8. Cita Mágica.

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Alexander se había encogido en el sofá de la cafetería tipo "Java Lava", su cabello negro se rizaba por la lluvia fuera, no recordaba ni cómo había abandonado el edificio ni cómo había llegado allí. Se sentía demasiado perturbado. Las palabras de Camille le taladraban la mente de una manera cruel. Era demasiado ingenuo al pensar que Magnus Bane lo amase, era demasiado simple para un hombre como Magnus, ni siquiera había dicho en voz alta que era gay.

Quería estar con Magnus, ¿cómo en tan poco tiempo podía desear algo así?, ¿las personas se sentían como él?, ¿era solo un niño ilusionado con un hombre?. Había investigado a Magnus Bane, era diez años mayor que él y había tenido demasiados novios y novias. ¿Qué podía ofrecerle él?, ni siquiera podía comprarle algo.

Miro a lo lejos, las pantallas le recordaron a Magnus Bane, las pantallas promocionaban a uno de los cantantes de su disquera, entonces la duda dejo de abrumarlo. Lo quería, de eso estaba seguro, y quizás Magnus lo llegaría a amar tanto como él comenzaba a amarlo. Esas eran las decisiones que se tomaban con el corazón aun cuando doliera, aun cuando fuese lastimado después, quería conocer al verdadero Magnus Bane.

                                                                                                 ***

Un saco marrón con lentejuelas azules formando la palabra "Magnus" en la espalda, un pantalón de mezclilla a la cadera, una playera negra pegada al cuerpo que definía perfectamente la musculatura del hombre, un cinturón oscuro y botas cafés.

Magnus Bane se observó en el espejo por décima vez, lucía por demás encantador, su amigo Woolsey Scott, diseñador de modas, le había enviado desde París sus nuevas ropas a pedido. Quería lucir poco formal pero atractivo, quería que al verlo su nephilim se ruborizara. Por fin saldría en una cita con el hermoso joven que tanto lo enloquecía.

La primera vez que Magnus había besado a Alexander había sido un beso inexperto pero lleno de emoción y eso le gustaba a Magnus. El hombre amaba a las personas emocionales, como William y Camille, pero había algo en Alexander que nadie más tenía, una natural franqueza, una simpatía que lo hacía lucir frágil y una inocencia similar a la de los ángeles, puro en cada detalle y suyo, solo de Magnus.

La calle se encontraba repleta de personas, todos caminando de un lado a otro sin prestar atención a nadie más que sus propias vidas. Alexander caminaba observando los aparadores, nunca había caminado por Queens pero él mismo había citado a Magnus allí, de esa forma nadie los vería. Noto a lo lejos el cine, sería una película de terror, consejo de Isabelle para cualquier primera cita. Alec estaba nervioso, jamás había salido a una cita, no una que le interesara, solía salir con las amigas que Jace ya no quería o que le pedían algo más, por lo cual se las pasaba al amigo Gay.

Observo la cartelera y le latió el corazón rápidamente, más adelante estaba Magnus Bane, vistiendo lo que él consideraba casual.

- Luces endemoniadamente sexy.- dijo Magnus caminando hacia él. Alec siempre se preguntó si Magnus caminaba con esa ligereza felina por hábito o solo para él.

- Tu, luces muy bien.- se limitó a responder ruborizándose, sentía que los miraban, pero entonces noto que muchos de los que allí acudían eran hombres caminando de la mano de otros hombres.

Sí, lo miraban. Un joven de cabello rubio y ojos violetas le sonrió mientras sostenía la mano de un hombre más robusto. Alec torno la mirada desconcertada hacia Magnus.

- Es un cine gay, pero no "ese" tipo de cine gay.- dijo Magnus estirando la mano, Alec la tomo.

Escuchaba el latir de su corazón y sentía el enrojecer de su rostro, pero no le importaba, sentir la mano de Magnus fue fascinante. Ya había sentido esas manos sobre su cuerpo, eran grandes y cuidadas, las suyas eran pequeñas y callosas, puesto que practicaba demasiados deportes.

Mi Hermoso AlecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora