Capítulo XXV (PARTE II)

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Ainhoa.

En total silencio y tomados de la mano, nos dirigimos al castillo. Acercamos todas las espadas, cuchillas, armas de fuego, arco y flecha que teníamos para la inminente guerra.

Cualquiera pensaría que hacer el amor a solo horas de una batalla que podría matarnos es una estupidez, quizás lo sea, no lo niego... Aunque también por esa razón debemos amarnos más que nunca.

Mis manos sudaban a causa de los nervios que me provocaba esta situación. Ethan, el gran amor de mi vida (dicho sea de paso), me había visto totalmente desnuda y desde ese momento no cruzamos una palabra. No dudo de su amor por mi o de la seguridad que tenia a la hora del acto, pero... no estoy segura de haberle gustado como mujer.

Llegamos a los enormes portones que dividen los terrenos del castillo con el bosque, pronuncie el hechizo para que a ambos se nos grave temporalmente, el símbolo asqueroso de la Trinidad.

Cruzamos las enormes puertas del castillo y el solo me dedico una mirada muy dulce, era increíble ver como esa enorme masa de músculos y tinta podía ser tan amorosa con una enclenque como yo. Atravesamos todas las salas que dividían el castillo, era un lugar enorme y lleno de historia; la historia de mi pueblo, el mismo que ahora esta al asecho dentro de su celda para volver a marcar su historia con fuego.

En el camino cruzamos a muchos de los demonios que Galaphar habia traido, todos estaban bajo la orden de la Trinidad y sus tatuajes con el simbolo lo demostraban. Cada uno que cruzabamos nos miraba como si hubiesen visto un fantasma.

- ¿Que tanto miran?.- Susurre solo para que Ethan me escuche mientras caminabamos más rapido para llegar al salon.

- Nos ven porque te marque como mia, tienes mi aroma en tu piel.- Me dijo mirandome a los ojos un segundo y luego empujo las enormes puertas del recinto, ¿en que momento habiamos llegado?. Su voz me tiene perdida...

Nos adentramos a pasos suaves aun tomados de la mano y como en el resto de los demonios y vampiros que cruzamos en el camino, los presentes nos miraron sorprendidamente. En el salón se encontraban toda la cabecilla: Viktor y Galaphar en el sector del trono, Klaus a su derecha y Ezra estaba en los pies de la escalinata, si el estaba aquí significa que Nate ya sabia lo de su hijo.

Cuando nos plantamos frente a los jefes, Ethan presiono un poco mi mano para darme apoyo, gesto que no paso desapercibido por Ezra que se acerco hasta estar a un lado mio. Lo mire a los ojos y en ellos pude ver toda la pena y el dolor que le producía saber, que era de otro hombre.

Nos inclinamos en señal de respeto y lealtad y fue Ethan quien comenzó con el discurso ya ensayado:

- Viktor, Klaus. Me acercó ante ustedes para pedirles la mano de Ainhoa. - Dijo el en tono serio y a la expectativa de una respuesta favorable. Si bien lo que aconteció en el claro no estaba ensayado, esta fue nuestra excusa para que los lideres nos dejen toda la tarde libre y terminar de organizar el plan de esta noche.

- ¿Porque me pides su mano?, por lo que veo ya haz tomado todo el cuerpo. - Dijo Viktor en tono jocoso como si fuéramos los más grandes amigos.

- Entiendo su descontento, pero solo quería informarles que esta noche celebraremos nuestro compromiso.- Dijo el besando la mano mía que el sujetaba, en los rostros de los jefes se pinto el desconcierto; como si de algo se hubiesen perdido.

- Me tomas por sorpresa Ethan, si es lo que ambos quieren yo no me opondré. - Dijo Ezra acercándose y palmeando la espalda de mi futuro prometido. Gesto que fue bastante actuado a mi parecer.

- Yo tampoco me opongo, solo quiero la felicidad de mi hija.- Dijo Klaus mirándonos de manera seria, este dialogo ya estaba impuesto, pero aun así se podía ver la verdad en sus palabras.

El TestigoWhere stories live. Discover now