Amable

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—Quita esa mirada por favor.

Le doy un beso en la frente y acaricio su seño fruncido con el pulgar tratando de quitar la arruga de en medio de sus cejas.

—no ganamos nada suponiendo.

—No quiero que llegue la cosecha.

—No podemos hacer nada para detenerla. —levanto su rostro y coloco ambas manos enmarcado su cara.— Lo unico que podemos hacer es tratar de traer a uno con vida.

Ella se tensa y esa mirada aterrada cubre sus iris grises.

Coloco mi mano en su protuberante vientre, y lo siento moverse, claro, fuerte, incesante, dejando saber como lo hace dia a dia que esta ahi, que vive, que crece.

He aprendido a reconocer en ella esa mirada de terror y su significado y aunque aborrezco que ella se niegue aun a llamarlo bebé y mucho menos a expresar algun apego, la comprendo, se que el miedo es mayor.

Beso de nuevo su frente y sin dejar de tocar su vientre, recargo su cabeza en mi hombro y la sostengo hasta que siento como disminuye el movimiento de nuestro hijo en su interior.

Cuando la duda me corria en el interior aun asi lo amaba y sabia que lo amaria con locura por ser simplemente de ella. Cuando ella se sincero conmigo y hablo de lo que habia hecho y como me habia dejado creer una mentira, me sentí molesto por un instante que igual desapareció tan pronto como entendí que ese bebe era tan mío como de ella.

Jamas me hubiese importado si no era mío, al menos para mi, lo que temia era las consecuencias con Snow. El daño que ella recibiria.

Asi que aun cuando sigo con miedo, ahora solo es por el futuro de la criatura.

—¿Te sientes mal, querida?

Ella levanta su rostro de inmediato al oir la pregunta de mi padre.

—No, no, es solo que...

—El bebé no paraba de moverse y le dolia un poco.

Respondo.

Mi padre sonrie y se que no cree en esa mentira, sabe al igual que todos, que Katniss es capaz de soportar muchas cosas antes de quejarse. Aun asi finge creer, no por mí, por ella.

—Cuando Lora estaba esperándote a ti Peeta, decía que eras de los tres el mas inquieto, no dejabas que ella se durmiera tranquila, dabas batalla, hasta que yo ponia mi mano y te decia: calma pequeño, te urge llegar.
Siempre lo supe, querías venir cuanto antes, venias a cambiar las cosas.

—todos los padres piensan eso, que sus hijos vienen a revolucionar el mundo — dice Katniss cortante.

—Sí, tienes razón. Seguro que todos hemos dicho eso, incluso tu padre. Y de todos esos padres el y yo teníamos razón. Así como la tiene ahora Peeta.

Me mira y yo abro los ojos sin querer entender bien.

—sobre que...

—Lo que piensas. Cuando la abrazas a ella para tranquilizarla. Lo que sabes cuando ves su miedo y tratas de ocultarlo a todos. Hasta a ella misma.

Miro a Katniss y ella me observa.

—no se a que te refieres.

—claro que sí, pero prefieres que ella siga creyendo que es ajena, que no significa nada.

—usted no tiene derecho a inmiscuirse en lo que no le importa. Su hijo ni yo hemos nacido para hacer un cambio, no somos nada importante, solo unos estupidos peones de un astuto y horrible rey.

Con esas palabras sale de la bodega.

Yo miro a mi padre y ahora lo entiendo.

—lo sabes.

LOS MELLARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora