Capítulo XXIV

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Ainhoa.

Una vez asistida medicamento, Ilenya descanso en la suave cama de la habitación que Chris le había preparado en su casa.

- Los sedantes la harán dormir hasta que sus heridas sanen completamente. - Dijo Adabelle saliendo del cuarto donde dormía la demonio.

- Eso nos dará tiempo para contactar a Nate. - Dijo Alexander.

Nos encontrábamos en el pasillo de la casa madre de los licántropos; Ezra, Chris, Adabelle, Alexander y yo. Luego de que encontráramos a Ilenya, Ezra y yo acudimos inmediatamente a Chris.
Ethan no dejaba de enviarme enlaces mentales y yo realmente no podía hablar con el; Ilenya en este momento me necesitaba.

- Apenas Nate lo sepa debemos comenzar con el plan. - Dijo Ezra lanzando una de sus miradas intensas.

- Tienen a toda mi manada a tu disposición. - Me dijo Chris tomando mi mano y dándole un suave apretón.
Lo miré en señal de agradecimiento, Adabelle me dio un suave abrazo, de esos que solo una madre sabe dar... Como extraño a mi madre, como me gustaría ver a Rachel.

Salimos junto con Ezra, el subió a su auto rápidamente; entiendo que esta aquí sólo por mi, no puedo olvidar de su enemistad natural con los lobos.

- Ainhoa. - Dijo Chris en el umbral de la puerta llamando mi atención, me di la vuelta y su cara de preocupación era casi latente.

-Vuelve, mi hijo te necesita.

- Volveré. - Le dije quitando su preocupación al regalarle una sonrisa sincera. Subí al auto donde ya me esperaba Ezra con cara de pocos amigos.

-Nos vamos. - Arrancó el auto rápidamente como si quisiera escapar de la peste.

Al llegar al castillo Ethan corrió hacia nosotros como si su vida dependiera de ello. Baje del auto al mismo tiempo que salía Ezra y se acercaba un alterado Ethan.

-¿Qué te pasó Ainhoa? - Gritó frenéticamente, automáticamente miro a Ezra como si no lo hubiese visto y fue directo a encararlo.

- ¡¿Qué le hiciste?!, ¡¿Qué mierda la hiciste?!- Le gritó a Ezra y le dio un empujón que le sacó un poco de estabilidad.

Hora de intervenir.

- Calmado Ethan. - Dije con voz ruda, el me miró como si de un fantasma se tratará.

-¿Cómo me dices que me calme?, vi lo que pasó con Ilenya y pretendes que este calmado...- Me dijo tratando de tranquilizarse.
Su lobo estaba hiperquinetico.

- Vamos a adentro para hablar amor.- Le dije tomando su mano para que se corte la guerra visual vampiro vs. Hombre lobo.

Lo arrastré hasta los enormes portones de la entrada al castillo y solo cuando me asegure de que Ezra no nos podía ver ni oír, para De caminar.
Yo no era esas mujeres que tomaban la iniciativa en algo, pero los últimos acontecimientos me cambiaron la mente y me llevaron a hacer lo próximo.
Tomé a Ethan del cuello de la camisa negra que se pegaba tan bien al cuerpo, lo empuje contra la pared más cercana y lo devoré literalmente de un beso.
El estuvo estupefacto por unos segundos pero colaboro rápidamente tomándome de las caderas y levantando mi vuelto hasta su cintura y pegandome a la pared.
Estaba entre una fría pared de piedra y un caliente hombre duro como piedra, que ironía.

- Te amo Ethan, nada lo va a cambiar. - Le digo con lo último que me quedaba de aliento.

- Estaba tan preocupado Ainhoa, Diablos que lo estaba...- Dijo lamentándose y tomando un mechón de pelo que escapó de mi perfecta coleta. Me baje a regañadientes del enganche que tenía en su cuerpo y aclaré mis ideas.

El TestigoWhere stories live. Discover now