Capítulo 2

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Un día menos, solo un día menos. Mañana es el gran día.

-Lucy, el desayuno está listo. - gritó mi madre desde abajo.

-Voy. – mi penúltimo desayuno en casa. Creo que no debería obsesionarme con ello, solo es una etapa que se va a acabar, ya está. Desayuné y metí las últimas cosas que me quedaban en la maleta, cosas sin importancia, pero que bueno, quería llevar.

El día se pasó más o menos lento, los minutos parecían interminables y yo no hacía más que dar vueltas por mi habitación, así que para  distraerme me metí en Twitter. No había nada interesante hasta que me llego un mensaje directo. Era nada más y nada menos que de Zoella. No tengo ni idea de cuando me había seguido, pero aquí estaba. “Lucy, he oído que te mudas a Londres y que quieres empezar en el mundo de YouTube, ¿Qué te parece si cuándo llegues hablamos y te ayudo un poco?” Estaba realmente flipando, ¿cómo sabía ella de mi existencia y de qué iba a empezar un canal? Apenas tenía 800 seguidores. Pero ahí estaba. “Claro, mañana cogeré mi vuelo hacía allí, así que supongo que podremos hablarlo cuando ya me haya acomodado a mi nueva casa. Gracias.” Todavía no lo asimilaba.

-Coincidencias de la vida. – me dije a mí misma. La hora de la cena llegó, y el timbre sonó. Fui yo a abrir porque era la única que estaba en casa, prefería no hacerlo. Un hombre con traje estaba ahí. ¿Intimidante? Mucho.

-¿Señorita Brooks?

-Sí, soy yo. ¿Qué quería?

-El señor Brooks me envía para comprobar que todo está bien y que cojera su avión a la hora.

-Todo prefecto, pero el avión sale mañana.

-Cierto. Me ha enviado para ayudarla con su equipaje. Además mañana será un día ajetreado en el aeropuerto al que usted va.

-¿Se quedará como un guardaespaldas? Porque si es así no necesito a ninguno, gracias.

-Su padre insistió, y además yo solo cumplo órdenes.

-Comprendo. Qué remedio. Su trabajo. Pase al interior de la casa. Solo una pregunta, ¿tiene usted lugar dónde hospedarse?

-El señor Brooks habló con su madre y ambos llegaron al acuerdo de que podría quedarme con usted en esta casa.

-Ah, genial – dije con un tono bastante sarcástico, no tenía suficiente con que lo tuviera pegado como una lapa desde que saliera de mi casa hasta que llegará a Londres, con que ahora lo tendría en mi casa también. El día no podía irme mejor. Nótese el sarcasmo. – Le enseñaré el cuarto de invitados.

Todo parecía en orden, aquel hombre de cual no conozco ni su nombre se quedó en el cuarto de invitados todo el día no me lo volví a encontrar. La tarde acabó y entrada la noche cené y me fui a dormir. El día que me esperaba iba a ser intenso.

-Lucy cariño, despiértate, vas a perder el vuelo sino. – mi madre me despertó con todo el cariño con el que una madre te podía despertar. Esto era una de las cosas que más odiaba de los aeropuertos, el tiempo de espera quera facturar, para embarcar, para absolutamente todo.

Desayuné, me preparé y ya había un coche esperándome en la puerta. Con mi “guardaespaldas” personal.

-Perdone, pero me gustaría saber su nombre, ¿me podía decir cuál es? – lo dije con la mayor compostura que tenía aunque a las 6 de la mañana no es que me apeteciera mucho.

Evenings in London | Jack HarriesWhere stories live. Discover now