Sin razonar.

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Mini maratón capítulo 2/2.

Katniss detiene el aire. Escucho como su respiración se detiene cuando entiende lo que esta carta pide.

—¿qué sucede?— pregunta Haymitch que aun en su embriaguez se ha dado cuenta de nuestra cara de estupefacción y miedo. —¿Preciosa?

Veo de reojo como Katniss da un paso hacia atrás alejándose de mi lado.

—No.— digo en voz alta.

Katniss me ve y sus ojos son grandes y asustados.

—Hay cosas que no puede...— la anotación bajo la carta baila en mis ojos. No puedo desvelar nada de la misma a costa de la vida de nuestros seres queridos. —Quiere una respuesta...— volteo hacía Effie —: ¡No!

—Peeta...— dice Haymitch alarmado ya por nuestra cara de miedo y gritos.

Agarro la carta y la arrugo en el puño.
Katniss baja la vista y susurra:

—Esa no es la respuesta que él espera.

Yo volteo a verla. No puedo creer lo que dice.

—Katniss, querida, yo creo que el presidente aceptará y entenderá cualquiera que sea su respuesta. Es por eso que me ha mandado a mi para informarle. Él les ha dado la libertad de...

Pero Haymitch suelta una carcajada llena de sarcasmo.

—Bajate de la nube querida. El presidente no quiere que ellos elijan, les ha dado una orden. Tú solo debes decirle que la cumplirán.

Effie abre la boca. Haymitch tiene razón, esa carta es una orden.

Y me niego a cumplirla.

—Pues puede asesinarme.

Effie grita de inmediato al oír mis palabras:
—¡Peetaaaa!..

—No voy a hacerlo.

Katniss me ve y sus ojos chispean.

—Debes hacerlo— su voz firme en esas palabras. —Acaso crees que él solo se conformaría con tu vida. No te creas tan especial.— sus ojos brillan debido al llanto que contiene.

—¿Quieres más sentenciados a los juegos?— le respondo — ¿quieres pararte en la plaza impotente y ver que salga su nombre?

Ella me mira con total desprecio y pregunta:

—¿Tenemos opción?

Ambos seguimos retándonos con la mirada, sin ceder, sin poder hablar abiertamente de lo que se nos ha pedido. Pero Haymitch parece haberse dado cuenta.

—Creo que estamos de más aquí Effie. Ellos ya te han dado la respuesta. Dile a Snow que será un gusto. Y de mi parte que estoy a su servicio.— toma a Effie del brazo y esta no deja de vernos sin entender.

Haymitch la saca de la casa y antes de salir murmura para que nosotros escuchemos.
—Lo siento; pero la preciosa, ella tiene razón Peeta.

Y se va cerrando la puerta tras él.

—No lo haré Katniss, no hay forma de que me obliguen a tener un hijo.

—Si pudiera yo también me quitaría la vida; pero eso solo traería a que matarán a mi familia y a la tuya.

—Si aceptas de igual forma estas sentenciando a muerte a alguien. Esta vez será a tu hijo.

—tal vez no...— dice tratando de convencerse que aceptar es una opción.

—¿Lo crees?, crees que Snow no encontrara atrayente seleccionar a un hijo nuestro en la cosecha.

Katniss no responde. Sus ojos buscan una respuesta, puedo verla esforzarse.

—Peeta, ¿qué más nos queda?, él vendrá y asesinará a mi hermana, a mi madre. Yo no puedo permitir que él las lastime.

—Entonces ya has aceptado darle lo que pide. Un hijo.

—Ssssí— responde muy bajo, casi inaudible.

—De acuerdo.— saco la camisa de mi pantalón — ¿Dónde quieres que te lo haga?, ¿ Aquí?  — digo con media sonrisa y señaló el sofá de la sala. — Tal vez ahí... — señaló el piso junto a la chimenea y desabotono el primer botón — oh, sabes algo, tengo ganas de hacértelo en la mesa del comedor. ¿Quieres? Tal vez prefieras hacerlo en la cama.  ¿Eso quieres?.
Dime Kat, dónde quieres que te desvista. Déjame cumplir tu deseo y hagamos el amor.

La voz me falla en la última palabra y se me cierra la garganta. Katniss me mira y las lágrimas ya han bajado por sus mejillas.
Sus ojos resplandecen con desprecio a mis palabras.

Me acerco desarmado a su dolor.

—No voy a tener un hijo contigo. No lo haré. No cuentes conmigo para eso.

Termino de hablar y le doy la espalda para salir de la casa antes de que grite de dolor.

—¡Yo lo haré! No necesito tu ayuda. — dice a mi espalda.

Volteo a verla y ella limpia las lágrimas de su cara. Levanta el rostro retadora:
—Puedo acostarme con quien sea. Y cumplir la petición.

Da la vuelta hacía la cocina y poco después escucho la puerta cerrarse en la parte trasera.

Tomo el pomo de la puerta y salgo.

Camino hacía la entrada de la aldea sin voltear a ningún lado. Mis pasos empiezan a ir más deprisa hasta que me doy cuenta que corro.

Sin rumbo específico, solo corro.

Termino en un extremo del distrito, ahí me dejo caer entre una pila de madera y las lágrimas suben al fin.

Meto la cabeza entre las piernas mientras sostengo con las rodillas mis antebrazos y lloro como creo jamás antes había llorado.

KATNISS
Me recargo en la puerta trasera de la casa, mi corazón va a desprenderse del pecho debido a lo rápido que va. Un gran nudo se forma en mi garganta. Las lágrimas amenazan con volver.

No quiero llorar, no de nuevo.

Tomo una gran bocanada de aire para tranquilizarme y decido caminar.

Dejo que mis pies me guíen. Quiero volver dentro y decirle a Peeta que él tiene razón, ya buscaremos una forma de no hacer lo que el presidente pide.

Pero las cosas sucedieron tan pronto y todo lo que había ocurrido entre él y yo me hicieron flaquear.

No quiero hijos.

El simple pensamiento gana la batalla sobre mi autocontrol y mis ojos se nublan de inmediato.

Camino sin ver donde piso o hacía dónde voy.

De pronto estoy tocando una puerta.

—acompáñame— digo sin explicaciones a su rostro serio.

Me sigue.

Entro a una casa abandonada de la veta.
Él entra detrás mío.

—¿Estas bien?— pregunta una vez que estamos solos.

—Gale, hazme el amor.

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¡Katniss!......😒😒

No hay manera.....

Hasta la semana entrante.

Mientras odiemosla
Besos
Lyla

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