CAPITULO 5

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la ceremonia transcurrió con toda tranquilidad y ya era hora de dar inicio al banquete.

Los invitados se dispersaron por toda la recepción, unos se sentaron, otros solo caminaban, y otros muchos se quedaban parados bebiendo un poco de wiskey mientras veían como pasaba fingiendo estar plena y feliz, mostrándome hermosa y digna como decía mi madre

por otro lado antonny no había dejado de observarme. Durante toda la ceremonia habíamos mantenido contacto visual, y nuestras sonrisas se  habían cruzado una que otra vez disimuladamente.El padre domenico tuvo que retirarse antes de lo previsto por una llamada que recibió de la ciudad, así que dejo a antonny en la casa grande, para no ser descortés y por medio de él hacer un poco de acto de presencia, lo cual debo admitir, no me disgustaba para nada. 

-Bueno, reconozco que me agrada la idea de quedarme solo un rato más -Pensaba antonny- así no me sentiré tan presionado y al menos puedo acercarme a ella con un poco más de libertad sin preocuparme por algún llamado de atención, claro que debo ser precavido, todos aquí saben quien soy- 

la fiesta transcurría con éxito, todo salia de acuerdo a lo ordenado por mi madre, sin duda alguna todo este espectáculo montado por la señora amelia estaba dando el resultado que había buscado, y me alegra que todo haya salido bien, o que vaya así hasta el momento, mi madre ha puesto mucho empeño para que esta fiesta saliera como ella la había querido para mi. Y bueno, a mi no me queda más que saludar por era cortesía,  no quiero soportar a mi madre reprochando lo  grosera y odiosa que puedo llegar a ser.

 Todo marchaba bien, hasta que cerca a la puerta lo vi, parecía que ese día el pasado estaba  ensañado conmigo, era como si todo lo malo que viví quisiera alcanzarme  y  para mi maldita suerte ahora lo tenia mas cerca de lo que  deseaba. Damian, quien me había causado tanto daño, quien me había hecho sufrir de la forma mas cruel y despiadada estaba allí, aquel hombre que había hecho de mi una mujer de hierro, estaba en mi casa bebiendo con todos los  invitados sin percatarse aun de que ya lo había visto.

Antes de que él lograra verme salí corriendo  despavorida hacia uno de los balcones, fue lo primero que se me ocurrió, no sé si quiera cómo logré moverme; solo sé que corrí tratando de evitarlo a él,  tratando de evitar comentarios, intentando estar lejos de todo. y lo peor de todo era que al parecer nadie había notado su presencia. O eso era lo que yo había creído

antes de que la puerta del balcón se cerrara del tirón tan fuerte que le había dado, antonny puso su mano y la detuvo. No sé como logró llegar junto a mi tan rápido si hace unos minutos le había visto al otro lado del salón, y tampoco me importa averiguar como lo hizo, lo que importaba era que estaba allí conmigo

-¿ Helena, estas bien?-Me preguntó con un poco de angustia en su voz- te he visto salir muy incomoda del salón, que te pasa, tu dime si puedo ayudarte. te ves mal. Helena por favor responde.

Yo estaba petrificada, no sabía que hacer, quería gritar, quería correr...

-El esta aquí -respondí en medio del llanto que ahora comenzaba a salir- ha regresado.                    ¡ sálvame antonny, ayúdame, por favor no me dejes! -le supliqué casi  arrodillada colgando del cuello de su cuello-

No sé que pasaba realmente, estaba fuera de mi, no sabía lo que sucedía a mi alrededor hasta que logré ver bien su rostro. Antonny estaba tan angustiado como yo, ahí comprendí que si me observaba de tal modo era porque las cosas estaban mal. no había conocido nunca a alguien que sin saber siquiera lo que estaba ocurriendo se sintiera tan afectado como la persona que lo estaba viviendo,  y daba gracias al cielo que quien  pasara esa tormenta conmigo  fuera antonny. Con una dulzura insuperable me tomó por los brazos y me levantó cuidadosamente hasta tenerme completamente de pie y a solo centímetros de su rostro.

Ahora el mundo se había detenido por completo

Dame EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora