Capítulo XVI

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Ainhoa.

Estaba nerviosa y no voy a negarlo, estaba a las puertas del gran salón del castillo de los vampiros, o más bien del castillo de los magos.

Detrás de esa puerta se encontraría mi potencial abuelo junto al hermano de Klaus, mi tío Nate. Me sudaban las manos y el sentimiento de inseguridad  crecía cada vez que me daba cuenta que me hacía falta la compañía de Ethan .

Porque lo quisiera o no me hacía falta la seguridad que su presencia me brindaba , quizás era por su imponente ser o por qué era el hijo del alfa de la manada más fuerte, no lo sé con seguridad.

Tomé el valor necesario y abrí las enormes puertas dejando ver el inicio de mi plan.

Era simple, entrar al castillo, hacerme de la confianza del rey vampiro y liberar a los magos de sus celdas. Pero no todo es tan bello, porque cuando Viktor se enteré que los magos y brujas son libres se crearía una guerra campal, literalmente.

En el trono al final del enorme salón estaba Viktor sentado, analizando mi presencia con mirada fría e impoluta , el era el vampiro más terrible y fuerte que existía y debía dar el golpe certero para llevar a cabo este plan, sin fallas ni errores.

A su diestra estaba su hijo menor Nate, era un hombre que aparentaba tener alrededor de veintisiete años que estaba con la duda pintada en el rostro,  supongo que se debatía entre abrazarme o echarme a patadas del Reino de Eratra. A la izquierda de Viktor estaba Klaus y Ezra, Klaus se acercó a mi con una sonrisa tierna en rostro, jamás lo había visto de esa manera y hasta parecía más humano, casi como si fuera un hombre feliz.

-Hija. – Me dijo tomando mi mano y acercándome al trono donde su padre estudiaba todos sus movimientos.

-Klaus, no puedo…

- Si Que puedes muñeca, eres la princesa, puedes hacerlo. – Me dijo en susurro mientras presionaba mi mano un poco. Nos detuvimos frente a los dos vampiros que estaban en el trono,  Nate se acercó poco a poco a mi hasta quedarse a un paso y ver detenidamente mi rostro, su reacción no me la esperaba para nada.

-Bienvenida niña. – Me dijo en un susurro en mi oído mientras me abrazaba fuertemente,  Nate, mi tío se había emocionado de solo verme pero ahora faltaba la aprobación de Viktor.

-Bienvenida Ainhoa. – Exclamó Viktor haciendo que Nate se separé de mi y prestaremos atención a sus palabras. – Me han dicho que eres una bruja excepcional y gran vampiresa ¿Es verdad? .

-Si su majestad , aunque aún debo pulir algunos aspectos tengo buenas condiciones.

-Cómo sabrás no tolero la mezcla de especies, pero con mi nieta haré una excepción. – Dijo el vampiro más cínico de la existencia.

- Muchas gracias por su bondad señor. – Dije apretando los dientes, no debía descontrolarme.

- Eres la incógnita más grande de este palacio, me encantaría saber que fue de tu vida estos años o… ¿Qué fue de tu madre? – Preguntó descaradamente, sabía que lo hacía adrede para provocarme. Pude ver por el rabillo del ojo como Klaus se ponía tenso con la pregunta.

-Murió al darme a luz por lo que tengo entendido, realmente no lo recuerdo porque tenia segundos de vida,  lo lamento. – Le dije levantado la cabeza para verle a los ojos, el no me avasallaría o por lo menos trataría de que no se de cuenta.

- Lo lamento niña, debe ser muy duro para ti. Pero sacando eso de contexto, vivirás en el Reino bajo las reglas de la alianza. Eso implica que serás un soldado para proteger a los vampiros.

-¿Protegerlos de que?

-De los magos. Se que eres de esa estirpe pero son seres que buscan el caos de la alianza, ¿aceptas quedarte? -me preguntó mientras se paraba de su trono y bajaba lentamente los tres escalones que nos separaban.

-Aceptó. – Le respondí y el tomó mi mano con total descaro.

Salimos junto con Ezra del salón,  el.me llevaba a mi nueva habitación, era total silencio el camino a los cuartos. Pasamos miles de pasillos,  miles de habitaciones que era utilizadas para entrenar o guardar armas; eran tantos lugares que iba a necesitar un guía turista para ir al baño seguramente.

Ezra por fin me dejo frente a una puerta de roble pesada donde sacó una llave y la abrió sin dificultad. Detrás de la puerta estaba la habitación más hermosa que había visto, tenia todo lo que una mujer podía pedir allí pero con un toque antiguo, me sentía bien allí,  como si fuese mi lugar o como si fuese familiar. Era una habitación digna de una princesa.

-Este era su cuarto ¿verdad? – Le pregunté mientras rozaba con los dedos el fino encaje de las sábanas blancas de la enorme cama.

- Si, es una estrategia de Viktor que te quedes aquí. Intentará que abandones. – Me respondió desde la puerta donde no se movió.

-Pero tu estarás conmigo siempre ¿verdad?. – Le pregunté mirándolo a los ojos, no quería perderlo pero no quería que confundiera los sentimientos como yo lo hice.

- Tienes a Ethan lejos , por eso me necesitas cerca Ainhoa. – Dijo acercándose a mi hasta quedar frente a mi. Esa cercanía me estaba poniendo incómoda porque el era un gran centinela e incluso un amigo.

- Voy a enamorarte Ainhoa,  el no tendrá oportunidad. – Dijo en un susurro suave sobre mis labios, corrí mi rostro antes de que pudiera besarme porque me sentía que traicionaba a Ethan aunque no fuéramos nada.

- No voy a rendirme. – Me dijo y salió  dejándome sola en la habitación.

Ainhoa…
Muy bien hecho,  recuerda que me perteneces.

Viktor.

-Debemos encontrar la manera de matarla Ezra.

- El hijo de Chris, el menor, tiene cierto interés en ella, podemos culparlo de su muerte. – Me dijo el a espaldas mía.

Miré el paisaje que se alzaba frente a mi desde el balcón principal, El Reino que alguna vez fue Eratra ahora era el Reino de la alianza gracias a mi, ninguna bastarda tiraría todo mi esfuerzo.

Antes moriría.

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El TestigoWhere stories live. Discover now