde se encontraban los demás, a excepción de Danny y Georgia, tarde como siempre.

A los quince minutos aparecieron con unas grandes caras de dormidos, nos fuimos en dos taxis nuevamente para el aeropuerto.

Al llegar hicimos todos los tramites lo más rápido posible y nos sentamos a descansar esperando a que anunciaran nuestro vuelo. Estábamos todos muertos. Georgia dormía apoyada en el hombro de Danny, Izzy dormía abrazada junto a Harry y Dougie estaba acostado usando casi tres asientos. Los únicos despiertos éramos Giovanna, Tom y yo. Giovanna se encontraba leyendo un libro y Tom ocupado en su celular, de seguro twitteando, me imaginé.

Suspiré aburrida mientras miraba como mi hijo dormía apoyado en mi pecho, era tan tierno, no dejaba de sonreír cuando lo tenía cerca de mí. Fui tan afortunada de haber tenido a Zachary como regalo, es el mejor regalo que Dios pudo haberme dado. Nunca había entendido bien lo que las madres decían sobre sus hijos hasta el día en que vi por primera vez a Zachary. En cuanto vi esa pequeña cabeza asomarse toda mi vida cambió, ahora tenía una razón más para vivir y la verdad, la más importante de todas.

Little JoannaWhere stories live. Discover now