Capítulo 4: Creando Un Mundo.

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Ya todo se cubría en el manto negro, la noche estaba en su pleno punto, la luna brillaba y el aire danzaban a lo largo de los amplios campos de Hogwarts.

En una de las más altas torres de todo el castillo, el director de la prestigiada escuela de magia y hechicería, mantenía una importante charla con el profesor Severus Snape.

- Sabemos que el chico está vez no tiene salida Severus, sin embargo no por ello dejaremos de buscar un forma de ayudarlo -. Seguía insistiendo Dumbledore sentando en su escritorio con una taza de humeante té.

Snape lo miro, se acomodo en el cómodo asiento y trato de mantener la cordura ante la desesperante atmósfera.

- Lo tengo más que claro Albus, aun así debemos de confiar en la inteligencia de Draco -. El mezquino profesor trataba de infundir certeza, expresando a través de sus palabras la confianza que tenía en el chico - El mismo me a dejado gratamente sorprendido por su significativa madurez ante la difícil situación en la que está metido.

Albus se levanto de su asiento y camino inquisitivamente frente a su gran escritorio.

- Y lo creo, te soy totalmente franco al decirlo -. Dijo el longevo director, no obstante pese a ello, no sacaba de su mente el que el chico podría salir menos afectado si trataban de ayudarlo - Seria un acto de absoluta influencia que el joven Malfoy confiara en ti, es primordial que insistas Severus. Sino estamos al tanto de lo que Voldermort le exige, lamentablemente no podremos hacer nada.

El profesor de defensa contra las artes oscuras lo miraba, sin duda alguna lo que Albus argumentaba no era más que la veracidad de la situación.

- Eso sin duda es una de mis prioridades, no lo dudes. Tengo que cumplir lo que prometí a Narcisa, tengo que hacer que el joven salga de esto -. Un decidido Severus dijo. Muy a pesar de que Draco y el no se tratarán con demasiada frecuencia o respeto al menos de parte del chico, de una u otra forma el era su padrino, tenia que buscar su bienestar y cumplir lo que había prometido.

Los profesores seguían sumergidos en la conversación relacionada con el joven Malfoy.

Tanta era la bruma ante la situación del rubio que fue algo totalmente inesperado el ver que de las puertas emergía rápidamente una exhausta Mcgonagall. La sagaz profesora de transformaciones vestía su pijama y una bata, acorde a la hora de la noche y sin duda alguna tenia una palidez en su rostro que emanaba toda su preocupación.

Tanto Dumbledore como Snape supieron que nada bueno estaba pasando. La tensión junto a los agitados latidos de Mcgonagall hicieron del oxígeno del despacho algo lejano y casi inexistente.

- Albus, el señor Potter-. Soltó la recién llegada con voz quebrada y una pizca de desesperación. Tomando el aire necesario siguió con semblante acongojado - De nuevo esta pasando, Voldermort esta en su mente....

Sin pensarlo dos veces los tres profesores salieron a toda prisa directamente hacia la torre Gryffindor.

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Se estaba acercando. Merlín lo estaba haciendo y lo detesto nuevamente por dejarle en claro de la manera más presuntuosa lo bien que se veía bajo los débiles rayos que ofrecía la luna. Sin poder evitarlo temblaba, todo su ser, toda su alma eran una frágil hoja seca desmoronandose ante el torrencial huracán que significaba la presencia del Slytherin.

El espacio se acabó y el peligroso juego abría sus puertas solamente para ellos.

- Granger... No sabes en lo te metes -. Rompió el silencio un arrogante Draco, mirando fijamente a la castaña y notando su evidente estado de nerviosismo - Sabía que vendrías por más...

MercyWhere stories live. Discover now