- Capítulo Cuarenta y Tres -

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[ Joanna’s POV ]

Ya me habían dado el alta, todo estaba perfectamente bien. Zac ya tenía dos semana de vida y cada día que lo veía más feliz me hacía, aunque si lloraba como cualquier bebé pero escucharlo llorar solo me hacía feliz, pues, sabía que estaba aquí, junto a mí.

Dougie era otra de las personas felices que no dejaba en paz a Zac, todos los días llegaba con un regalo nuevo y la verdad, Zachary ya lo amaba.

—    Es imposible —. Dije después de lanzar mi celular al otro lado de la cama.

Dougie fijó su mirada en mi mientras cargaba a Zachary en sus brazos. Se acercó lentamente a mí y se sentó a mi lado en la cama.

—    Ya lo encontrarás.

Suspiré al escucharlo, al mismo tiempo que me encogía de hombros.

Desde que Zachary nació he intentando comunicarme con Tyler, pero es imposible, no recoge las llamadas, no responde los mails y no escucha a mi hermana cuando le habla.

—    Es que, no entiendo como es que puede ser así. ¡Su hijo nació! —. Miré a Dougie alzando la voz. Dougie hizo un gesto con su cara mostrándome que Zachary estaba dormido, así que bajé el tono de voz al hablar nuevamente — Nació y a él no le importa. No lo entiendo, Dougie, simplemente no lo entiendo

Mi voz se escuchaba tan quebrada que estuve a punto de soltar lágrimas. Pasé mis manos por mi rostro intentando calmarme. Dougie se levantó de la cama para poder acomodar a Zachary en su cuna y luego acercarse nuevamente hasta donde yo estaba y tomarme de los hombros.

—    Amor, escucha, si él no contesta es porque no quiere hacerse cargo de Zac.

La voz de Dougie sonó tan seria y a la vez tan dura, que hizo que me quebrara rápidamente. Pero… era la verdad. Tyler no contestaba porque no quería hacerse cargo del bebé.

Estúpido.

—    No, no quise sonar duro —. Dijo rápidamente Dougie al notar que había hecho que yo llorara. —Lo siento Joanna, de verdad...

—    No Doug —. Subí mi mirada a él — Tú tienes razón, Tyler no quiere hacerse cargo de Zac

Dougie pasó su pulgar por debajo de mis ojos limpiando las lágrimas que salían y besó mi frente para luego poder mirarme a los ojos.

—    Pero yo sí quiero, Joanna. —abrí mi boca para poder hablar pero él rápidamente puso su dedo índice sobre mis labios haciéndome callar. — Yo quiero hacerme cargo de Zachary.

Su voz se escuchó tan suave y seria que hizo que una sonrisa se asomara de mi rostro.

Amaba a Dougie, amaba que siempre lograba hacerme sonreír, incluso en los peores momentos él estaba ahí para hacerme sonreír. Y ahora que me decía que quería hacerse cargo de mi hijo, lo amaba aún más.

¿Cómo es que alguien tan perfecto podía ser real? No lo creo, en serio no lo creo.

—    Pero… ¿Qué pasa si luego te… te arrepientes y nos dejas solos? — Volví a hablar luego de que cobrara el aliento. Tenía miedo, la verdad tenía mucho miedo.

—    Joanna, te amo y eso no cambiará.

—    Eso lo dices ahora Doug, pero… ¿Y si luego tus sentimientos cambian? Puedes irte cuando quieras y... y dejarnos —murmuré, mis labios temblaban.

Noté como su ceño se fruncía poco a poco.

—    No Joanna, no. Escúchame —. Dijo firme — Si te estoy diciendo esto es porque lo he estado pensando hace mucho, no es algo que se me ocurrió hoy, no. Quiero ser el padre de Zachary, no me importa si biológicamente no es mío, yo quiero estar ahí para él cuando necesite un padre. Si mis sentimientos por ti en un tiempo cambian, cosa que en realidad no creo que pasará, igual estaré para él, porque seré su padre. — Volvió a mirarme. Nunca lo había visto hablar tan en serio. — No quiero que Zac pase por lo mismo que yo pasé. Mi padre nos abandonó a mí y a mi hermana cuando yo apenas tenía 15 o 16 años y no quiero que él pase por lo mismo, porque sé cuanta falta hace un padre.

Asentí lentamente con mi cabeza mirándolo directamente a esos hermosos ojos azules. Escucharlo hablar así hizo que volviera a llorar, y no por pena, sino por lo lindas y emotivas palabras que había dicho Dougie.

—    Dougie… — murmuré acariciando su cabello. Él subió su mirada a mi.

—    ¿Qué, Joanna?

—    Te amo — ladeé una sonrisa y él la correspondió acercándose más a donde yo estaba, hasta quedar a escasos centímetros de mi rostro.

—    Y yo a ti, muchísimo.

Acortamos esos centímetros de separación para fundirnos en un beso, el cual trajo consigo lágrimas de mi parte, las cuales fueron limpiadas enseguida por las manos de Dougie.

No podía pedir un mejor padre para mi hijo.

Little JoannaWhere stories live. Discover now