Sin imposicion

10K 699 262
                                    


La ducha no dura lo bastante como para hacerme sentir remotamente limpia o relajada.

No se si Peeta estará ya en la habitación.

Recargo mi frente en la pared y dejo que el agua siga cayendo por mi espalda.

Cuando no puedo seguir alargando el
momento del baño, salgo sintiéndome cansada, muy cansada.

Abro la puerta y al mismo tiempo la
Puerta de la habitación se abre para dar entrada a Peeta.

Me quedo parada sosteniendo con fuerza la toalla que envuelve mi cuerpo; pero él entra a la habitación sin verme siquiera. Se dirige a la cama, se quita los zapatos, el saco, desabrocha los primeros botones y me mira sobre el hombro.

-Pensé que ya estarías dormida. Espere una hora antes de entrar.

Se levanta de la cama, se saca la camisa y se dirige al baño sin esperar ninguna respuesta de mi parte.

Yo sigo observándolo aun cuando ya se ha perdido tras la puerta.

Llevamos 3 años casados y jamás lo he visto sin camisa. Somos respetuosos el uno con el otro respecto a nuestro espacio.

Snow nos obligó a casarnos; pero eso no nos hace un matrimonio verdadero.
En la intimidad somos los mismos de siempre, o tal vez deba decir: somos desconocidos.

No hay besos, no hay caricias, no hay nada más que un sustento para no caer en la locura de las pesadillas, el miedo y el dolor.

Él me ha otorgado lo que le pedí la
Primer noche: mi espacio y distancia.

Me cambio, abro la ventana del vagón, y aparto las colchas de la cama. Pongo las luces de manera tenue y cepillo mi
pelo mientras observo la puerta del baño.

Escucho la ducha apagarse y un cosquilleo en el estómago me recorre como todas las noches. Un cosquilleo molesto que me enfurece por que no sé cómo evitarlo, ignorarlo y dejar de sentirlo.

Peeta sale con un pijama que conozco.
Se lo regale el primer aniversario de nuestra boda.

Camina sin mirar a otra dirección más que adelante. Se sienta en la cama de espaldas a mi, sus hombros están caídos, no puedo apartar la mirada de su espalda.

Levanto una mano, quiero tocarlo, el gira un poco el rostro sobre el hombro y sus ojos encuentran mi mano a medio camino.

Ojos tristes.

¿Cómo se puede vivir así? Año tras año, compartiendo cama con alguien que ha pasado lentamente a ser un compañero de sueño. Solo eso.

-Pensé que lo lograríamos- dice Peeta mirándome y sé que no habla de los juegos. -creí poder enamorarte, creí...

-¿cómo lograr algo así? Si lo único en lo que pienso es en el miedo que tengo. Día y noche.

-Solo te has alejado cada vez más- dice ignorando mi comentario.

-lo lamentó- respondo sin poder sostenerle un minuto más la
mirada.

-3 años Katniss

-aún podemos intentarlo- hablo no muy segura. En 3 años jamás ha pasado nada más que mi cabeza en su pecho protegida de pesadillas. Ni un beso, ni una sola palabra de amor.

-No quiero- responde rotundo haciendo que levante la cabeza para verlo.

No puede estar hablando en serio, esas palabras no son del Peeta que conozco.

-¿Tienes idea de lo que es despertar día a día deseando encontrar una sola mirada que te diga, que la persona que amas siquiera sabe que existes?, ¿dormir deseando ser parte de sus sueños y no solo para infundirle más miedo?, sabes lo que es amar tanto, que crees que el corazón se te saldrá del pecho de dolor puro- sus ojos están serenos a pesar del dolor que sus palabras transmiten y lo mucho que me lastiman.

-Puedo intentar toda la vida sin cansarme; el corazón puede remendarse una y otra vez, no me importaría si no quedara una sola parte intacta si tú eres la causante; pero la cordura no apuesta lo mismo a lo que juega mi corazón.

Siento un frío recorrer mi espalda y no quiero oír lo que estoy a punto de escuchar.

-El papel que firmamos hace 3 años dice que somos Los Mellark, que te convertiste en mi esposa. Una mentira más del Capitolio, una estúpida mentira que mi corazón toma como escudo y se aferra para seguir funcionando. Llegué a imaginar podría ser real en algún momento.- sube una mano y se acaricia el pelo desordenándolo -pero no es así. No eres, ni serás mi esposa, no eres mía, puedo incluso decir que has dejado incluso de ser para ti.

-¡cómo pretendes que sea algo más que lo que el Capitolio ordena!- respondo furiosa a esa acusación que me hiere.

-Katniss, no pretendo que seas nada. Ya no.

Se levanta quedando frente a mi, cada uno en un costado de la cama.

-¿qué quieres decir?- pregunto aún molesta y harta de estas palabras que me niego a entender

-que te doy lo que pediste el día de nuestra boda: Libertad, tu espacio, tu vida.

-¿qué...?

-No representemos más este número que solo nos lastima, a ti imponiéndote mi presencia, a mi, volviéndome loco.

Me quedo parada sin saber qué decir o contestar a lo que él esta diciendo. No podemos separarnos, Snow nos mataría y a nuestras familias también.

Peeta parece leer mis pensamientos.

-Seguirás siendo mi esposa, toda la vida. En el papel.

-Te das por vencido- hablo con rencor. Creí en sus palabras cuando juró que intentaría enamorarme, que lo haría toda la vida.

-No. Acepto la realidad.

-¿y qué quieres que suceda ahora?, que te pida una disculpa por no amarte, por que no me atraes como hombre o por que no me he acostado contigo ni una sola vez.- Suelto sin pensar, la hiel recorre mis venas y empapa mi boca ocasionando que escupa cosas hirientes que nada tienen de verdad.

Peeta se queda parado con la mirada cambiándole, dejándome ver lo mucho que le he herido.

Podría gritarme y responder con insultos a mis injustas palabras; pero lo que hace en cambio me destroza.

-Gracias mi amor- da los pasos necesarios para quedar frente a mi y deposita un beso en mi frente mientras sostiene mi nuca.

Cierro los ojos y huelo su esencia, con el corazón saltándome del pecho presa del pánico, él se esta despidiendo.

Me suelta y da la vuelta, mientras pienso se dirigirá a la
puerta lo veo sentarse en su lado de la cama, acomodarse dándome la espalda.

Yo me quedo ahí, asimilando lo que ha pasado.
Él ha renunciado a mí.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
HOLA
Está historia..

UUUUFFFF está dichosa historia, entre la adoración y el odio.

Ya saben que aquí es de halarse el cabello.

Besos y gracias x su apoyo
Lyla

LOS MELLARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora