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LAUREN
-¿En serio, hoy es sábado?
No tenia idea ni en que día vivía, cuando no salía me era imposible darme cuenta, normalmente la gente en la calle hablaba sobre la semana o lo escuchaba en alguna televisión cercana.

-Si, seguramente tu madre sale por un buen rato ¿Comó has estado?

-Aburrida. Contesté desganada.
Entramos a su casa y respiré el olor a las galletas que estaba horneando. Me parecía demasiado atractivo el olor a vainilla, me recordaba a alguien.

-Debo regresar. Le dije a Judith después de pasar un buen rato en su casa, entre charlas me contó como estuvo su viaje y yo le conté sobre el día que había pasado con Camila.
No le sorprendió nada que me agradara, se rió bastante sobre lo divertido que debió ser vernos discutiendo por algo. Decía que éramos igual de tercas, pasó otros minutos hablando del pequeño Kilian.
Un sonido de auto me hizo alertarme.

-Seguro es mamá. Aseguré poniendome de pie.
Sus pasos de alejaron de mi.

-Voy a la ventana para observar....no es tu madre cariño. Respondió después de unos segundos. Respiré profundo.
Luego escuché como abrían su puerta, eran visitas así que era hora de irme trate de dar algunos pasos pero algo me detuvo.

-Hola Judith, Ki no podía pasar un día sin verte. Se escuchó que decían y soltaban una risa.

-¿Ki o tu? Contestó contenta Judith. Era Camila, estaba ahi y después de muchos días por fin iba a saludarla.
Los pasos se acercaron a mi pero lo primero que sentí antes de que alguien hablara fueron los brazos de Kilian ganchados en mi piernas.
Sonreí.

-Hola Kilian. Lo llamé.

-Ki, deja de hacer eso...lo siento Lauren.
Sonreí más si era posible y extendí mi mano hacia ella.

-No hay problema Camila, es muy tierno.
Su mano no toco la mía pero sentí como ella me atrapaba en un fuerte abrazo y colocaba un beso en mi mejilla. Para estos momentos seguramente yo desbordaba nerviosismo.

-Oh...Hola. Dije insegura cuando se separó de mi, sentía calor en toda mi cara y una estúpida sonrisa surgía de forma involuntaria. Su olor a vainilla y piel suave de sus labios, se repetía en mi cabeza.
Judith desde algún punto de la habitación hizo un sonido.

-Que bueno que ya se saludaron, ¿No querías irte ya Lauren?
Su pregunta me descolocó, quería irme por que pensaba que era mamá pero ahora con Camila aquí nada me importaba.
Negué con la cabeza algo estusiasta.

-Wow Ki quiere que lo cargues.
Solté el bastón en el piso, lo cual produjo un ruido alto y seguida de una risa de Judith. Extendí mis brazos para recibirlo y su pequeño cuerpo produjo una felicidad y una calma que necesitaba sentir después de todos estos días. Sus brazos envolvieron mi cuello al momento en que recargó su cabeza en mi hombro, acaricié su cabello por instinto.
Judith de nuevo habló.

-Bien, sientense traeré algo de té.
Sus pasos se alejaron y sentí como Camila me guiaba seguramente al sofá. Me senté seguida por Camila, su brazo rozo con el mío.

-Ki parecía ansioso por verte incluso te nombra de forma extraña.
Sonreí más y pregunté.

-¿En serio?

-Claro que si, creo que extrañó tus brazos para dormirse.

-Es algo raro creo pero me trasmite la misma paz.
La respiración de Kilian se fue haciendo lenta dandome a entender que se estaba durmiendo, con solo la caricia en su cabello. Era reconfortante poder cuidar de el y sentir al lado mío a Camila.

-¿Y como has estado? Dijo ella.

-Bien algo aburrida.

-Lo sé estaba preocupada por ti desde ese día, te ocasioné problemas.
Yo negué y sonreí, recordando el agradable día que había pasado.

-Valió la pena, no te preocupes.
Ambas nos quedamos en silencio.

-Chris nos encontró. Dijo casi en susurro.

-Lo sé, el otro día en la pastelería me di cuenta.

-Me lo dijo. Ella parecía incómoda con el tema pero agradecí que tuviera la confianza de decírmelo.

-¿Tu y el...? Le pregunté insegura, esperando una buena respuesta, si ella confesaba que si estaban juntos entonces un dolor me invadiría, lo sabía.

-Oh no... el insiste pero yo no...apareció hace tres semanas.

-Debió ser difícil para ti. Le dije abrazando más a Kilian que ya estaba profundamente dormido.

Lo que no se ve Where stories live. Discover now