Capítulo 14: Inmensa Suerte.

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Tras el gran ventanal de aquel peculiar despacho, la nieve seguía cayendo en abundancia. Dos tazas de humeante té, escritorio de resistente madera tallado a mano, un par de grageas desparramadas, libros, artefactos mágicos con usos inimaginables, aroma a caramelo y cuadros por doquier tratando de disimular fallidamente su gran interés en la situación. Si, ahí estaba, esperando expectante ante la profunda mirada de Dumbledore.

Habían emprendido el camino hacia la oficina y ni una sola palabra había salido del longevo director y mucho menos del nervioso chico.

Harry miraba por primera vez como Dumbledore no tenía las palabras con las cuales empezar, sin duda eso no ayudó en nada a su ya inestables nervios. El  sabio es director caminaba de un lado a otro mientras a cada tanto daba miradas abstraídas a su mágico pensadero. ¡Oh no! Aquello no iba bien. Pensó el chico antes el hecho.

Sintiendo como el incómodo silencio lo ahogaba decidió que era momento de sacar de la nada el valor suficiente para dar la iniciativa a lo que sin duda sería una larga charla.

- Emmm... Disculpe señor ¿De que quería hablar conmigo? - Harry pregunto decisivo. Pidió a Merlín que todo aquello solo fuera una insignificante conversación sobre clases, el Quidditch o sus ingeniosas contraseñas para su despacho. Lo hizo a sabiendas que lo que aclamaba no eran más que infundadas esperanzas.

Sus verdes ojos captaron cada gesto del poderoso mago, su arrugado ceño fruncido y su notable tensión en la mandíbula sin dudarlo le daba un aire de abuelo gruñón sin embargo a pesar de ello, Harry conocía muy bien a su prestigiado director, aquella expresión fácil que tenía no era más que de preocupación y angustia.

- Verás Harry... - Por fin hablo el sabio, sentándose y recargando todo su peso en el respaldo de su gran silla. Respiro y siguió - Lo que diré es algo complicado de dar a entender y por supuesto de asimilar, es por ello que pido que mantengas la mente aqui y nada más que aquí ¿de acuerdo?

Trago grueso, en definitiva aquella charla no sería de la programación escolar o sus patéticas contraseñas.

- De acuerdo - Dijo el Gryffindor listo para escuchar lo que sea que saliera de la boca de Dumbledore.

- Ya es tiempo Harry - Simplemente dijo el líder del colegio.

- ¿Tiempo de que? - Indiferente a la predicción de una guerra cuestiono Harry.

El director prolongó su contestación, se levantó de su gran silla y camino un momento por todo el despacho con su varita en mano.

Harry sin saber que hacer, lo imito. Vio como Dumbledore detuvo sus pasos a tan sólo unos pocos centímetros de su pensadero, miraba a mágico artefacto con devoción, con templanza, como si dentro de él las respuestas estuvieran...

- Harry, el tiempo de lucha comienza con los recuerdos - Albus Dumbledore dijo sin dejar de ver su pensadero.

Con confusión el chico se acercó más al mago, al igual miró el pensadero y trato de interpretar lo que había dicho hace apenas un instante.

- Señor le pediría ser más claro - El Gryffindor un poco hastiado de tanto rodeo lo incitó a decir de lo que tenía enterarse.

Albus ante el tono utilizado por el chico salió de su pequeño trance y miro a Potter con total decisión en sus azules ojos. Se acercó más al poderoso instrumento mágico, puso sus manos sobre el y empezó.

- Tengo algunas cosas que mostrarte Harry - Respondió Albus. Sin más regreso a su escritorio, se sentó nuevamente en su silla e hizo un movimiento de varita para servir más té en ambas tazas - Por lo que veo, tus ansias son inmensas.

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