El comienzo de mi nueva vida

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—Clau... Clau, despierta.

—Mmm... ¿Ya?

—Sí, llegamos.

Me incorporé en el asiento y miré alrededor. Me sobé los ojos, aún aturdida.

—Anda, bájate y subamos algunas cosas.

—Sí, lo siento, sigo dormida...

Subimos todo con la ayuda del conserje y nos tiramos en el sofá.

—Por fin...

—Estoy muerta...

—Al menos tiene ascensor, sino, ¿te imaginas?

—No manches, ahí si muero y me tendrías aún en el tercer piso intentando subir una caja —reí.

—Te creo floja —se levanta—. Voy a pedir que den el gas para que nos demos un baño, ah y el agua... Elige el cuarto que quieras —me sonríe y sale del departamento.

Me levanté del sofá y comencé a recorrer todos los lugares, elegí el cuarto, dejándole a Mari el más grande. Revisé el baño, la cocina y finalmente salí a la terraza. Miré la ciudad, el atardecer y las luces de las calles comenzando a encenderse, le daban un toque especial... Suspiré.

Cómo me hubiese gustado que, en ese preciso instante, llegara él y me abrazara desde atrás. Cerré los ojos y con un nudo en la garganta lo imaginé. Pude sentir sus brazos a mi alrededor, su carita apoyada en mi hombro, su olor...

Abrí los ojos y sequé las lágrimas que empezaban a asomarse. Respiré hondo y miré al cielo...

—Cluqui... ¿Dónde estás?

—En la terraza —le grité.

Llegó junto a mí y se maravilló de la vista —¿No es precioso?

—Sí, es hermoso de hecho... —me miró y me abrazó—. Sé y estoy segura de lo que estaba pasando por tu mente...

—La verdad me hubiese encantado que él estuviera aquí conmigo.

—Lo está, créeme que lo está.

Nos quedamos conversando hasta que se oscureció por completo, la vista era aún más maravillosa. Luego entramos y entre las dos cocinamos la cena. Más tarde nos bañamos y acostamos, cada una en su cuarto.

El día siguiente fue muy relajado, simplemente nos dedicamos a ordenar nuestras cosas, una vez tuve mi ropa lista saqué una foto mía y de Rodrigo y la enmarqué poniéndola en mi mesa de noche, al lado de ésta una velita de corazón que me regaló una vez...

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—Rodrigo, detente... me voy a caer —me quejé corriendo tras él.

—Apúrate mi amor.

Llagamos al final de un bosque, lo vi acostado sobre el pasto, su pecho bajaba y subía agitado.

—Maldito, te odio ¿Sabías?

—Me acabas de partir el corazón Álvarez...

—No me hagas sentir culpable de nada, estoy muerta —tirándome a su lado. Para luego subirme sobre él—. Bueno, no tanto...

—Tengo que entregarte algo —me rodeó la cintura con sus brazos.

—¿Qué cosa?

Mírame, aquí estoy [EDITANDO] #TWGames2016 #EditorialWonderland2016Where stories live. Discover now