10. Derrumbe Total.

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Los gritos no habían cesado ni por un segundo, los ojos azules se enfocaron en el televisor queriendo evadir su propio corazón roto. Transcurrieron dos meses desde que Alec había sido despreciado por Magnus, este había llamado por teléfono varias veces pero Alec no había respondido. Magnus había ido a buscarlo en distintos lugares, pero Alexander podía desaparecer si lo deseaba. Alec se sentía herido pero sobre todo sentía haber decepcionado a Magnus Bane.

Maryse Lightwood, después de tantos años había recibido los papeles del divorcio, que su esposo muy a su pesar, firmo. Robert había sido "obligado" a terminar su periodo como gobernador antes de lo habitual por un pequeño escándalo contenido que involucraba a su novia.

Alec bajó las escaleras cuando escucho que Maryse despedía a la servidumbre. Las cámaras de vigilancia estaban siendo apagadas y desactivadas. Ese mismo día se mudarían a una casa en Manhathan, finalizando el trámite y la familia que lo había contenido toda su vida – al menos hasta ese momento de su vida – de manera que todo sería nuevo.

Alec miró a lo lejos a su padre conversar con su tío Benedict, susurraban molestos, elevaban por palabras la voz antes de volver a su secretismo. Maryse entró a la sala, donde se hallaban, conversaron por unos minutos y después Maryse se despedía momentáneamente de ellos mientras iba con Max en busca de Isabelle. Alec no le dio mayor importancia, subió los escalones y se sumergió nuevamente en su depresión.

Para Alexander solo existía un dolor insuperable en ese momento de su vida: el rechazo de Magnus.

Amaba a Magnus Bane y quería decirlo, pero era verdad, estaban en aquella situación por su culpa. Solo él tenía la culpa. No había dicho a nadie que era homosexual, que intentaba tener una relación duradera con Magnus Bane, que en su mente aquel hombre lo cubría todo y lo hacía a tal punto feliz con solo una palabra... Se odio al ser cobarde.

Tomando todo el valor que pudo dio un suspiro, se puso en pie, bajo hasta el despacho de su padre, dio dos golpes en la puerta y al abrir la puerta noto a su padre y a su tío demasiado pálidos.

- Alec, ahora no es momento.- dijo Robert dejándose caer sobre su silla giratoria.

Alec se giró, salió del despacho, pero entre cerró la puerta en su lugar y se quedó tras esta a la espera de reunir valor para hablar con él. No quería marcharse. Necesitaba decirle la verdad a su padre antes de marcharse de su vida, porque eso sucedería, después de decirle la verdad, que era gay, no volvería a verlo y él lo sabía. Su padre odiaba a los homosexuales.

- Esa mujer se ha llevado tu carrera entre las piernas.- dijo la voz de Benedict.- Tu esposa te abandona, ¿cómo crees que eso dañará a tu imagen?.- preguntó arrojando un grupo de papeles sobre el escritorio.

- No lo sé, pero no soy el único con secretos. Tú mismo acudes a prostitutas todo el tiempo.- espetó Robert arrojando al piso todos los papeles.- AnneMarie me dejo, por fin se cansó y me abandonó.- añadió golpeando con fuerza el escritorio frente a él.

Alec se sintió herido. A Robert no le importaba en lo más mínimo su familia, o él, solo pensaba en ella. El enojo por los años de un tibio cariño paterno, de no ser suficiente para la familia Lightwood, de no ser nada a los ojos de su padre, lo rompieron. Abrió de un golpe la puerta.

- Necesito hablar contigo, padre. Ahora, por favor.- dijo Alec mientras su padre y su tío lo miraban confusos. Benedict lo miraba extrañado, iba a hablar, quizás insultarlo, pero en su lugar cruzo los brazos y salió del despacho pasando junto a Alec.

- ¿Qué necesitas ahora, Alec?.- pregunto Robert exasperado, después levanto la mirada para encontrarse con los azules ojos de su hijo, este se encontraba mirando a su padre directamente, eso jamás sucedía y su padre se tensó ante ello. Un tormentoso mar contra un tormentoso cielo.

Mi Hermoso AlecWhere stories live. Discover now