- Capítulo Ocho -

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La película terminó y todos nos quitamos los lentes. Saqué un puñado de palomitas y le tiré algunas a Dougie mientras él se arreglaba el cabello.

-        ¡Oye! – gritó quitándose las palomitas mientras yo reía y le tiraba más en su cabello – Te arrepentirás – dijo en un tono amenazador. Tomó otro puñado y esta vez fue él quien me lanzó las palomitas.

Tom y Giovanna nos observaban riendo.

Mi cabello estaba lleno de palomitas. Dougie se retorcía de la risa en el sillón, yo tomé el bowl que tenía las palomitas dentro y lo di vuelta sobre Dougie dejándoselo sobre la cabeza.

-        Te odio – gritó riendo.

-        Ups, no me di cuenta –me encogí de hombros poniendo mis ojos en blanco.

Nadie se metía con Joanna. Ha.

Dougie se quitó el bowl de la cabeza y me miro con sus ojos entrecerrados, le dediqué una sonrisa y escuché como Tom y Giovanna reían, disfrutando de aquel show. 

-        Me imagino lo rico quedó tu pelo Dougie – comentó Tom entre risas.

-        Sí, muy pegajoso – respondió Dougie fulminándome.

-        No es mi culpa – me encogí de hombros rodeando mis ojos y el copió mi acción negando

-        De quien sea la culpa tendrá que limpiarlo –dijo Tom esta vez hablando seriamente. Dougie y yo miramos a Tom que había hablado y luego nos miramos.

-        Tú – dijimos ambos al mismo tiempo.

Tom y Giovanna rieron.

-        Ambos serán entonces – sonrió Tom levantándose y tomando el bowl, Giovanna lo ayudó con los vasos y caminaron a la cocina, desapareciendo. 

Miré a Dougie entrecerrando mis ojos y Dougie me miró de la misma forma, ambos reímos y comenzamos a limpiar el suelo que ahora estaba lleno de palomitas.

Fui en busca de la escoba y la pala, así se nos haría más fácil limpiar, y claro, no me equivoqué, fue mucho más fácil de esa forma.

-        Listo – dijo Dougie con una sonrisa, observando como todo brillaba. Ok, sí estaba exagerando, pero toda la sala volvía a estar limpia como antes.

Miré a mi alrededor y todo se veía extraño, un calor inundó mi cuerpo y sentí como todo comenzaba a girar. Pasé mis manos por mi rostro y luego observé a Dougie.

-        ¿Joanna? ¿Estás bien? – pude escuchar la voz de Dougie y sentí como me abrazaba, cerré mis ojos apoyando mi cabeza sobre su pecho. Estaba demasiado mareada.

-        Sí – susurré – solo fue un mareo...

Dougie me sentó en el sillón y fue en busca de un vaso de agua, el que rápidamente bebí.

-        Gracias –susurre terminándome el vaso.

-        ¿Ya te sientes mejor? – preguntó mirándome lgo preocupado.

-        Sí, gracias –le sonreí.

Observé a Dougie y mi mirada se encontró con sus ojos celestes. Casi sin pensarlo corrí mi mirada, la de él me ponía nerviosa, su forma en que miraba era algo perturbadora.

-        ¿Qué hora es? –pregunté para no sentirme incómoda.

-        Son las… -Dougie miró su reloj- Casi las ocho.

Tom y Giovanna volvieron a aparecer en la sala y sonrieron ante lo que sus ojos veían.

-        Vaya vaya, que rápido limpiaron– preguntó Tom.

-        Así es patrón – respondió riendo Dougie - ¿Van a salir?

-        Iré a dejar a Giovanna a la casa de su tía– respondió Tom mientras Giovanna se acercaba para así despedirse de nosotros.

Y fue así como volvieron a desaparecer, escuchando el motor del auto de Tom afuera.

Miré a Dougie que jugaba con sus manos y reí, él me miro y me dedicó una sonrisa.

-        Ayer les fue muy bien – le sonreí.

-        Sí, fue increíble, hace bastante no hacíamos presentaciones...

-        Les va muy bien. Tienen muchas admiradoras –lo miré divertida con una amplia sonrisa en el rostro.

-        Esa es la mejor parte, consigo diez números de teléfonos en cada presentación que hacemos.

-        Oh por dios, Dougie –reí negando suavemente con mi cabeza.

Me quedpe hablando con Dougie durante un largo rato hasta que su celular sonó. Era Danny, invitándolo a jugar un partido de fúbol.

-        ¿Un partido ahora? – lo miré enarcando mis cejas, ¿cómo era posible? eran casi las diez de la noche.

-        No, mañana –rió – No iría si fuera hoy, estoy cansado –admitió riendo mientras estiraba sus brazos— De hecho, creo que ya debería irme...– se levantó del sillón.

Me levanté después de él y él rápidamente se acercó a mí sujetándome de los hombros.

-        Dougie, estoy bien –aseguré con una corta carcajada. Sus ojos celestes volvían a encontrarse con los míos.

-        Precaución, uno nunca sabe – se encogió de hombros – Me aseguraré de dejarte en tu habitación.

-        Dougie, ¡No estoy enferma! – exclamé aún riendo.

No se rindió.

Dougie terminó llevándome hasta mi habitación, asegurándose de dejarme acostada. Era bastante gracioso verlo preocupado de esa forma.

-        Muy bien, misión cumplida, Joanna en su habitación –habló más para él que para mí.

-        Tonto –le di un pequeño golpe en su pecho y me despedí de él – Cuídate.

-        Igual tú, no te levantes mucho –me fulminó con la mirada y yo simplemente dejé salir un sonoro y exagerado suspiro.

-     Te repito que no estoy enferma – puse mis ojos en blanco y le mostré mi lengua, él rió y me imitó, alejándose de mi habitación mientras se despedía con su mano, dejando cerrar la puerta tras él.

Tomé mi pijama y me cambié, estaba aún cansada por la locura de la noche anterior. Me dejé caer en mi cómoda cama y prendí el computador, revisé mi correo y tenía un mail de parte de mi madre, por fin respondía mis emails.

Leí su mail y decidí responderle antes de acostarme. Tenía que admitir que no era buena en expresar mis sentimientos y me costaba más con mi familia, pero hice lo posible para expresar cuánto los extrañaba. 

Por muy bien que lo pasara aquí extrañaba a mi familia y sobre todo a Tyler.

Little JoannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora