18. Larga Distancia.

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Alexander se encontraba recostado en su cama, su mirada se perdía en el techo. Un sábado más había llegado. No hablar con Magnus había sido muy difícil, tanto que había dejado el loft y se había llevado a Presidente Miau a su propia casa. El gato había mirado la sala y contoneándose como un divo había pasado de ella, encontrando sumamente cómoda la habitación de Max. El felino parecía sentir aprecio por el infante y Alec jamás discutiría eso.

Los exámenes finales en la Universidad habían atrapado a Alec, y puesto trabajaba a tiempo parcial en la empresa de Magnus, Charlotte solía permitirle desligarse de la empresa por unos días.

Alec sentía confusión. No por sus sentimientos hacia Magnus, esos se mantenían frescos en su corazón. El mayor conflicto de Alec había sido el suceso con Sebastián, que ahora los había alejado terriblemente. Al día siguiente de la fiesta había sentido el cuello dolorido, muy lastimado, pero puesto que ni Jace ni Sebastián le hubiesen hecho daño, tomo aquel detalle con desinterés.

Los días después de aquel incomodo momento habían fluctuado entre la evasión de Sebastián y el completo silencio de Jace. El joven de cabello negro recordaba vagamente abrazar y besar a Magnus, pero no era Magnus aquel hombre, era Sebastián. También recordaba vagamente sentir curvas nada masculinas contra su cuerpo, pero también desestimó esos recuerdos.

La puerta se abrió con un golpe y Alec se incorporó frunciendo el ceño. Normalmente nadie entraba en su habitación, no era común. Pero al ver a Izzy allí, algo tuvo un poco de luz.

Isabelle se hallaba vestida con ropa ligeramente holgada, lo que denotaba que había estado en su clase de boxeo. Sujetaba del brazo a Jace, lo que implicaba que llevaba a su mejor amigo para convencerlo de algo, y parecía sumamente enojada, lo que podía atribuirse a casi cualquier cosa.

- Tenemos que hablar.- dijo Isabelle con autoridad mientras se dejaba caer en la cama, justo a la derecha de Alec. Jace miro hacia la puerta, la cerró y se sentó justo a la izquierda de su mejor amigo.

- ¿Sobre la fiesta de Camille a la cual asistí en una noche de completa locura?.- cuestionó Alec.

- ¡¿Qué hiciste qué?!.- Isabelle gritó dándole un ligero golpe en el brazo a su hermano mayor.- Eso no... era de mi conocimiento.- añadió dirigiéndole una cruenta mirada hacia Jace, este se encogió de hombros.- No. No quería hablar de ello.- agregó con un resoplido.- Necesito tu ayuda.

- ¿Qué quieres que haga?.- Alec se mostró rígido, como si a cualquier orden de su pequeña hermana, este saltase.- ¿Es sobre la banda de Simon?.

- Algo así.- murmuró Jace antes de desviar la mirada hacia la muy interesante repisa de la esquina.

- El dueño de un salón de eventos, de una cadena hotelera temática, hará una reinauguración.- por la suave voz de Isabelle, parecía que intentaba decir cada palabra muy cuidadosamente.

- ¿Y han invitado a "Millenium Lillium" como espectáculo de reinauguración?.- cuestionó Alec.

- No exactamente.- volvió a susurrar Jace, ahora sumamente intrigado por la pintura de las paredes.

- Necesitan algo intenso y explosivo para la reinauguración de los Salones principales de sus hoteles, veinte en dieciocho estados.- Isabelle se detuvo, giró los ojos y después continuó.- Will y yo queremos esa inauguración, así que nos colamos para intentar agradar al dueño, y sucedió que el dueño nos conocía muy bien.- añadió lentamente. Resaltaba las palabras finales inclinando un poco la cabeza, como si aquello fuese una clave.- Sucede que Michael Wayland, el dueño de los hoteles, conoció a nuestro padre... y nos conocía a nosotros.- Isabelle se detuvo y suspiro profundamente.

Mi Hermoso AlecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora