Treintaiséis

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[NARRADOR]

A Stiles le gustaría decir que fue más difícil encontrar una forma de que Deaton le dejara quedarse solo en la nueva veterinaria, pero no, fue realmente fácil engañar al Druida. Demasiado fácil. Lo que si fue difícil fue encontrar la ceniza de montaña, pero lo consiguió, aunque estuviera muy bien escondida debajo de uno de los tablones de madera del suelo.

Solo cogió una bolsa y volvió a colocar el tablón en su lugar, no queriendo que Alan notara que este alguna vez había sido removido. Incluso lo dejó aún más clavado, de forma que ya no se notaba que debajo de eso había algo.

Luego de conseguir lo que quería, se excuso con Deaton de algún problema con su hijo y se apresuró a irse. Nuevamente, el Druida le creyó, pecando de ingenuo ante su confianza ciega hacia el humano.

Cuando iba de camino a su departamento y con aquél problema ya resuelto, Stiles se permitió centrarse en sus problemas, como en la forma en la que había tratado a Derek. Le mandó un mensaje de disculpas, confiando en que el lobo lo leería en cuanto se despertase, puesto que el Whatsapp no le marcaba como que el otro estuviera en línea.

Al llegar a su departamento, todo estaba como lo dejó. Darren roncando tan fuerte que se le escuchaba desde la sala y Dylan durmiendo en su propio cuarto, lo cual Stiles fue a comprobar, sin hacer el más mínimo ruido. Desde los dos años que el pequeño dormía casi toda la noche, además de que a pesar de tener buen oído tenía el sueño realmente pesado. Rezaba para que eso le durase el resto de su vida y no le pasara como a él, que apenas podía dormir desde que había dejado de tomar el Aderall. Aunque la rutina de un adulto que ya trabajaba y además limpiaba, cocinaba y cuidaba a su hijo y a Darren, el cual era como un niño muy grande, le dejaba knock out por un par de horas.

Cuando finalmente comprobó que todo estaba en orden, se quitó la camiseta y los vaqueros y se fue a dormir. Al día siguiente era domingo, su día libre.

(...)

A Stiles le hubiera gustado comenzar su domingo de buena manera, pero eso era mucho pedir para él, ya que ese día en especial el mundo quiso poner en su lugar la balanza del karma.

Primero que todo: Darren había tenido que salir corriendo por una emergencia en el hospital, ya que había poco personal y necesitaban que ayudase en algo que no le llegó a explicar al ojimiel. En segundo lugar: Derek no le había respondido, pero si había leído el mensaje, por ende le había ignorado.

Todo fue de Guatemala a Guatepeor cuando Stiles tuvo que ir a llevarle a Darren su billetera, puesto que con el apuro se le olvidó cogerla. Por lo que quedó atrapado en el tráfico por casi una hora con el pequeño Dylan.

Mientras observaba como los niños del auto de adelante se golpeaban y peleaban entre ellos, Stiles agradeció que Dylan fuera tan tranquilo, todo lo contrario a lo que él era. Aunque en momentos así lo agradecía.

Una vez que finalmente pudieron salir de aquél embotellamiento, Stiles tuvo que afrontar las consecuencias de la cita que había tenido la noche anterior cuando llegaron al hospital y Sandra se le colgó del cuello para estrujarle.

— ¿Por qué abrazas a mi papá? –Preguntó de repente Dylan, sonando ofendido.

— Porque una dama puede abrazar a su caballero –Le dijo la enfermera, sonando más infantil que nunca.

— Él no es un caballero, es un papá, y es MÍ papá –El niño cogió la mano de Stiles con fuerza y lo acercó a él.— Solo se lo presto a papá Derek.

El ojimiel había estado impacible con lo que su hijo había dicho hasta que escuchó la frase "Papá Derek" salir se sus labios ¿¡Su pequeño acababa de llamar a Derek papá!?

— Voy a ir a ver a Darren.

— S-si, claro –Sandra estaba sorprendida.— Vete tranquilo.

Stiles cogió en brazos a su hijo y se apresuró en ir hacia el ala del hospital en la que sabía que su hermano le estaba esperando.

Al verle acercarse, Darren puso una mueca de sorpresa y desentendimiento. Ya que Stiles iba hacia él dando pisotones, con el ceño fruncido y desprendiendo un ligero aroma a enfado.

— Tengo miedo de preguntar qué ocurrió –Admitió el alfa.— Pero como soy buen hermano lo haré ¿Qué ocurrió?

— Nada en lo que debas interponerte, es un tema mío.

Darren miró a su hermano menor, luego a Dylan, y luego de nuevo a Stiles antes de sacudir la cabeza y cambiar su expresión a una seria.

— Aquí está tu billetera –Stiles por poco y se la arroja.

El alfa quiso frenar al ojimiel, pero al ver lo irascible que se encontraba este prefirió no decir nada y volver a su trabajo.

(...)

Cuando regresaron al departamento, Dylan observaba como su padre iba de un lado al otro como animal enjaulado mientras murmuraba un millón de cosas que sinceramente el niño no llegaba a entender.

— Papá –Le habló para que dejara de caminar.— ¿Dije algo malo?

Stiles miró a su hijo, el cual le miraba con una expresión de niño regañado, lo cual hizo que instantáneamente el ojimiel suavizara su mirada.

— No, pequeño. Por supuesto que no –Intentó tranquilizarle.— Es solo que... Estoy pasando por muchas cosas, no es tu culpa ¿Okay?

— Pero te enfadaste cuando llamé papá a Derek –Le recordó el menor.— No es su culpa, yo quise llamarlo así.

En un intento por que su hijo no siguiera hablando como niño regañado, Stiles le sonrió y le revolvió el cabello.

— Repito: no estoy enojado –Le volvió a decir.— Solo soy un tonto. Y como soy tonto me comporto mal con gente que no debería.

— ¿Por qué haces eso?

— La verdad... No lo sé, muchas personas lo hacen. Se cansan y a vecea tratan mal a la gente que les rodea, pero no es algo bueno, intenta no hacerlo.

— No lo haré –Dylan sonaba muy seguro.— ¿Qué vamos a almorzar?

— No hay nada en el refrigerador –Bufó Stiles.— ¿Qué te parece si llamamos a tío Scott y a tío Liam y vamos los tres a McDonalds?

— ¡Si!

— Ve a cambiarte.

El niño se bajó de la silla en la que estaba sentado y obedeció a la orden. Apresurándose en ir y regresar con ropa más acorde a una salida.

Luego, ambos salieron del departamento. Dylan feliz como niño en dulcería y Stiles mucho más calmado que antes.

NOTA DE LA AUTORA:

Algo corto, lo sé, pero es que estaba en clase y no pude esplayarme bien mientras intentaba que la profesora no le viera con el móvil.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos. Adiós mi linda manada.

Ultima Oportunidad #SterekAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora