Tenía una lista de momentos que mas disfruto, aunque suene macabro en el top cinco se encontraba la decapitación de Ana Bolena, ser testigo de cuando William Shakespeare presento por primera vez Romeo y Julieta, haber conocido en persona a la Reina Isabel I. y la lista seguía, el suceso que mas recordaba fue cuando se presento frente a Merlín, quien lo esperaba, con el paso una semana como su ayudante aprendiendo un poco de aquella hechicería antigua. Pero los momentos que siempre atesoraría hasta el fin de sus días seria cuando desde lo lejos presencio el primer encuentro entre su mujer y él cuando ambos tenían apenas seis años. Fue una sorpresa presenciar aquel encuentro desde otra perspectiva además de que ya era un adulto. En aquel viaje encontró la respuesta al porque se había enamorado tan perdidamente de su mujer.

Un ladrido hizo que prestara atención por donde caminaba, fue en ese momento donde se percato de que estaba cansado y hambriento. Delante suyo encontró la salvación, no muy lejos se alzaba una casona inglesa. Por lo menos me encuentro en territorio conocido, pensó.

Vio un labrador corriendo detrás de un vehículo que se alejaba por el camino contrario a su ubicación. Era ahora cuando se sentía completamente mal, odiaba ser el polizón que se colara en una casa ajena para buscar refugio.

Pero su cuerpo le pedía muchas cosas, comida, agua, el baño y descanso y no precisamente en ese orden pero por más que odiase la idea se parecer un vil ladrón necesitaba meterse en aquella casa.

Cuando estuvo más cerca contemplo un poco más, la edificación era algo antigua pero mezclaba los rasgos arquitectónicos tanto españoles como ingleses. La casona era de tres pisos o eso creía el por la cantidad de ventanas que podía contar le daba esa sensación, una de las paredes tenía una enredadera que escalaba hasta el techo tapando la cuarta parte del edificio mientras que el resto tenía un color beige un poco descascarado. La puerta de enfrente estaba entre abierta, la madera de esta le parecía conocida por lo que eso lo confundió un poco.

Al entrar a la casa, con cautela, el ambiente familiar le penetro los huesos, el interior lo hacía viajar a aquel hogar donde se crio, el pequeño pasillo como recibidos, el gran salón se presentaba mas adelante con sillones rodeando una mesa ratona y muebles pegados a las paredes con cuadros de pinturas y fotos de Inglaterra.

Pasando el salón se encontraba la escalera, al lado de esta un pequeño pasillo que por alguna razón su cuerpo le pedía ir hacia allí. Cruzo todo el lugar con pasos rápidos pero con la precaución de que nadie lo escuchara, vaya a saber si había algún habitante allí. Llego hasta el fondo hasta encontrar una puerta doble, algo extraña ya que esa puerta le sonaba familiar, igual que la puerta de la entrada.

Coloco su mano en el picaporte y lo giro dejando un pequeño espacio hacia el interior. Asomo la cabeza por el espacio y entro descubriendo la biblioteca.

La biblioteca más grande que pudo haber visto en su vida. Posiblemente ocupara dos pisos ya que podía apreciar la ventana de lo que vendría ser el segundo piso. Había libros desde el suelo hasta el techo, estanterías que se extendían a lo largo y a lo ancho de la habitación. Una escalera a un costado comunicando a un entre piso donde había estanterías acomodadas una detrás de otra. Parecía que estaba en biblioteca pública por como todo estaba organizado, salvo la pequeña chimenea y los sillones ubicados frente a ella.

-¡no puede ser!- escucho el seguido de un estruendo. Miro hacia arriba encontrando a un hombre, con un rostro conocido -Logan- dijo el desconocido conocido mientras bajaba las escaleras, corrió hasta y lo abrazo.

-Jard- soltó Logan. -¿estas?-

-eso no importa ahora- se alejo Jard –necesitas ropa, de seguro debes de tener hambre- sonrió y observo de arriba abajo a Logan –el baño está a dos puertas en el pasillo te alcanzare ropa- con eso salió de la habitación dejando un desconcertado Logan.

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