CAPITULO 4

1.2K 119 2
                                    

La noche se acercaba, todos en la casa grande estaban ansiosos, y yo terminaba de prepararme para el evento, estando en el cuarto, rodeada de aquellas jóvenes doncellas que se preocupaban por que todo en mi encajara, pensaba; no sabia si tenia nervios, si era ansiedad, o si era  normal sentirme así. Era algo raro lo que le estaba pasando, no me sentía así desde hace mucho tiempo. solo quería verlo a él y calmar la inquietud que me había dejado, solo quería ver al hombre de mis pensamientos 

- "debo estar loca, que me pasa, no puede ser que alguien que apenas conozco me cambie el mundo, , y menos él. se que sufriría mas de lo que puedo predecir y no solo yo, ambos estaríamos cruzando una linea muy delgada, esto es algo que no me puedo permitir, y un amor prohibido... ¡no no no!  tienes que controlarte helena." me dijo a si misma mientras daba un ultimo visto al espejo.

Llego la hora y  por fin  estaba mas que lista para presentarme ante el pueblo. En la recepción ya estaba todo listo para dar inicio a la ceremonia, se escuchaba una gran algarabía, era obvio que no solo habían ciento cincuenta personas como había dicho mi adre, allí estaba todo pueblo rico y sus alrededores y al parecer todos estaban a la expectativa, solo faltaba yo

No puedo describir lo que sentí en el momento en el que me acerqué a la gran escalera para comenzar a bajar  y lo vi allí, regalándome esa sonrisa encantadora y perjudicial, porque maldita sea, quien en su completo juicio hace lo que él, quien en la posición en la que se encontraba él podía ser tan coquetamente perfecto y disimulado. O a lo mejor yo estaba mal interpretándolo todo.

El salón se quedó en completo silencio cuando comencé a bajar, me temblaba hasta el alma de ver tantos ojos puestos en mí, ¡ay que si me llegaba a caer! la señora amelia nunca me perdonaría que rodara por las escalas arruinando la introducción a su perfecta fiesta, porque era de ella, no mía  aunque la festejada fuera yo. Ahí estaba, con un enorme vestido blanco que ni caminar me dejaba y que me estancaba el aire como si en una pileta estuviera, según mi padre, lo mas parecido a un ángel, ahí estaba yo  encantando a cuanto hombre deseaba pretenderme,porque si algo sabía hacer bien era provocar y  hacer volar la imaginación de mas de uno, y  sí, dando de que hablar a quienes  me  aborrecían, todas las muchachitas que querían tener todo eso que mi madre me daba y que no podían . Así era yo, encantadora de todas las formas posibles,(no para todos),  no me importaba dar que decir. Yo siempre digo que bien o mal la gente tiene que hablar  porque el día que no lo hagan, ese día sabré que ya no soy importante, por eso y con más razón me comporto así, tan imponente, tan única en lo que hago, tan diferente a todas la señoritas de la sociedad.

y ahí estaba antonny, anonadado con lo que veía; no podía dejar de mirarme.

El joven  sintió que su mundo se detuvo y quiso correr a decirle a helena lo hermosa que estaba, que no había parado de pensar en ella, pero como hacerlo. estaba parado junto al sacerdote, detrás del altar, a punto de celebrar una eucaristía en honor a ella. no estaba en una muy buena posición teniendo en cuenta lo que había comenzado a sentir.

- ¡ ay Dios, ahí está!, si vino, si vino. se que pudo escoger no venir, pero lo hizo, esta aquí y no deja de mirarme,que hago, no te vayas a caer helena, te está sudando hasta el último piojo pero por una sola vez en la vida, hazlo bien. No se de que hacer¿sonrío, no, mejor seria, no vaya a pensar que le estoy coqueteando. ¿pero si cree que no me agrada por mostrarme tan seria?  no sé que hacer, definitivamente odio esto.  

En ese instante odie no haber prestado atención a mi madre cuando me explicaba paso a paso el comportamiento que debía tener, eso te pasa por testaruda

Me encontraba tan confundida, hacía ya mucho tiempo que no me sentía tan extraña, no paraba de repetirme que debía ser fría o en su defecto neutra, no demostrar nada, ni bueno, ni malo. pero como hacerlo, algo dentro me estaba ganando la batalla.

-"esta tan hermosa, sin duda alguna lo que veo es un ángel, señor, hazme fuerte, sigo tu camino y no deseo desviarme, dame fuerza de voluntad para vencer lo que creo que estoy comenzando a sentir, es hermosa señor, me pones en un dilema muy complejo. sus ojos, y su boca, esa boca que hace pensar que ves el paraíso, y su dulce voz, ayúdame señor". pensaba antonny mientras estaba embelesado viendo a helena descender por las escaleras de aquel gran salón. de repente sacudió su cabeza como alejando sus pensamientos y le dijo al sacerdote que diera inicio a la eucaristía.

así fue, todo transcurrió tranquilamente.

Dame EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora