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CAMILA
Salí más que enfadada del comedor, odiaba sentirme así de observada.
Y yo no sentía algo raro como para llamar la atención.
De pronto el bocado que acababa de comer me produjo un sabor desagradable, ¿porque estaba comiendo esto? Regresé a la cocina para tirarlo a la basura.
Necesitaba ir al baño. De inmediato la sensación de sacar todo lo que había comido me invadió, corrí para llegar al baño, pasé la puerta e intente respirar para contenerme de vomitar pero fue demasiado tarde y devolví el estomago sin poder detenerme.
Para colmo Lauren entró dándose cuenta de lo que pasaba.
-¿Hey cariño todo bien?
Me levanté y caminé al lavamanos para cepillar mis dientes.
Sus brazos envolvieron ni cintura y dejó un beso en mi hombro. La imagen que estaba en el espejo era muy linda, cuando termine pude darme la vuelta y mirarla de frente.
-Te ves cansada y en serio que debes tratar de mantener la comida en tu cuerpo cariño.
Hice un puchero y luego me abracé a ella.
-Lo intentaré lo prometo aunque es inevitable Lau.
Los síntomas del embarazo se habían disparado de un día a otro, apenas ayer le dije a Lauren y hoy comenzaba a sentirme peor.
-¿Porque no te quedas en casa?
-No puedo ya lo sabes.
Me separé, busqué mi bolso en la habitación y ella siguió mis pasos aún con cara de "Se lo que te digo".
El reloj marcaba 8:15 y era el tiempo suficiente para alcanzar a dejar a Ki en el colegio y luego a la oficina.
Kilian nos llamó desde la sala, le gustaba llegar puntual a todos lados.
-¿Cami? ¿Y si te sientes mal en el trabajo? Te puedes caer y...
-No seas fatalista Lauren. Rodé los ojos.

LAUREN
Desde la noche anterior me sentía intranquila dejando sola a Cami por cualquier momento. Se veía mal y quizá se sentía aunque no lo aceptará.
Decidí no darle otro disgusto y dejé el tema por el momento. Salimos apenas a tiempo para dejarlos a ambos en sus respectivos oficios.
Kilian se despidió de nosotros con un beso en la mejilla y corrió hacía la puerta en la escuela.
-Listo.
Mientras conducía hacia la oficina Cami dormitaba en su asiento.
Me había llevado tiempo acostumbrarme a la pequeña pantalla auxiliar para mirar en mi campo visual afectado, con práctica logré volver a usar el auto sin problemas. Mire mi móvil y pensé en la buena idea de llamar a Sinu para que la convenciera de descansar al menos unos días, mientras los primeros síntomas pasarán. Conociéndola a mi chica terca y gruñona no la convencería fácil.
Estacione frente a la puerta y ella ni siquiera se había percatado de que estábamos en su lugar.
Con pereza se recompuso de el asiento.
-¿Y bien?
-¿Hmmm?
Preguntó sin entender nada aún.
-Amor, ya llegamos.
-¿Que?
Me miró y sus ojos café parecían demasiado apagados, tenía sueño, hambre y algún otro malestar. No me gustaba para nada la idea de que se quedará.
Intentó abrir la puerta pero se quejó.
-¿Cami?
Desabroche mi cinturón de seguridad. -Por favor déjame hablar ahí adentro y avisar que estás enferma.
Con cariño acaricié su mejilla.
-Lau, no puedo hay mucho trabajo.
-Amy seguro nos ayuda con esto, espera aquí hablaré con ella.
-No, debo entrar además no le he dicho a nadie del trabajo sobre el embarazo.
-Yo se lo diré amor, espera aquí.
Cansada asintió, en conclusión estaba hasta cansada para discutir conmigo y darme la razón sin mas problema. Salí del auto a prisa y en recepción pregunté si podía subir al piso donde trabajaba mi chica. Minutos después Amy me saludó frunciendo el ceño.
-¿Camila esta bien?
Sonreí como tonta.
-En realidad no completamente bien, esta indispuesta.
Preocupada me tomó el brazo.
-¿Que ocurre y porque mierda sonríes? ¿La asesinaste?
Me reí. Solo a ella se le ocurría semejante cosa.
-Por dios Amy claro que no, es mucho más interesante que eso.
Levantó ambas cejas. -Vaya, han tenido mucho sexo ¿Es eso la dejaste sin poder caminar?
Me reí con más ganas, luego recordé que Camila me esperaba en el auto y el motivo por el cual estaba ahí. Miré hacia ambos lados del sitio para verificar que nadie más nos escuchaba.
-Camila esta indispuesta por que tiene náusea, vómito, mareo y un pequeño retraso.
Dije orgullosa, lo se, sonaba mal que me pusiera feliz pero es que analizando más a profundidad esos síntomas sólo eran algo pasajero, luego iba a poder disfrutar a una Camila con mejor humor y con una linda pancita.
-Lo del retraso ya lo sabía pero el resto es nuevo ¿Que le diste de comer? Preguntó divertida.
Golpie mi frente con la mano, no entendía nada.
-Dios Amy, lo que trato de decirte es que ella esta embarazada.
Abrió los ojos y la boca realmente sorprendida por la noticia. Una sonrisa grande se formó poco a poco, luego ambas hacíamos lo mismo como tontas sin decir nada.
-Wow, jamás lo espere ¿Como?
-No es el momento para contarlo y además Cami me espera allá abajo, ella no pudo sentirse bien como para salir del auto ¿Porque no vas a visitarla por la tarde? y bueno quería pedirte que la cubrieras por el día de hoy, solo espero que mañana este mucho mejor.
Asintió más que estusiasmada.
-No hay problema por eso Lauren, anda ve, las veo en la tarde y por favor cuidala mucho.
Guiñé un ojo, impaciente por regresar con Camila utilice las escaleras.
Al momento de llegar al auto respiré más tranquila. Ella me miraba aún con su carita triste.
-Se ha sorprendido bastante y dijo que no había problema, irá a la casa más tarde.
Me dio una pequeña sonrisa y luego se acercó a mi para recargar su cabeza en mi hombro y cerrar sus ojos. Yo besé su cabello para luego arrancar el auto y regresar a la casa.
Me gustaba mimarla, el resto de la mañana deje mi escritura matutina y la limpieza de hogar para dedicarme completamente a ella.
Conseguí hacerla comer un poco de sopa y té sin que lo devolviera y después de mirar televisión acostada sobre mi se quedó dormida. Ambas en el sofá de la sala.
Sentía su respiración tranquila sobre mi pecho, su cabeza se metía en mi cuello dejando un suspiró en la piel.
Acaricié su cabello con paciencia, apenas y comprendía que pasaba. Me sentía feliz y plena pero a la vez un poco asustada, necesitaba saber más sobre embarazo y todo lo que pasaba.
Maní nos miraba desde el otro extremo de la sala, echado sobre la alfombra y quizá sintiendo mi propia angustia. Quizá internamente se reía de mi. Después traté de mirar hacia otro lado y olvidar al cachorro y su mirada acusadora.
Con cuidado de no despertarla y con el celular en mano busqué algunos libros para leer.
"Embarazo paso a paso" "Lo mejor de nuestras vidas" "Nueve meses de espera" "Embarazo y el parto" eran algunos de los títulos que pude ver, sin dudar hice las compras online, llegarían por correo en algunos días. Leí detenidamente cada título y me detuve en el último.
Mierda, mierda. Repetí en mi mente, el parto. Mucho más asustada que antes pedí finalmente 10 libros, más valía estar realmente informada y preparada ante cualquier situación.
Respiré profundo tratando de calmarme. Con mi mano di una caricia en su vientre, era necesario sabía que dentro de poco existiría una conexión extraña entre el bebé y Camila, no deseaba quedarme fuera. Salí debajo de su cuerpo, se quejó un poco por el movimiento pero no desperto. Bajé mi cabeza hasta su abdomen y finalmente llegué, besé el lugar con mucho cariño tratando de transmitir algún mensaje. -Te quiero también. Susurré.
-¿Que haces? Ella no se había movido y no me di cuenta de cuando abrió sus ojos. Los mismos que me miraban de una forma diferente, ese brillo. Su sonrisa me hizo entender que debía confesarle la verdad.
-Solo quiero charlar un poco, ya que tu te dormiste.
-¿Hablaste con el?
Asentí, supuse que mis mejillas estaban un poco rojas, su mano acarició mi cabello.
-Lauren te amo tanto, ven.
Con cuidado subí hasta su altura aún recostadas en el sofá. -Quiero que siempre hables con el, por las mañanas y por la noche antes de dormir, me gusta.
Sonreí nerviosa.
-Aún es demasiado pequeño es posible que no entienda ni escuche lo que diga.
-Lo hará y a mi me gustó escucharte decirle lo que dijiste.
Sus dedos jugaban con mi cabello, estaba realmente entretenida.
-¿Que le quiero?
-Si.
-Lo hago, así como a ti.
Sonreír como tontas era algo frecuente entre ambas. Sus dedos esta vez se situaron en mi espalda tratando de llevarme más cerca de ella. Bajé mi mano a su cintura y me incliné para besarla.
-Mmmm, quiero comer algo.
-¿En serio? Levanté mis cejas esperando una respuesta divertida.
-Quiero helado.
Iba a levantarme pero sus manos lo impidieron. -¿Puedes ponerle un poco de salsa de tomate arriba?
Cerró sus ojos algo disgustada.
Me reí en silencio, era el día de ponerle salsa de tomate a todo supuse. No debía reír por que le disgustaba. -Muy bien amor.
La dejé sobre el sofá, solo llevaba puesto una playera blanca y larga que le cubría hasta los muslos. Era tan linda cuando se vestía así. En cambio yo había optado por volver a usar mi pijama de los lunes. Solo ropa interior.
Caminé segura hasta la cocina, saqué el helado y vacíe un poco en un recipiente. Cuando coloqué una cucharilla encima recordé la salsa. Con duda comencé a ponerla encima como si se tratará de miel o chocolate ¿Porque con salsa? Me reí pero al mismo tiempo tan solo el hecho de probarlo me daba náuseas. Cuando regresé al sofá ella sostenía mi celular frente a su cara.
-Aquí esta cariño. Me senté y subió sus piernas en mi regazo aún acostada.
-¿Compraste todos estos libros?
Aclaré mi garganta.
-Si, debo leer un poco sobre esto.
Me miró burlona. -Estas asustada ¿Eh?
Rodé los ojos. Pues claro que lo estaba, era algo nuevo, en cambio ella actuaba de forma natural aunque lo que había vivido con Ki fue diferente. -Lau, debes relajarte un poco, estoy bien, es normal que me sienta así.
Insegura le di la razón.
Se sentó a mi lado esta vez y tomó mi mano, la otra la usó para tomar helado mientras yo detenía el recipiente. Se lo comió en casi de nada de tiempo y entre pausas besaba mi mejilla haciéndome reír.
-¿Quieres probar?
Negué rápido.
-Venga, no es tan malo.
Miré lo que quedaba de helado y el color rojo de la sala mezclado.
-No gracias cariño tu disfrútalo.
La cuchara la sostenía frente a mi.
-Hazlo o me enfadare.
Declaró. Confundida miré a sus ojos y solo miré seriedad. Demonios quería que lo probará de verdad.
La cuchara esta vez rozaba mis labios.
-Cami no quiero.
Enfadada tomó el recipiente de mi mano y se sentó al otro extremo del sofá, aún comiendo. Pasaron los minutos y no me miraba.
Su blusa esta vez se levantaba por encima de sus muslos. La imagen era realmente buena y solo pensaba en como hacer las pases para poder tocarla. Parecía triste aún comiendo. Con precaución me moví a su lado. Su brazo rozaba con el mio.
-¿Tu comerías algo que no te gusta si te lo pidiera?
-No hables. Dijo por lo bajo.
-Camila por dios, no te enfades por eso, simplemente no se me antoja.
Me miró peor que antes se iba a levantar así que actúe. La tomé del brazo y giré su cuerpo. La atraje a mis brazos y la besé como tanto le gustaba a ella, con pasión y mucho amor. Sus labios tenían ese sabor de helado y cuando metí mi lengua esta vez a su boca sentí el sabor a salsa de tomate. Era extraño pero aun así me enfoque más en besarla. Cuando me separe de ella, gruñó.
-Ya esta, ya lo probé. Roce mi nariz por su mejilla con cariño, cerraba aún sus ojos sin decir nada.
Abrió sus ojos y me miró, el sonido de la cuchara y el resto del helado sobre el piso me sorprendió. Dando un pequeño salto se enganchó de mi con sus piernas y me hizo sostenerla.
Me besó de una forma feroz como si no hubiera un mañana. Desde luego me hizo sentir que mi cuerpo se debilitaba. Di pasos hacia el sofá sin saber que hacer.
-Hagamos el amor Lauren.
Gimió en mi oído. No debía contradecir así que la recosté sobre el sofá. Nos quitamos la única ropa que teníamos puesta y todo terminó cuando me sentía agotada y respirando con dificultad.
-Lau. Dijo en voz baja.
Me acosté a su lado en el único espacio libre. Cuando al fin recuperé mi respiración normal me abracé a ella, dormida.
Ella estaba otra vez dormida ¿Que estaba pasando? De pronto estaba feliz, con hambre, enfadada, caliente y ahora dormida. Fui a la recámara para traer algo y cubrir su cuerpo desnudo.
Yo decidí tomar un baño antes de ir por Kilian al colegio y cuando salí seguía dormida. Decidí dejar una nota en caso de que despertara y no me viera. (COLÓCATE LA ROPA) escribí al final.
Un rato más tarde.
Kilian estaba inquieto y tomé rumbo hacía la pizzería más cercana, toda la situación de hoy con Camila me impidió hacer la comida. Aunque no era muy buena cocinera lo intentaba.
-Me gusta la pizza. Sonrió Ki cuando lo miré por el retrovisor.
-A mi igual.
-¿Mamá va a querer también?
-Espero que si, por cierto se me olvidó decirte que mamá ya esta en casa.
Frunció el ceño.
-No se sentía bien por la mañana así que la llevé a casa de nuevo. Guiñé hacia el que se mostró más tranquilo.
Justo cuando estacione el auto en la cochera me topé con la imagen de Camila recién salida de la ducha. Su cabello húmedo y ropa cómoda. Miraba por la ventana como kilian corría para entrar.
Yo entré después de el. La imagen era encantadora. Kilian abrazaba a Camila con mucho cariño y preocupado. Me miró sorprendida y luego enganchó al pequeño.
-¿Estas mejor?
-Si bebé. Lo besó en la mejilla varias veces. -Ve a dejar tu mochila.
El niño siguió corriendo cosa que le molestaba a Camila.
-Traje pizza. Asintió con una sonrisa dulce en su cara.
-Bien.
Había olvidado la pizza en el auto y fui por ella. Camila estaba llevando platos y vasos hacia la sala cuando regrese. La costumbre para comer pizza era esa, frente a la televisión y mirando alguna película.
Los tres estábamos jugando UNO cuando el timbre sonó.
-Yo voy. Gritó Kilian corriendo al pasillo.
-Hola guapo. Era Amy, su saludo a Ki siempre era así, por supuesto el pequeño le agradaba. Eran muy buenos amigos.
Amy entró a la sala con una sonrisa enorme y abrazó a Camila casi saltando. Era de esos abrazos que se confundían entre felicitación o festejo de fin de año. -Felicidades Cami sabía que funcionaria.
¿Que mierda? Ella lo sabía, lo supo antes que yo.
Camila se pusó tensa a mi lado. Su amiga lo notó y la miró apenada. -Oh lo siento. Cubrió su boca.
Kilian en cambio se rió, acomodaba las cartas sobre la mesa de centro.
-¿Camila?
Le pregunté. -Ok, solo ella sabía que lo hice, necesitaba contárselo a alguien cariño.
Rodé los ojos.
-Soy su persona favorita. Dijo Amy orgullosa y tratando de hacerme enojar. Cosa que lograba.
-No, Amy no empeores esto, amor pero no sabia como decírtelo a ti. Hizo un puchero encantador.
Esta vez solo le indiqué que estaba bien. Era imposible discutir algo cuando hacia esas caritas.

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Había olvidado el detalle de la ceguera unilateral 😛

Escribí una historia corta.
No te olvidé
http://my.w.tt/UiNb/TNoPoAgvQy
No es Camren pero es tierna 😍.

Lo que no se ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora