CAPITULO 21

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-Yo sé a donde lleva ese sendero -dijo el padre domenico-, cuando llegué a este pueblo  me perdí y tardé un par de horas para retomar el camino, cuando por fin pude salir terminé en esta misma parte.  el  lugar es  sólo, un poco más adelante hay un despeñadero y un camino que lleva directamente al puerto, claramente nadie lo descubriría allí, y fácilmente pudo salir con helena sin ser notado, porque el cementerio tiene una puerta trasera que conecta a un camino cerca de aquí

-¡¿Cómo alguien puede hacer una entrada a un cementerio por un camino como este?!- preguntó andrus molesto-

-Hijo, era la puerta antigua, por donde entraba anteriormente la gente, nunca nadie la cerró, el lugar quedó despoblado y nadie pasaba por allí, no suponía un peligro para ninguno-

-Pero ahora lo supone padre -respondió andrus-

-No es momento para discutir andrus, mi pobre helena debe estar muy asustada. Vamos ,no perdamos mas tiempo. -dijo antonny

-Pero es un poco lejos antonny, si tuviéramos un caballo.... lo mas seguro es que leandro ha venido en uno, no podremos seguirlo.

-No me importa-exclamó antonny- un caballo no me impedirá ir a buscarla. 

y se pusieron en marcha. Por suerte leandro iba a un paso moderado,  y ellos a una distancia prudente, podían verle a la perfección

Mientras tanto en la casucha, helena estaba en manos de damian, aquel que tanto daño le había hecho, la pobre estaba inconsciente, hatada a una silla, con una mordaza.

-La bella helena... ahora no eres nada -dijo damian escupiendo a sus pies-  ¿Que harás ahora que no tienes a nadie? Ya jamás verás a nadie, serás mía como tuvo que ser desde el principio, harás todo lo que te ordene, y me complacerás porque va a ser tu obligación.

No sé cuanto tiempo estuve inconsciente, solo sé que me desperté en un lugar horrible, el olor me causaba nauseas y la cabeza me daba mil vueltas, tardé un poco en recuperarme por completo, mi sentido de la orientación estaba bloqueado por completo

-Que pasa, donde estoy... antonny? -dije somnolienta y con la boca seca-

Ahí confirmé que no estaba nada cerca de mi casa y que estaba amarrada de pies y manos a una silla, no podía moverme, no podía hacer nada y al parecer mi boca seca era por la mordaza que tenía ahora en el cuello, alguien me la había quitado

-Suéltenme- Grité con fuerza- Déjenme ir,  quien ha hecho esto. por favor suéltenme, no me hagan daño

-Pero si ya despertaste querida, ¿como has dormido?-escuché una voz petrificante, la voz  del a persona que tanto daño me hizo en el pasado-  de una vez te digo que te vayas acostumbrando a esto, porque no te soltaré hasta tenerte subida en el barco que nos llevara directo hacia el otro continente, allá solo seremos nosotros tres, y nadie impedirá que así sea.

-¡Damian!...SUÉLTAME -grité como nunca-, que haces aquí... déjame ir por favor, te lo suplico, ya no más, ya me hiciste mucho daño... déjame -le suplicaba con la voz ya maltratada-

-No mujer... el daño me lo hiciste tu... Si ese día solo me hubieras complacido yo no hubiera tenido que usar la violencia, y hoy seriamos muy felices. nos hubiéramos evitado todo esto -me dijo acercándose bruscamente y agarrando mi rostro con fuerza- pero claro... a ti te gusta todo lo complicado, siempre dándotelas de dama correcta.. - dijo soltándome con fuerza y golpeando con un puño la pared-

-ayuda!! -gritaba helena-  Antonny  aquí estoy, ayúdame, ven por mi mi amor, aquí estoy, ayuda antonny.

-Cállate maldita  vendida, que aquí nadie te va a escuchar, Nadie va a venir a este lugar. pobre helena, tan sola, tan.. NADIE.

Dame EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora