Sus labios eran dulces y rellenos, tibios y se movían al compás de los míos. Con una lentitud que llegaba a enloquecer. Acaricié su nunca y lo atraje hacía mi boca sin esperar a nada más y acaricié mis labios con su labio inferior una vez más, succionandolo al terminar el beso.

Sonrió y volvió a unir nuestros labios, con más hambre y con más pasión, sus manos estaban en mi cintura y me atrajeron hacia él, chocando cuerpo con cuerpo.

Llevo sus manos a mi espalda y la acarició de arriba hacia abajo, topándose con mi abundante cabello ondulado de paso y bajó el cierre lentamente topándose con mi piel tibia y suave. Bajó con besos por mi mentón y luego por mi clavícula hasta mis hombros siguiendo el camino del vestido, volviendo hacia arriba, besando todo mi cuello haciéndome gemir hasta llegar a mi punto débil.

-Te necesito.- susurré ensimismada en el placer de sus besos. Me miró con esos ojos fríos que ahora llevaban un brillo candente y lleno de fuego en su interior.

Dejó caer el vestido al piso y me alzó hasta su cintura, con mis pechos desnudos acariciando la camisa de algodón que llevaba. Encamino a la cama y me deslizó lentamente encima de ella.

Mirando mi cuerpo lleno de curvas y jóven.

Se deslizó hasta mi, y me beso, baje por su torso y subí de nuevo buscando los botones de su camisa, quitando los uno a uno hasta que estaba con su torso desnudo frente a mi, lance la camisa a un lado y luego me aventure hasta sus pantalones sacando su cinturón y luego quite los botones llevándolo hacia abajo junto con su boxer. Quedando desnudo frente a mi.

Con mis pies los quite de mi vista y sonreí sobre sus labios.

Acarició mis curvas y me jalo hacia el, pegando su cuerpo al mío y yo lo abrace.

Abrí mis ojos y nuestras miradas se encontraron mientras acariciaba mis piernas. Miró mi rostro.

-Hoy te haré el amor, hasta el final de los tiempos de mi vida.- lo mire y sonreí enternecida ante sus palabras, Dios, que bello.

Me levanto de cama y me puso sobre su regazo mientras nos besábamos, nuestras piel transpiraba pasión mientras nuestras bocas jugaban entre ellas y nuestras manos se aventuraban en nuestros cuerpos, acariciandonos, sintiéndonos.

...

Bostece mientras sentía como un peso caía a mi cintura como una piedra muy pesada.

-Ay.- me quejé juntando mis cejas mirando a quien estuviera a mi lado. Este yacía con una cara sonriente sin abrir los ojos y su cabello despeinado.-pesas mucho.- hice una mueca de molestia.

-No te molestes.- me atrajo hacia su cuerpo y beso mi cabello. Sonreí y me relaje en su cuello, suspirando ante la gloria que estaba viviendo en ese momento.

Era genial lo que sentía, no había remordimientos ni miedos que me hicieran dudar. Era como si hiciera lo correcto y como si nunca me fuera a arrepentir de los actos cometidos. De no haber escapado cuando podia, de haber entregado mi cuerpo una y otra vez no por que me obligara ni por que tuviera que hacerlo, sino por que yo lo quería hacer, por que quería sentir sus besos en mi piel y como me hacía sentir cuando me llevaba a las nubes y me traía de vuelta.

Todo esto era decisión mía, no podía culparlo. El solo me dió el empujón que necesitaba para conocerlo, para saber cuál era su historia, para vernos cara a cara. Pero yo decidí hasta donde llegaría él. La mujer, por más que esté atada de manos y pies, es la que decide hasta donde llegan los hombres.

Pero yo se lo permití, y creo que no me arrepentiré de que lo hice.

Estaría así mi vida completa.

Aunque no supiera a donde pararía y se que esto no será tan fácil como lo parece, el amor no es un simple juego de cartas que se arma y luego ganas, esto es sacrificio, dolor y confusiones.

Y sin darme cuenta hablaba de amor, él me amaba, pero la pregunta era, si yo lo quería a él.

Sí. Si lo quería, pero estoy muy confundida.

Con Noah nunca me había sentido así, pero las cosas cambian, toman colores y emociones diferentes, te hacen reír y llorar al mismo tiempo aún cuando solo quieres estar serena.

El amor te hace luchar sin querer, te hace dejar el egoísmo y la arrogancia sin darse cuenta. Te hace bajar la guardia, te hace sentir en las nubes aún cuando estás en un mundo de mierda.

Dejas de vivir por esa persona, dejas de morir por esa persona.

Depende el contexto de tu vida.

Pero se que aún faltan muchas cosas por pasar, cosas que aseguraran o simplemente harán que fracase lo que se ha construido en semanas.

Todo depende de nosotros.




Lo bueno comienza a partir de ahora.



Maratón 1/3.

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