Capítulo XV

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Ezra.

- ¡Una abominación!, eso es lo que es- Gritó Viktor desde su trono en el centro del salón en el castillo.

- Pero es una híbrida perfecta, podría resultar de gran ayuda a nuestro reino – Le dije desde mi puesto a unos pasos detrás de Klaus. Nos encontrábamos en el castillo para anunciar el regreso de Ainhoa a Eratra; Pero desde el momento que Klaus dijo que tenía una hija híbrida, el caos se desató en la sala.
Viktor pareció considerar esa oferta, el era un anciana calculador y frívolo , lo que quiere decir que si Ainhoa pisaba este castillo sería sólo para ser un soldado de los vampiros y no para ocupar el puesto de la princesa que es.

-¿Qué tipo de habilidades tiene? – Preguntó Viktor ya más calmado.

- Se está perfeccionando en hechizos fuertes y también tiene rasgos vampíricos como la auto sanación,  si la adoctrináramos sería una gran guerrera.  – Le dije fríamente tratando de convencerlo, si lo lograba Ainhoa volvería al castillo del que nunca debió salir.

- Tráeme a esa muchacha,  solo le tendré concesión porque es tú hija Klaus.

- También es tu nieta…- Dijo Klaus con voz apagada.

- Eso jamás lo logrará.
Tomé a Klaus del brazo y lo arrastré hasta las enormes puertas del salón para ir directamente a hablar cine Ainhoa, ella debía saber comportarse frente a las artimañas de Viktor y si el descubría que ella intentaba liberar a su pueblo, estaría pérdida.
Viktor era el vampiro más terrible y sanguinario de la historia, no se sabe exactamente cuantos años tiene pero hay quienes dicen que el fue general del mismísimo Julio César.

Ainhoa.

- Ridderim- Pronuncie mirando a la rosa marchita que estaba frente a mi, la muy maldita sólo se abrió un centímetro.

- Vamos Ainhoa, puedes más que eso. – Me dijo Ethan detrás de mí. Ambos estábamos en el jardín de la pequeña posada, el aire cálido hacia que me sintiera un poco mas pesada y no pudiera concentrarme en el hechizo,  eso y la constante mirada del licántropo sobre mi.

- Ridderim.

Y ahí  con toda la concentración del mundo, la rosa se abrió y recuperó el color rojo carmín que tuvo en sus mejores épocas.

- ¿Para que es necesario abrir una flor? – Me preguntó Ethan acercándose a mi, paso a paso como si fuera un puma acechando a su presa. Un puma no,  un lobo.

- Si puedo resucitar esta flor, imagínate lo que podré hacer con personas.

- Eres brillante. – Dijo y se acercó a mi, tanto que su pecho rozaba con el mio, tanta cercanía me alteraba los sentidos. Quería tenerlo cerca pero últimamente oía su voz en mi cabeza y eso era algo que me tenía intranquila, me separe de el rápidamente pero quedando a pocos pasos.

- Escucho tu voz.

- Lo sé,  es porque así lo quiero.- El sabía de lo que yo hablaba mientras que yo en mi ignorancia me estaba comiendo la cabeza, genial.

- ¿Porqué?

- Tenemos una conexión entre mi lobo y tu esencia. No es algo que yo quise pero nos unimos. – Dijo el como si estar conectado a mi fuera lo peor del mundo.

- Deja de hablar en mi mente, o por lo menos no interfieras en mi vida. – Le dije molesta mientras me daba la vuelta para irme de vuelta a la pequeña habitación. Cosa que no pude hacer porque sus grandes manos me detuvieron por la cintura.

- No fue lo que quise decir, es que no puedo manejar esto que siento…- Dijo el con la mirada perdida como si decir eso le diera vergüenza, me acerqué más a el y acaricié su mejilla haciendo que fijase sus hermosos ojos claros en mi.

- ¿Qué es lo que sientes? – Le pregunté en un susurro.

- Siento que no puedo estar lejos de ti.

Fue la declaración más hermosa y escueta que pude haber recibido. No me importaba porque venía de parte de Ethan, el me sujeto de la cintura y fue acercando su rostro cada vez más a mi boca, solo estábamos a pocos centímetros para poder besarnos, ninguno de los dos cerró los ojos, yo podía sentir su aliento fresco que me invitaba a arrancarle todos los besos que tuviera disponible.

- No puedo soportar que Ezra haya probado de tu boca y yo aún no…- Dijo en un susurro rozando mis labios, su roce hizo que se me escapara un gemido.

- Y jamás lo harás Ethan, aléjate de ella.
La voz de Ezra me sobresalto y me alejo de Ethan. El se encontraba a unos metros de nosotros junto con Klaus que nos miraba con cara de pocos amigos.  Ethan me soltó lentamente y se apartó un poco como si esto no fuera algo grave, en cambio yo estaba que moría de vergüenza.

- ¿A que se debe tu visita Klaus?  -Preguntó Ethan rompiendo el incómodo silencio, entre el y Ezra las miradas punzantes se sentían en todo el ambiente.

- Vine a llevar a Ainhoa a Eratra con el consentimiento de Viktor, esta será tu oportunidad para atacar desde adentro hija, volverás a casa. – Dijo Klaus cuando se acercó más a nosotros y tomó mi mano mientras me miraba esperanzado.
Volvería a casa, pero… ¿Qué casa?
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