- Capítulo Treinta y Seis -

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Dos meses habían pasado desde la primera ecografía, dos largos meses en los que sucedieron bastante cosas importantes; los demás miembros de McFLY ya sabían sobre mi embarazo, había comenzado a comprarle las cosas a mi bebé, mi figura ya no era la misma, en estos dos meses no había tenido noticia alguna sobre Tyler, desde aquel día que colgó el teléfono no habíamos hablado, y por último,  mi relación con Dougie cada día iba mejorando.

—    ¿Estás lista? — preguntó Dougie con sus manos en mis hombros guiándome mientras yo caminaba cuidadosamente con mis ojos tapados por una venda que Dougie hace un rato atrás me había colocado.

Dougie y sus intentos de romanticón. Tenía que admitir que por mucho que esto me diera risa, me gustaba.

Reí nerviosa mientras caminaba intentando no tropezarme.

— Eso creo. — respondí dudosa.

Nos detuvimos y sentí como Dougie desanudaba el gran nudo que había hecho en la venda. A los pocos segundos terminó de quitar el nudo y me quitó la molestosa venda que me dificultaba todo. Abrí mis ojos y pestañeé varias veces para poder ver mejor lo que tenía frente a mí. Estábamos en un subterráneo, que yo desconocía. Dougie tocó mi hombro para que me volteara y al hacerlo me encontré con una gran pared con algo escrito.

—    No puede ser — reí al ver la pared. Dougie me miró uniéndose luego a mi risa.

Volví a mirar la pared y sonreí, leyendo cada palabra que se encontraba pintada por segunda vez.

Dougie se encontraba a mi lado, mirando con una de sus hermosas sonrisas mientras yo leía lo de la pared por tercera o cuarta vez.

—    ¿Y que dices? — dijo rompiendo el silencio que se había apoderado de ese subterráneo.

—    Digo que tendrás problemas por rayar propiedad privada — posé mi mirada en la suya dejando salir una carcajada, él rió encogiéndose de hombros.

—    No, yo pedí permiso. — sonrió victorioso mirándome.

—    Estás loco, ¿Lo sabías?

Me miró pensativo, como si estuviese examinando lo que yo había dicho, terminando por esbozar una sonrisa.

—    Ya me lo han dicho. — asintió acercándose a mií posando sus manos en la parte trasera de mi cintura.

Reí ligeramente dejando mis manos en su pecho subiendo lentamente mi mirada a la de él para así poder encontrarme con esos hermosos ojos que tanto me gustaba mirar, esos ojos tan profundos y azules como el mar.

Mordí suavemente mi labio inferior sin quitar la mirada de él, subí mi mano derecha desde su pecho hasta su nuca para así acercarlo más a mí hasta rozar sus labios.

—    Mi respuesta es sí, Dougie Lee Poynter — susurré suavemente rozando sus labios — Sí quiero ser tu novia.

Después responder eso, cortamos la pequeña distancia para que nuestros labios se encontraran, como ambos tanto lo deseábamos, sentí todas esas mariposas dentro de mi estómago, las mismas o de hecho más de las que sentí la primera vez que nos besamos, esa chispa tan especial se sentía cada vez que sentía alguna caricia de Dougie, y era increíble lo potente que se hacía esa chispa con el tiempo. Y hoy, se había hecho más notoria al darle esa respuesta. Hoy éramos oficialmente novios.

Dougie se separó lentamente de mí y me dedicó una de las sonrisas más tiernas que jamás había visto.

—    Te quiero Joanna. — susurró acariciando mis mejillas con sus pulgares.

—    También te quiero Dougie, mucho. — tomé su rostro y lo volví a besar, sentía esa gran necesidad de volver a sentir sus suaves labios sobres los míos.

Y así nos quedamos, abrazados besándonos el uno al otro apoyados en la pared del vacío subterráneo que tenía pintado por Dougie en grandes letras azules: “Joanna, ¿Quieres ser mi novia?”.

Little JoannaWhere stories live. Discover now