Pasa el tiempo

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Claudia y Rodrigo llevaban una relación maravillosa, sobre todo en la intimidad, se entendían perfectamente y ella se atrevía a realizar cosas que estaba segura con ningún otro haría.

Al volver de las vegas Claudia se pasó directamente a casa de Rodrigo, estuvieron esa noche, juntos, abrazados, entre besos disfrutando del otro.

Pasaban los días y ella se dividía entre trabajo, mucho; ya que después de su trabajo fuera del país había recibido más. Las fotos habían causado fervor en el público consumista de farándula y en bastantes medios. Incluso le había llegado un montón de ofertas de trabajo. Carlos le ofreció aumento de sueldo, pero ella se negó. Le bastaba con que la hubiese recibido sin experiencia en su revista que ya era bastante importante en el medio. Por otro lado, estaba el tratamiento de Rodrigo y su propia vida, de la que poco tenía.

Ya vas a tener tiempo para ti —se decía cada mañana que se miraba al espejo. Luego de eso se iba a trabajar, los días que lo hacía, o se iba a casa de Rodrigo. Temprano, iban al kinesiólogo, después paseaban y luego se iban a casa de él. Rutina, pensaba.

Así pasaron los días, semanas, incluso un par de meses. A pesar de quejarse internamente porque le faltaba tiempo para ella estaba completamente feliz, hace un poco más de un mes que Rodrigo estaba usando el carro para apoyarse y caminar, pronto pasaría a muletas y si Dios quería, se decía ella, pronto estaría caminando normalmente.

Por su lado Rodrigo estaba contento, aunque con miedo. Los dolores que le había dado cuando apoyó sus pies y éstos lo sostuvieron le duraron por varios días, se pasaban y volvían a aparecer cuando se volvía a parar. De apoco fueron aminorando y ahora sólo parecían calambres.

Sus noches con Claudia las valoraba, sus días, cada momento que estuviese a su lado lo guardaba.

Intentaba que ella de vez en cuando se quedara en su departamento o hiciera algo con María, pero ella se negaba, estaba empecinada en el tratamiento. La notaba cansada, pero ya la cortaría por una semana para que se alejara de él y disfrutara de ella, ella misma.

¿En qué piensas? —le preguntó Claudia, mientras estaban sentados en el sofá.

—No te gustará saberlo.

—Dime —le exigió.

—Está bien. Estaba pensando que pronto voy a terminar contigo, así te dedicas a ti por unos días, descansas y luego te pido que seas mi novia de nuevo —rió.

—Chistosito. Claro que no, cuando tú y esas piernas estén listos saldremos los dos a disfrutar, iremos a spa, peluquerías...

—Hey, y si haces eso con tu amiga.

—Pero...

—Anda mi amor —le dijo—. No quiero que te aburras de mí. Debes tener tu espacio, ambos debemos tenerlo. Te he tenido demasiado tiempo sólo para mí y no es justo.

—Tienes razón en eso, pero es que no quiero estar lejos de ti...

—Bueno, pero unas cuantas horas en que te diviertas con tu amiga... o vayas a una peluquería, spa, etcétera... nos hará mejor que estar todo el día pegados, aunque no me quejo...

—Está bien, pero no termines conmigo.

—Claro que no, era la forma de convencerte.

Y así fue, a pesar de que el tratamiento seguía, había días que los dejaban para ellos. Rodrigo se iba a casa de unos primos que vivían en la ciudad. Tomás y Matías, ellos eran hermanos. Había noches que se quedaba con ellos: unas cervezas, música, les iba bien.

Claudia por otra parte se puso al día con Mari, le ayudó con cosas para el jardín, se cambió el look, se hizo masajes... se mimó un poco.

La relación se fortaleció, extrañarse como se extrañaban cuando no se veían por más de un día, hacía que ese día que estaban juntos lo vivieran más intenso en cada cosa que hacían.


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Gracias por leer :)

Mírame, aquí estoy [EDITANDO] #TWGames2016 #EditorialWonderland2016Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon