Capítulo 23.

1.5K 83 4
                                    

-¿Qué quieres hacer hoy? –preguntó Jack mi oído. Aún seguíamos abrazados, hacía un rato que habíamos terminado de limpiar el desorden y nos habíamos sentado en el sofá a ver algo de televisión por rellenar tiempo.

-Cualquier cosa estará bien. –le contesté.

-¿Cualquiera? –dijo mirándome con una cara de que su frase tenía doble sentido.

-¡JACK! –reí junto a él mientras el daba un pequeño golpe en el pecho.

-¿Podríamos terminar de ver Londres? Acaban de poner las luces de navidad y es muy bonito.

-¿No habrá demasiada gente?

-No, si conoces demasiado bien esta ciudad como para saber sus escondites sabes a dónde ir.

-Me parece una buena idea. ¿Me das media hora para prepararme?

-Claro, así voy pensando dónde aparcar el maldito coche en esta ciudad llena de turistas.

Subí casi corriendo las escaleras y me metí a la ducha directamente. 8 minutos. ¿Esto cuenta para entrar en libro Guinness de los récords? Elegí un conjunto sencillo, básicamente, lo que llevaba todos los días. Siempre había soñado en andar por Londres en Navidad mirando las luces de la mano de mi novio.  Pero, ¿Jack es mi novio? Algo somos pero todavía no tengo muy claro el qué. No quiero agobiarle con mis preguntas tontas, siempre estoy exagerando las cosas, de seguro solo somos amigos, de esos que también tienen derecho a roce, ¿me entienden? Terminé de aplicar mi rímel y bajé las escaleras junto a Jack.

-Solo has tardado uhm, -miró su reloj. – 20 minutos.

-¿Si quieres vuelvo arriba y me tardo otros 30? –dije en broma.

-No, no es necesario. Así estás perfecta. –y acto seguido me abrazo por encima del hombro. -¿vamos? –dijo mirándome con esos ojos verdes que me tenían a sus pies. Asentí levemente y salimos. Miré hacía el despacho de Conor antes de salir definitivamente y vi a Kenneth. Me paré en seco e hice a Jack volver a entrar a la casa.

-¿Qué pasa?

-Kenneth está en el despacho de Conor mirando por la ventana en nuestra dirección.

-¿No hay día en el que no nos le encontremos o qué?

-No, parece ser que no. Voy a llamar a Conor a ver si hay una posibilidad de que lo distraiga.

-No sé si es buena idea.

-Tenemos que intentarlo.

-No perderemos nada.

-No lo sé.

Cogí mi móvil y llamé a Conor. Un tono, dos tonos.

-Hola Lucy, llamas en el momento oportuno.

-¿Está Kenneth escuchándome?

-No.

-Vale, a ver cómo te explico esto sin que te enfades. Jack está aquí conmigo.

-¿Y qué problema hay?

-Que Kenneth no para de mirar hacia aquí ya sabes lo que se podría enfadar y todo lo que nos puede hacer perder.

-Bien pensado, pero se me ocurre una idea, ¿por qué no dejas que lo conozcamos?

-Claro, ahora le pregunto. –contesté con  nerviosismo. –Quieren que subamos al despacho para que te conozcan.

-¡¿Qué?!

-Eso me han dicho, ¿qué les contesto?

-¿Tenemos opción?

-Creo que no.

-Entonces diles que sí. Algún día tendría que pasar.

-Conor, -volví a poner el teléfono en mi oído. –Estamos allí en 5 o 10 minutos.

-Aquí os esperamos. –podía notar su sonrisa de satisfacción sobre mí.

-Prométeme que pase lo que pase en ese despacho, no te vas a alejar de mí. –dije mientras le abrazaba.

-Nada tan malo puede suceder como para eso.

-Créeme que sí.

-Mírame. –dijo poniendo mis ojos a la altura de los suyos. –Ellos no van a cambiar mi opinión sobre ti ni sobre lo que pienso de ellos. Eres quién eres y yo te conozco quiero pensar que mejor que ellos, sé que te conozco mejor que ellos. –acto seguido me besó. –y este no es una despedida. Es un hasta dentro de 20 minutos.

-Vamos yendo. –Me deshice de nuestra unión mientras que andaba guiándole hacia el despacho de Conor. En cuanto cruzamos el umbral de la mansión, me tomó la mano y las entrelazó. Le dirigí una mirada de nerviosismo y llamé a la puerta del despacho. Conor nos abrió y pasamos silenciosamente.

-Hola Lucy. –saludó Kenneth.

-Hola señor Smith.

-Soy Jack Harries. –en ese momento Jack ofreció su mano para estrecharla con la de ambos empresarios.

-Encantados. Ambos. Soy Conor Brooks, el padre de Lucy. Y supongo que sabrás que esté es Kenneth Smith. Mi socio.

-Sí, recuerdo haberlos visto en alguna revista en la que nombraban sus grandes aptitudes para los negocios. –Daba gracias y rezaba a todos los santos posibles que Jack sepa improvisar y guardar las formas, pero me temo que eso no será durante demasiado tiempo.

-Espero que Lucy te haya contado nuestro pequeño secreto –ahí vamos- no queremos equivocaciones.

-Sí, señor Smith, estoy al corriente de todo.

-¿De nuestras pequeñas fiestas? –yo solo agaché mi cabeza. Sentí vergüenza de mí misma. Otra vez ese sentimiento de suciedad se  apoderaba de mí.

-Lo sé. Lucy ha sido totalmente sincera conmigo. –Noté a Jack cerrar sus manos en puños.

-Entonces, -Kenneth se acercó a mí. -¿no te importará que haga esto? –cogió de mi pelo a la altura de la nuca para que levantase la cabeza y me besó delante de él. Sabía que no podía oponerme, no poner resistencia, ni llorar en ese momento. Solo podía seguirle. Escuché a Jack gruñir. –Puedo hacer literalmente lo que quiera con ella. –dijo en cuanto se separó de mí. –Puedo tirármela delante de ti sin que puedas hacer absolutamente nada.

Comencé a sentirme asustada. Sabía que Kenneth lo haría, sabía perfectamente que era capaz de cualquier cosa. Lo que también me esperaba es que Conor no hiciese nada. Sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo, y a subir mi camiseta mientras hacía un trazado desde lo alto de mi espalda hasta mis nalgas dándolas un fuerte apretón. Miré a Jack y a Conor. Conor estaba simplemente estático. No podía mover un solo dedo de todo sus ser. Y Jack, bueno, él estaba al borde de un ataqué de furia.

-No le pegues. –susurré mientras una silenciosa lágrima caía por mi mejilla. Ya no pude evitarlo. Kenneth me cogió y me empotró contra el escritorio provocando en mí un gemido de dolor. Me había hecho verdaderamente daño.

-¡BASTA! –en la puerta estaba Brad el dueño de aquel grito.

Evenings in London | Jack HarriesWhere stories live. Discover now