Sin memoria

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Katniss y yo vamos camino hacia la panadería, algo tarde, nuestra puntualidad a estado pesima desde que dejamos las etiquetas de amor o sexo a un lado y solo nos dejamos llevar cada uno por lo que siente.

Y lo que puedo decir es que ambos somos consumidos muy pronto por ese fuego que nos recorre en cuanto nuestros ojos conectan o solo cuando nos sentimos cerca.

La imagen de esta mañana de ella sobre mi, llega como un cartel luminoso vivido lleno de sonidos y el tan indecoroso exudar de la piel que expulsa la pasión que no cabe mas en la sangre.

Mis dedos se mueven automáticos ante las ganas de tocar la piel de sus senos que brilla perlada en mi memoria y por un momento todo se une, por que mis dedos tocan la piel y mi cerebro no conecta, bajo la vista buscando ubicar mis manos para separar el recuerdo y la realidad, y las encuentro sosteniendo las manos de ella. Mis dedos acarician sin cesar sus dedos, mis ojos viajan al rostro de la dueña de esta locura, y sus ojos grises que otras tantas veces fueron frios y retadores, arden con el mismo recuerdo que en mi mente sigue reproduciendose.

La jalo de la cintura y la estampo en mis labios, mis manos entran rapido bajo en grueso abrigo que lleva y con la destreza aprendida estos intensos dias desabrocho toco aquel intruso que impide tocar ese hermoso y suave torso.

Las manos de ella hacen un trabajo similar al mio y siento sus dedos bailotear en los filos de mis caderas buscando un lugar para bajar.

Separó el rostro lo suficiente para ver donde estamos, y las posibilidades de escondite que estén disponibles, pensar en regresar a casa no es opcion. Esto es estupido lo sé, pero asi es.

Ella ubica un buen lugar detras de un cobertizo viejo de una herrumbrosa casa, hay 4 arbustos marchitos que tapan la visibilidad lo suficiente para hacerlo perfecto.

Sus ojos buscan la aprobación al lugar en mi rostro, y la respuesta es besarla mientras la arrastro conmigo hacia ese lugar que ahora guarda un secreto de esta enajenación.

Los dias de vuelven rapidos, fundidos uno en el otro al menor momento libre que dispongamos, asi es imposible que las horas nos alcancen.

Hemos sido sorprendidos tres ocasiones por Haymitch y en dos se a reído y la ultima le dio mas pena a él que a nosotros.

Bueno hemos aprendido a cerrar la casa con llave y él a tocar y tocar hasta que alguien responda.

Trato de controlar mi respiracion, el corazón me bombardea el pecho, pero no puedo expandir los pulmones como deseo, el peso de Katniss me lo impide.

El respaldo de la silla esta encajada a mitad de mi espalda y ahora que me doy cuenta es incomodo.
Estiro mi cabeza hacia atrás y la luz del techo me da directo a los ojos obligandome a cerrarlos.

Un cosquilleo levisimo como la caricia de una pluma recorre mi cuello y mi cara es atravesada por una sonrisa.

-Detente, necesito 5 minutos.

Pero sus labios recorren mi cuello sin detenerse.

-Katniss, espera.

-No.

Vuelvo a sonreir.

-El respaldo no deja de encajarse en mi espalda.

Ella se detiene, enderezo la cabeza y veo su sonrisa maliciosa.

-te dije que la silla era mala idea.

-No lo dijiste.

-Entonces lo pensé.

-Bueno pues tienes mas puntos que yo por eso, yo ni siquiera lo imagine, me pareció tan buen lugar como esa mesa que ahora me interesa.

Ella voltea a ver la mesa y rie.

LOS MELLARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora