Capitulo 1

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El pitido del corazón de Claudia era estable. Al menos eso decía la máquina y el doctor. Cristina, su hermana mayor, no podía creer lo sucedido. Todo el plan era perfecto. Ella apoyaba a su hermana, no quería que fuera infeliz. Como sus padres la habían obligado a ella a casarse con un hombre que jamás amó, ni amará; se conformaba al menos con que él, Luis; la respetaba y trataba bien.

Antonio, su padre, detestaba a Rodrigo. No lo podía ver. Según él, por su culpa, su hijo Raimundo había muerto y no permitiría jamás que estuviera con su pequeña hija.

Sofía, su madre, por otro lado, no tenía opinión. En la casa de los Álvarez no se hacía nada sin el consentimiento de Antonio.

—Escúchame bien, Violeta —dijo Antonio—. Llévate a tu hijo del pueblo. No lo quiero cerca de Claudia.

—¡Deja que los chicos sean felices!

—¿Cuánto quieres? ¿20 mil dólares? —hace el cheque—. Tú hijo, ya mató a uno de los míos y estuvo a punto de hacerlo con Claudia.

—¡Por favor, Antonio! Mi hijo está igual que ella en este maldito hospital —dijo desgarradoramente Violeta.

—¡Llévatelo! Apenas esté bien llévatelo, y ¡NO VUELVAN!

Las gruesas palabras de Antonio, a pesar de la distancia retumbaron en el corazón de Claudia.

—R..Rodrigo... —inquieta en su camilla.

—Clau tranquila...

Pero Cristina veía que el cuerpo de su hermana tiritaba por sí solo. Intentaba afirmarla, pero no lograba nada.

—¡Mamá! ¡Papá! ¡Doctor! —gritó histérica.

Los días pasaron lento, la salud de Claudia mejoraba. A pesar de que una de sus piernas tuvo que ser operada y también uno de sus brazos, mostraba notables mejoras.

—Hey Clau. ¿Me escuchas?

Antonio se acercó a sus hijas —Pequeña, ¿nos oyes?

La accidentada abrió poco a poco sus ojos. La debilidad de su cuerpo, de su corazón. Los recuerdos del accidente vinieron a su mente.

—Rodrigo... —balbuceó.

—Murió —dijo Antonio sin una pizca de sentimiento.

—No... No.

Las lágrimas inundaron los ojitos de Claudia y la desesperación la invadió.

—Hermana, tranquila —dijo Cristina, confundida. No podía creer la maldad y frialdad de su padre.

—Dime que es mentira, que aún no despierto —llorando.

Cristina se mordió el labio y cerró los ojos negando. Después de todo, Rodrigo ya no estaba en el hospital y no tenía idea donde encontrarlo.

—Eso te pasa por enamorarte de hombres que no valen la pena.

—¡Cállate papá! ¿No te das cuenta que Clau está mal? Déjala vivir su pena tranquila.

—Sólo es la verdad; Rodrigo merecía morir. Ahora está...

—¡PARA POR DIOS! Vete de aquí.

—NO ME LEVANTES LA VOZ CRISTINA —acercándose peligrosamente.

—Tú no hables estupideces si tanto amas a tu hija.

Antonio apretó la mandíbula, ganas de darle vuelta la cara de una cachetada, no le faltaron. Pero en ese instante entró la enfermera.

—¿Qué pasa? —ve a Claudia llorando—. Nena, ¿Te duele algo? ¿Cómo te sientes? —mira a su padre y a Cristina—. Por favor, esperen afuera.

Los días siguientes en el hospital no fueron muy alentadores, a pesar de que la salud de Claudia avanzaba de forma increíble, su corazón se destrozaba cada día, con cada segundo que pasaba.

Había perdido al amor de su vida, con el único que esperaba un largo futuro, familia e infinitas cosas más. Con el único que sabía vivir y disfrutar el presente, presente en el que él ya no se encontraba. Las lágrimas no paraban de caer por sus mejillas, dolía, dolía y mucho.

—Me duele —sollozando—. Lo último que recuerdo es él... susurrando mi nombre... después de todo el accidente.

—Amiga, esto va a pasar. Sabes que Rodrigo te amaba más que a su vida —dijo María. Las lágrimas cayeron con más frecuencia.

—¿Por qué no me fui con él? ¿Por qué no nos llevó a los dos?

—Clau no digas eso... Ahora tienes que pensar en ti, salir adelante. Y a él, recordarlo como lo mejor de tu vida.

Una vez Claudia estuvo completamente recuperada, volvió a su casa. Los días próximos, no hablaba con nadie y apenas comía. Aborrecía a su papá, no lo podía tener cerca y con la única persona que entablaba conversación era con María, su amiga.



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Hola!

Espero que esta historia les guste, es maravillosa y la escribí

con mucho cariño.

Espero sus comentarios si les gustó el capítulo.

Abrazos!

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