Varios sentidos

17 3 0
                                    


Con el correr de los días, las horas, los minutos me daba cuenta que mi vida no podía ser más perfecta. Partiendo por el trabajo: desde que supieron de mi embarazo hasta la forma en que me miraban era distinta... lo hacían "tiernamente".

María me consentía en T-O-D-O y realmente me molestaba, estoy embarazada no invalidada de realizar acciones.

Rodrigo para que hablar (aunque se obligaba a olvidarse del bebé cuando hacíamos el amor).

—Me tensa saber que aparte de los meses en que tendrás esa pancita gigante. no podré hacerte nada, más esos cuarenta días después... Me voy a volver loco.

Mamá llegaba al menos una vez a la semana con algún engañito: un par de zapatitos, un juguetito y cosas así.

Mi hermana se burlaba cada vez que podía de mi comentario que algún día hice: "Aún me falta..." refiriéndome a que faltaba tiempo para que yo me embarazara y aquí estoy, de tres meses y sin una gota de pancita, pero todo estaba normal. Gracias a Dios mis mareos, si bien fueron pocos ya pasaron, era el turno de los antojos.

Por otro lado, a Rodrigo y a mi Emilia, Emi; nos tiene como típicos tíos primerizos. Es una gorda exquisita, dan ganas de apretujarla y comérsela a besos.

—¿Quieres que lo haga yo? —me preguntó mientras me abrazaba. Estaba preparando fideos, últimamente los fideos blancos me encantaban a cada hora.

—Amor, yo puedo.

—Lo sé, pero...

—Pero nada —le di una sonrisa un poco irónica, no sincera. La verdad a ratos me molestaba que fueran TAN atentos.

—Vale —me soltó—. Pondré los cubiertos...

Suspiré, pero seguí en lo mío. Luego nos sentamos a comer, en silencio... aunque él lo rompió.

—No quiero que sientas que no te dejo hacer cosas... simplemente quiero consentirte.

—Lo sé, pero molesta. Es obvio que en algún momento habrá cosas que me costarán hacer, pero ahora no.

—Sé que te molesta, por eso te lo estoy comentando.

Asentí. Se pasó las manos por el pelo y luego me miró.

—Estaba pensando en algo...

—Cuéntame.

—¿Es necesario que respondas tan cortante? —se enojó.

—Estás haciendo un problema de algo pequeño Herrera.

—Vale, quizá no es el mejor momento para comentarlo —volvió a su plato.

—Cómo quieras.

Genial. La mejor cena de años. Terminamos de comer igual como empezamos y tal vez peor. No me dejó lavar los platos, así que me fui a mi cuarto y me acosté. Minutos después sentí que la puerta se abría y cerrada. María no era, esa noche no llegaba y el pecho se me apretó automáticamente. ¿Tanto se había enojado?

—¿Rodrigo? —grité y nada. La pena me invadió. No soportaría estar así con él. Me levanté y fui directo a la cocina a ver si estaba allí y no. Al baño, quizá había sido ello, pero tampoco. Parpadee, no quería llorar.

En ese instante se abre de nuevo la puerta, entra y me mira preocupado.

—¿Pasa algo?

Lo miré y caminé hasta abrazarlo fuerte.

—Clau, ¿Qué pasa, mi amor?

—¿Te habías ido?

—No, fui a dejar unas bolsas de basura al contenedor...

Mírame, aquí estoy [EDITANDO] #TWGames2016 #EditorialWonderland2016Where stories live. Discover now