Una cita muy especial

32 5 2
                                    


Recibí sólo dos mensajes de Rodrigo durante el día. Uno que decía que no lo llamará, sólo cuando él lo indicara y otro que me explicaba dónde debía llegar, qué ropa usar y que sólo cuando estuviera allá, le marcara.

¿Qué tramaba? No lo sabía. Pero el hecho que fuese con él me daba igual, había vuelto a ser la mujer más feliz en la tierra y nada podía opacar el momento.

Me duché, relajándome; dejando los nervios de lado. Al salir me llevé una gran sorpresa, me acerqué a la mesita de noche y tomé la tarjetita que estaba sobre un ramo de flores hermoso.

"Haré de esta noche lo más especial que pueda. Sólo te necesito a ti para hacer todo lo que tengo pensado. Trae contigo algunas de nuestras fotos. Un beso, te espero ansioso.

RH"

Casi lloré, bueno sí: lloré. Pero estaba tan ansiosa de llegar al lugar que sólo guardé la tarjetita y comencé a arreglarme, formal, como él me pidió. Un poco de maquillaje, me ordené el pelo y luego elegí algunas fotos...

Minutos más tarde Mari me fue a dejar al restaurante.

—Mucha suerte amiga, que esta noche sea muy especial. Y —enfatizó—. Llámame si necesitan algo.

—Sí, gracias amiga, de verdad... —nos abrazamos y despedimos.

Me bajé del auto y caminé hacia la entrada, insegura.

—¿Señorita Álvarez? —asentí—. Acompáñeme por favor, el Sr. Herrera la está esperando.

Pasé entre toda la gente, realmente el recinto estaba lleno. Buscaba con la mirada a Rodrigo, pero no se veía por ningún lugar.

—¿Seguro que ya ha llegado?

El administrador asintió. —Tenemos un lugar sólo para ustedes —sonrió amable.

Pasamos por un pasillo de vidrios y llegamos a una puerta, éste la abrió para mí —pase, camine a la izquierda, allí la esperan.

—Gracias.

Así lo hice, caminé. Estaba oscuro, no completamente porque era una terraza. Al final de ésta pude ver velas, una mesa hermosa y a Rodrigo al lado. Sentí cómo mis ojos se llenaban de lágrimas. Sonreí y terminé de acercarme por completo.

—Te ves hermosa.

—Tú estás guapísimo —le sonreí de nuevo y me acerqué más como él me lo pedía.

Nos acomodamos en la mesa y un mozo nos sirvió vino para luego salir de allí cuando tuvo nuestros pedidos.

—Esto es perfecto. Gracias.

—Falta mucho aún —sonríe y alza su copa—. Porque esta noche sea inolvidable.

Hice lo mismo. —Salud.

Tomamos un sorbo y empezamos a conversar, nos trajeron la cena y cada segundo era mejor, nos soltamos y ya la tensión y nerviosismo había pasado.

—Clau, tengo que preguntarte algo.

—Sí, dime.

Se movió con su silla hasta mi lado y yo me acomodé quedando de frente. Suspiró.

—Al menos ahora no nos agarraremos un resfriado.

Pestañeé ante su comentario. La cascada, cuando me pidió que fuera su novia, fue lo primero que se me vino a la mente y sonreí.

—Tampoco tendremos que escondernos de nadie —negué sonriendo—. No sé si soy un tonto, pero estoy más nervioso que hace años.

Mírame, aquí estoy [EDITANDO] #TWGames2016 #EditorialWonderland2016Where stories live. Discover now