¿Es una broma?

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Los días estaban pasando tranquilamente, con Mari habíamos estado viendo lugares para su jardín infantil y encontramos uno perfecto. Aprovechamos y pasamos a un restaurante a comer algo, habíamos caminado todo el día, para ahorrar combustible...

—Entonces ¿Mañana tienes la entrevista con Carlos?

—Sí, según Luis, me debería dejar trabajando de igual forma, pero debía seguir esas reglas...

—Te irá bien amiga, ya verás...

—Es que no me puede ir mal, es una de las revistas más importantes del país, tengo que saber trabajar allí.

—Lo sé y lo harás. Estoy muerta —me sonrió.

—Pero valió la pena todo lo que hemos caminado, ya viste: encontramos el mejor lugar de toda la ciudad, estoy segura.

—Gracias Clau.

—De nada —sonreí y miré como el mesero caminaba hacia nosotras con esos grandes platos.

—Esto se ve delicioso, gracias —le sonreí al tipo.

—De nada señorita, cualquier cosa, me avisan. Con permiso.

—Suelta.

—¿Qué?

—Te vi.

—Ah no, tú sí estás loca —me reí.

—No está mal...

—Pero no me llama ningún hombre la atención María.

—Lo sé, lo siento. Sólo quería que te rieras y NO me llames María, sabes que lo odio.

—No hables pelotudeces.

Empezamos a devorar nuestros platos. Tenía tanta hambre que me hubiese comido dos. Pero realmente no sabía si era por hambre o qué, últimamente estaba con una ansiedad asquerosa.

Terminamos de comer y caminamos de vuelta a casa. Al llegar me di una larga ducha. Me puse pijama y dejé todo listo para mi entrevista a la mañana siguiente. Me senté con Mar en la sala y vimos una película: "Could Mountain". Terminé llorando como estúpida mientras ella me consolaba. Si hubiese sabido cómo terminaba esa película, definitivamente no la hubiese visto.

Antes de acostarme llamé a mi mamá y le comenté mi día. Hablamos cerca de una hora, cuando el sueño me atrapó, me fui a la cama y luego de rezar y besar la foto de mi velador me dormí tranquilamente.

—¿Claudia Álvarez?

—Yo —me levanté hasta el hombre.

—Soy Carlos —me sonrió—. Pasa —así lo hice, tomé asiento después de él—. Luis me habló de ti...

—Lo sé y la verdad le doy las gracias desde ya por el simple hecho de recibirme.

Carlos por lo menos debía tener unos 50 años, estoy segura.

—No te preocupes. Cuéntame...

Al salir de la entrevista no podía más de felicidad, volví al departamento con el contrato en mano y por una buena suma de dinero.

El grito de ambas se juntó en un abrazo y saltos.

—¡Ay amiga! Te dije que te iría bien.

—Si... Se lo debo todo a Luis, si no fuera por él —suspiré.

—¿Sabes? Hay que celebrarlo, te voy a preparar una cena exquisita.

—No... Salgamos —le sonreí. Ni yo me creía lo que acababa de decirle.

Mírame, aquí estoy [EDITANDO] #TWGames2016 #EditorialWonderland2016Where stories live. Discover now