Sesentaisiete

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[STILES]

Nuestro tiempo en Beacon Hills pasó demasiado rápido. Cuando llegó el momento de regresar a Nueva York, se sintió como si una cadena me mantuviera pegado al pueblo, y aquella era una sensación extraña pero familiar a la vez.

Ignorando aquella sensación, habíamos regresado a Nueva York. Dylan no estaba muy feliz con esto pero le había prometido que volveríamos a Beacon Hills pronto, puesto que ya habíamos planeado regresar. Las cosas con la manada habían salido bien y no habíamos tenido ningún problema para integrar a Dylan y Derek. Además de que yo había conseguido pasar todo el tiempo sin pelear con Scott, lo cual era sorprendente, antes de que me fuera discutíamos cada cinco minutos.

Estábamos en el departamento, Derek estaba en el estacionamiento arreglando algo en el Camaro mientras que yo cuidaba a Dylan arriba.

— ¿Por qué no nos pudimos quedar? –Preguntó Dylan desde la mesa, donde estaba sentado.

— Porque tenemos que poner todo en orden aquí –Le respondí mientras continuaba guardando las cosas.

— Pero pudimos haberle pedido al tío Darren que lo hiciera –Me respondió mi hijo.

Volteé a verle, viendo que tenía una expresión de cansancio y lo que parecía ser tristeza.

— ¿Todo bien? –Le pregunté preocupado.

— No quería volver –Se quejó mi hijo.

Le miré por un par de segundos, viendo como se pasaba un auto de juguete de mano en mano sin hacer contacto visual conmigo. Me acerqué despacio y le abracé, intentando tranquilizar sus pensamientos.

— Vamos a volver a Beacon Hills ¿Okey? –Le dije, poniéndome a la altura de sus ojos.— Vas a poder jugar con todos, pero sin morder. Que luego se ponen a llorar como niñas.

— ¿Y voy a poder ir con Derek al bosque? –Pude notar como Dylan ya estaba más animado.

— Por supuesto –Asentí.— Siempre y cuando Derek quiera llevarte.

— Él me dijo que te preguntara.

Reí ante aquello mientras le revolvía el cabello, él me hizo quitar la mano como hacía normalmente. Era un gesto cariñoso y común entre nosotros.

— Ve a guardar tus juguetes en alguna caja, así tardaremos menos en tener todo listo –Le aconsejé.

— ¿Si lo hago nos iremos antes?

— Supongo que si.

Antes de que pudiera terminar de pronunciar la palabra si, Dylan se bajó de la mesa dando un salto y fue corriendo a su cuarto. No pude evitar reír ante el repentino entusiasmo de mi hijo, aunque no entendía sus ansias por regresar a Beacon Hills. Supuse que sería porque extrañaba a la manada, por lo que decidí no preocuparme.

Seguí empacando cosas mientras escuchaba el sonido de remolino que Dylan armaba en el cuarto por querer guardar todo rápido.

— ¡Ten cuidado de no romper nada! –Le dije, sin llegar a sonar severo pero haciéndome entender.

— ¡Está bien! –Me respondió mi hijo.

Iba a seguir con las cosas, pero mi móvil comenzó a sonar. Era un número desconocido. Cogí el teléfono y apreté el botón verde para responder.

— ¿Hablo con el señor Stilinski? –Me preguntó una voz femenina antes de que pudiera hablar.

— Si, soy yo –Dije algo extrañado.— ¿Con quién tengo el gusto de hablar?

— Soy Andrea, del hospital, Darren me pidió que le hiciese un favor a usted.

Stiles ya sabía de qué hablaba la chica, por lo que emitió un sonido de asentimiento.

— ¿Cómo salieron las cosas?

— Recibí y analicé la muestra de sangre que usted me envió y ya tenemos los resultados del análisis –Me dijo, haciendo una pausa.— Felicidades, señor Stilinski, su esposa está esperando un bebé.

[NARRADOR]

Stiles terminó de hablar con la chica y colgó. Lo de la esposa era mentira, la sangre era suya y la había enviado diciendo que era de su esposa para así poder hacer el análisis con los contactos humanos de Darren.

Aquello había confirmado las sospechas de Stiles, aquella vez que lo había hecho con Derek sin protección, había quedado embarazado del menor.

Escuchó la puerta del departamento cerrarse y, al voltear, se encontró con el lobo mayor. El cual estaba pálido.

— ¿Escuchaste todo?  –Le preguntó.

En respuesta, el mayor asintió con la cabeza.

— Lo de la esposa era mentira –Aclaró, al ver que Derek parecía muy confundido.— La sangre era mía, mentí para poder hacerme el análisis.

Aquello pareció dejar aún más confundido al Hale, el cual boqueaba como si hablar le costara muchísimo.

— ¿Eso qué quiere decir? –Preguntó el mayor con voz demasiado ronca, como si se le hubiera secado la garganta.

Stiles respiró profundo para luego soltar el aire y acercarse antes de responder.

— Derek, vas a ser...

— ¡Voy a tener un hermanito!

El humano se volteó a ver a su hijo, el cual estaba sonriendo desde fuera de su habitación. Acababa de gritar aquello con emoción, puesto que Stiles le había contado mucho tiempo antes que a Derek. Le había dicho a Dylan que existía la posibilidad de que tuviera un hermanito, pero le había pedido que no dijera nada.

Stiles volvió la vista a Derek, solo para darse cuenta que el mayor parecía haber sufrido un corto circuito cerebral ante la información adquirida tan brutalmente.

El mayor de los Stilinski iba a decir algo, pero se quedó callado al ver al mayor parpadear varias veces.

— ¿Estás bien, Derek? –Le preguntó preocupado.

En respuesta, el lobo se le abalanzó y le abrazó con fuerza. Escondiendo el rostro en el cuello del menor.

— Gracias Stiles –Le dijo el lobo con su voz sonando cortada.— Gracias.

El ojimiel le rodeó con sus brazos y le abrazó, viendo como Dylan les miraba extrañado.

— Papá Derek –Llamó al mayor acercándose.— ¿Estás bien? ¿Te sorpendió lo de mi hermanito?

Derek se separó de Stiles para agacharse y abrazar al niño, cogiéndole en brazos y volviendo a acercarse a Stiles. Juntó su frente con la del menor y le miró a los ojos.

— Te amo –Le dijo, sin dejar de mirarle a los ojos.— A los dos, son lo mejor que me pasó en la vida.

La manada de ambos estaba a punto de hacerse un poco más grande.

NOTA DE LA AUTORA:

Se viene otro bebé chicos, Dylan ya no va a ser el más joven. Pero si va a seguir siendo asombroso.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

Ultima Oportunidad #SterekAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora