22. Tirar la Toalla.

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Gabriel Lightwood corría por las calles de Londres sin importarle nada más que llegar al hotel donde Magnus Bane se había estado hospedando. Maldito el momento en que su debilidad como hijo le permitió perder de vista a su padre.

El informante que tenía en Francia no había respondido a sus llamadas, así que tomó un vuelo sin escalas directamente al país que decapitaba a sus Regentes. Su informante parecía imposible de localizar, ni llamadas, ni mensajes, había dejado de "logearse" en las redes sociales por tres días. Nadie se mantenía lejos tanto tiempo.

Cuando aterrizo tuvo la terrible confirmación de sus sospechas. El informante llevaba un mes completo muerto en su departamento. Su portátil y teléfono celular habían sido robados, así que quien sea que accedía bajo su nombre lo había estado engañando por un mes completo. Tras una rigurosa investigación, las autoridades de Francia le revelaron que el departamento completo estaba tapizado con las huellas de su padre.

El portátil y el teléfono fueron ubicados por un vagabundo a las puertas de Versalles. Ciertamente Benedic era muy teatral.

Gabriel pronto ubico aquellas pruebas y cuando estaban siendo revisadas, el departamento arrojó más pruebas. Una pared falsa ocultaba un mapa, centrado plenamente en los movimientos de tres personas: Camille Belcourt en Francia, Alexander Lightwood en Londres y Asmodeaus Morethe en Rusia.

Benedic también parecía tener una red de informantes capaces de muchas cosas, informantes mejores que los suyos, admitió Gabriel.

Había muestras de que Camille y Benedic se habían encontrado en algún momento antes de la muerte de su informante, y también después del lamentable deceso. Camille y el informante suplantado confirmaron información que la primera podía ofrecer referente a un supuesto asesinato que sucedería pronto. Según los correos, Camille sabía que Benedic asesinaría a Alexander. Sin embargo esto jamás sucedió. Las pruebas eran simples: correos electrónicos, llamadas, vigilancia sobre el joven, fotografías de lo que hacía, una cuenta bancaria en Suiza a nombre de su padre y constantemente rellenada por Asmodeaus Morethe. Además de un video encriptado.

Había sido fácil conectar el alias Asmodeaus con Asmodeo, el padre de Magnus; pero fue mucho más difícil encontrar sus muchos alias con cuentas bancarias diversas. La conexión entre Asmodeo y Benedic había sido establecida, además de una relación entre Asmodeo y Camille. Sin embargo, el video encriptado era el punto central. Necesitaban encontrar a Camille o Asmodeo.

Al des encriptar el video se mostró una conversación entre Asmodeo y Benedic. Ninguno parecía saber que estaban siendo grabados.

- ¿Qué quieres de mí?.- preguntó Benedic, su rostro avejentado mostraba las claras señales de una abstinencia media. El hombre temblaba se movía erráticamente.

- Necesito que asesines a alguien.- respondió Asmodeo con cierta superioridad.- Quiero que no permitas que Alexander Lightwood llegue vivo a Nueva York. Lo quiero muerto en Londres.- añadió extendiendo la mano y mostrando un paquete.

Por pura observación, Gabriel sabía que eran noventa gramos de cocaína pura. Benedic tembló antes de aceptar el paquete y colocarlo contra su pecho. Lucía tan quemado por su adicción que Gabriel no pudo evitar sentir pena por su padre.

- Asesinar al niño no es algo fácil.- dijo Benedic con cierta confusión; culpa de la abstinencia o del acto mismo, Gabriel no lo sabía.

- Te propongo algo.- Asmodeo enarcó las cejas y se relajó en el sofá.

Gabriel pudo reconocer el estilo femenino del lugar. Era el departamento de una mujer, quizás de Camille. La ventana tras ellos daba hacia una pastelería ubicada en una de las mejores villas del centro de Francia. Algo que claramente una cantante de ópera tan popular como Camille, quizás podía costearse.

Mi Hermoso AlecWhere stories live. Discover now