Capitulo XXV (PARTE I)

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Ethan.

Su piel era lo más exquisito que había probado en mi vida, y era todo para mi. La sensación de saber que nunca nadie había tocado a Ainhoa, era sublime, como lo es ella. 

Verla recostada en la hierva húmeda por el agua que salpica que la pequeña catarata; verla con los labios hinchados y entreabiertos; verla con las pupilas dilatadas por el deseo que solo yo provoco en ella.

Esa era la mejor visión que había tenido en mi vida.

Comencé a quitar su blusa suavemente, acariciando sus hombros y robandolé suspiros con mi nombre en el proceso. En el mismo instante me deshice de sus pantalones de jean, ahora ella era una diosa en ropa interior que esperaba por mi.

Con sus manos temblorosas intento desprender los primeros botones de mi camisa, al ver su inseguridad tome sus delicadas manos y tire de la tela bruscamente haciendo saltar los botones.

- Así es mucho más practico.- Le digo en broma para que ella se relaje, no lo consigo pero al menos me sonría. Me saque el pantalón junto con el boxer negro y quede al desnudo para ella, su mirada hambrienta provocaba a mi lobo; ella recorrió cada uno de mis tatuajes con su mirada y luego los repaso con la palma de sus manos.

Comencé a besarla en el cuello, el punto donde Ainhoa tenia toda su terminación nerviosa. Sus suspiros empezaron a ser gemidos suaves y luego se intensificaron cuando metí las manos por debajo del dulce sostén rosado pálido que guardaba dos enormes senos redondos y perfectos, que demás esta decirlo, eran perfectos para mi. 

Sus manos ahora no eran tan tímidas y comenzaron a tocar mi miembro, lo subía y bajaba de una manera exquisita que me hacia dudar si en realidad era virgen. Todo pensamiento racional se esfumo cuando toco el saco de piel debajo de mi pene.

- Ainoha, joder...- susurré roncamente por el placer que me producía su tacto en mi parte mas sensible.

Le quite sostén y mis manos descendieron rápidamente para bajar sus bragas que hacían juego y eran rosadas. Ella me miro expectante cuando mis dedos rozaron levente su vagina, ese simple roce la excitó tanto que pego un alarido de placer con mi nombre.

- Ainhoa, me pones a mil.- gruñí en su oído y ella presionó un poco el agarre en mi miembro.

Mis dedos fueron vagando desde sus labios vaginales , hasta lo más profundo de su interior; sentía como estaba apretada y como ella reaccionaba a esta brusca intromisión.
El primer dedo lo aceptó con facilidad, se deslizaba completamente gracias a sus flujos.
El segundo le costó un poco mas pero rápidamente se abrió paso en su interior y ella solo podía gozar de esa pequeña muestra de lo que le haría en breve.
El tercer dedo le incómodo e hizo gemidos leves de dolor. La tranquilice con besos suaves en la clavícula y seguí haciendo espacio en su interior.

- Estas lista.

-Estoy lista. - Ella me afirmó y sonrió dulcemente, dándome el permiso que necesitaba.

Tomé con mi mano la punta del pene, lo empape del flujo de Ainhoa que estaba brotando de su centro. Fui introduciendo la punta levemente y sin hacer fuerza, controlandome de no ser una bestia ( ignorando a mi lobo que me decía que la tomé furiosamente), fui entrando en su parte más profunda.
Al llegar a una barrera que me impedía pasar, hice un poco másde presión y la atravesé.
Ella gimoteo de dolor y yo tomé su mano, entrelazando mis dedos con los de ella para darle confianza.
Acababa de hacer mía a la princesa híbrida. La prueba de que ella era pura y sin corromper, la tenia yo grabada en mi piel.
Comencé a balancearme lentamente para que pasara su dolor, ella ya no tenía cara de dolor; ahora su cara era de puro placer.
¿Cómo diablos se acostumbró tan rápido? ¿Cómo podía gozar tan pronto?

Sus gemidos inundaban el claro, sus manos estaban en mi espalda y arañaban mi piel suavemente.
Todo en ella me excitaba, todos los sonidos que salían de su boca, los llamados con mi nombre.

Su aroma me volvía loco, mi lobo me reclamaba una mayor intensidad; que la marque para que todos sepan que es de mi propiedad.

- E... Ethan. - Susurró y giré mi rostro para verla, en su cara se contorsinaba el placer puro.

- Eres mía Ainhoa. - No reconocía mi voz, era gruesa y ronca.

Había tenido sexo infinidad de veces, admito que no era casto. Pero jamás, me pasó algo similar. Apure el ritmo cuando sentí su interior que me apretaba, eso significaba que el final ya estaba cerca.

- Acaba para mi nena.- Ella miro mis ojos, sus ojos estaban empañados de placer; luego hizo algo que jamás pensé que la tímida Ainhoa haría.

Mientras me arañaba la espalda, mordió fuertemente mi hombro derecho.
Eso liberó a mi lobo.
Saqué un poco los colmillos y mordí el hueco entre su hombro y su cuello, ambos estábamos prendidos del otro.

Un escalofrío en la espalda baja se apoderó de ambos y no era por el orgasmo que estaba por azotarnos.

Unas embestidas largas y fuertes más y el chillido de placer de mi hembra se oyó a lo largo del claro.

- ¡Ethaaaaan!.- Gritó ella aferrándose a mis brazos.

Se recostó lánguida en la hierba y yo salí de su interior para tumbarme a su lado, era una diosa del cielo, de esas que mis padres tenían en hermosas estatuillas y que toda la comunidad adoraba.

Ella se giró frente a mi y acarició mi rostro con su mano, la sensación de delicadeza me hizo cerrar los ojos.

- Eres luz Ainhoa, mi luz. - Dije con los ojos cerrados disfrutando de su toque.

- Te amo Ethan. - su voz era suave y cansada.

- Te amo Ainhoa. - Le dije y besé sus labios mientras la luz del amanecer bañaba nuestros cuerpos.

Si mañana yo fuera a morir, lo haría feliz de saber queque a diosa Atori me bendijo con mi compañera de vida.

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Holaaaaa.

Por fin se concretó el amor entre Ethan y Ainhoa.

Para los que eran TeamEzra no desesperen, porque esto recién empieza.

Gracias por sus lectura y espero que les guste este capítulo.
Tuve que partirlo en dos porque una es cuando ellos hacen chucu chucu,  y la otra el inicio de la guerra.

Adiós y nos vemos en el próximo capi.
Los adorooooooo.

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El TestigoWhere stories live. Discover now