- Capítulo Treinta y Ocho -

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[ Joanna’s POV ]

Los meses rápidamente pasaron y mi barriga iba aumentando al pasar los días, a mis seis meses de embarazo comencé a sentir las contracciones, que la verdad, eran bastante molestas. Al séptimo mes no podía soportar la imagen que veía en el espejo, me sentía obesa y no solo por el bebé que cargaba dentro de mi, mi rostro había engordado demasiado.

—    Te ves perfecta — repitió nuevamente Dougie mirándome acomodado sobre la cama.

—    No es cierto — respondí frunciendo mis labios mirando mi figura en el espejo de pies que tenía frente a mi cama. Pasé mis manos sobre mi barriga, mi camiseta estaba por sobre mi abdomen para poder acariciar mi gran barriga.

Dougie se levantó de la cama negando levemente con su cabeza riendo por lo bajo y se acercó a mí para darme un abrazo por atrás y pasar también sus manos por mi barriga, lo cual hizo estremecerme.

Miré el espejo y sonreí al vernos reflejados en el, era extraño admitirlo pero me encantaba como nos veíamos los dos  juntos, ladeé mi rostro para darle besos en su mejilla, repetidas veces.

—    ¿Qué haremos hoy?— preguntó con una sonrisa mientras yo besaba su mejilla.

Al escuchar su pregunta me di una vuelta en mi propio eje para poder mirarlo a los ojos rodeándolo por su cuello.

—    ¿Quieres acompañarme a comprarle unas cosas a mi pequeño? — lo miré dedicándole una gran sonrisa.

—    Depende — bajó su mirada hacia mí, riendo levemente.

—    ¿De qué? —lo miré enarcando una ceja.

—    Te acompaño si me das un beso — rió levantando el dedo índice.

—    Eso siempre, Dougie — respondí acercándome más a él, apoyando todo mi peso en la punta de mis pies para así, estar más cerca de él y besarlo con una gran sonrisa.

Dougie sonrió también pasando sus manos por mi cintura correspondiendo el beso de la misma forma. Me encantaba estar así con el, era perfecto, nadie más existía en el mundo cuando besaba a Dougie, nadie más que nosotros dos, y claro, mi pequeño.

.

Entramos a aquella tienda, hace varios días no venía y había prometido que volvería por esa cuna que la última vez había visto. Esa cuna era perfecta, perfecta para mi bebé que en dos meses más llegaría al mundo.

—    Es esa — le dije a la señora que nos estaba atendiendo.

La señora asintió sonriéndome y salió en busca de la caja de aquella cuna color azul marino que se encontraba frente a mis ojos.

—    Me gusta — dijo Dougie después de unos segundos que se tomó para inspeccionar la cuna.

—    Sí, es perfecta — le sonreí.

Después de unos minutos la mujer que nos atendía se acercó a nosotros con una de las cajas, la pagamos y salimos de esa tienda. No necesitaba más cosas, las demás ya las había comprado. Ahora tendría que hacerle un espacio en mi habitación a esa cuna.

Acomodamos la caja dentro del maletero del auto y Dougie condujo hasta mi casa. Al entrar nos encontramos con Tom y Harry en la sala, hablando sobre algunas de las nuevas presentaciones que tendrían en estos días. Dougie me ayudó a subir la caja hasta la habitación y bajó nuevamente para poder ser parte de la conversación que Harry y Tom tenían.

Sentí la puerta de mi habitación abrirse y me encontré con Harry, Tom y Dougie asomándose con grandes sonrisas en sus rostros. Al parecer su interesante conversación sobre los conciertos ya había terminado.

Se ofrecieron a armar la cuna. Los ayudé a quitar algunas de mis cosas de la esquina donde estaría la cuna, las cuales ordené luego y las acomodé en otra parte de mi habitación.

Fue demasiado gracioso ver como los chicos se enojaban en los intentos de hacer la cuna, se demoraron casi dos horas, ya que nunca se ponían de acuerdo en las cosas.

—    ¡Lo logramos! — dijo finalmente Harry alzando sus manos victorioso

—    Luego de… una hora y cuarenta y cinco minutos —. Dije divertida mirando mi reloj.

—    Pero lo hicimos, eso es lo importante —. Respondió Tom dejando la cuna en su lugar.

—    Así es. Muchas gracias chicos —. Les sonreí y ellos me sonrieron de vuelta.

Bajamos a la cocina para beber jugo, los chicos estaban cansado por el “esfuerzo” que hicieron al armar la cuna, la cual por cierto, se veía perfecta en mi habitación, era casi como si la hubiesen hecho para mi bebé. 

Little JoannaWhere stories live. Discover now