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CAMILA
Estaba tan arrepentida de haber colgado de esa forma a Lauren, ahora además de extrañarla me sentía la peor persona, yo misma la había alejado para luego enfadarme por que se había ido y más por que quería que pasaríamos tiempo separadas.
~Era lo que deseabas Camila~ dije en la mente. Así lo había querido hace semanas, cuando no sabía que significaba estar sin ella ni siquiera la idea me la había hecho.
Tomaba el teléfono la mayoría de los días, muriendo por llamarla, escuchar su voz roca, su risa o con solo su respiración al otro lado de la línea. Pero jamás me atreví, en cambio Ki estaba aún molesto con Lauren por que tenía suficiente tiempo sin saber de ella y yo ya no sabía que excusa darle.
Los días se pasaban demasiado lentos y las noches sin ella, sin sus brazos y su respiración en mi nuca eran lo peor, se sentían largas cuando no dormía pensandola y se se sentían cortas cuando soñaba con mi chica de ojos verdes para luego despertar.
Necesitaba verlos con desesperación, rodaba en la cama todo el tiempo sin saber dónde acurrucarme, extrañaba su olor y su pequeña sonrisa al despertar, mirarla parpadear antes de abrir por completo sus ojos y demostrarme que el alma podía verse por medio de ellos.
Dios, la extrañaba tanto que dolía.
Después de semanas sin saber de ella decidí seguir con mi vida, no olvidarla pero si recomponer ese terrible humor que tenía. Ki lo había notado así que trato de actuar normal, ya casi ni preguntaba con ella pero cuando jugaba sólo o peor cuando Chris lo acompañaba se miraba triste e incómodo. Chris tenía la capacidad de incomodar con facilidad.
Aún insistía en hacer las cosas bien, sólo de palabra por que sus acciones hablaban por si solas. Era una idiota, siempre lo había sido sólo que yo enamorada creí en el cuando era joven e inexperta. Fastidiada por el asunto de su amenaza decidí poner en pie mi plan de acción, necesitaba a tener a mis padres de mi lado así que la tercera llamada que me hizo Sofía accedí a ver a mi madre y para que pudiera convivir un poco más con Ki.
El viernes era un buen día para salir un rato al parque, Kilian estaba entusiasmado y más por que le había dicho que mi madre nos acompañaría, así que por la tarde, ambos caminábamos platicando libremente sobre el pasto, el lugar del encuentro había sido acordado frente a la zona de juegos, así Ki se entretenía por un rato.
Cuando llegue tomando la mano de mi hijo, miré a mi madre, ella parecía ahora unos años mayor, su cabello era más corto y su sonrisa parecida a la mía no cambiaba, al vernos llegar se pusó de pie y a tan sólo metros de distancia me miró a mi para luego fijar su mirada en Ki, sus ojos estaban ahora llenos de lágrimas.
Frente a frente después de muchos años, exactamente los que tenia ni pequeño, Ki se lanzó a sus brazos sin dudar y tuve que soltar su mano para que lo hiciera. Yo metí las mías en la chaqueta y observé la imagen de ambos. Era extraño y a la vez impactante para mi vida, se trataba de mi madre la que había dejado de verme como su hija hace años y quien me abandonó en el momento más difícil de mi vida, era increíble como la imagen de madre había sido olvidada, Judith era mi madre, ella lo había sido, incluso mucho más que las señora desconocida que abrazaba a mi hijo.
Para contactar con ella y acordar el lugar del encuentro había sido todo por medio de mi hermana, así que hasta hoy era el primer contacto después de tanto tiempo.
Lo abrazó con mucho cariño por minutos mientras el le contaba algo sobre sus últimos días y sobre el Skate.
Me sentía muy enojada, enojada con ella por que precisamente el motivo por el cual se había alejado de mi vida, sonreía en sus brazos, Ki la adoraba aún cuando sólo la había visto una vez, el no me desconcertada sino mi madre que ahora lo miraba con amor, el que me dejó de dar cuando Ki estaba formándose en mi vientre.
Lo bajó de sus brazos y Ki le explicó que iba hacia los juegos.
Ambas nos quedamos solas y sin dudar caminé a la primera banca donde me permitía una buena vista de lo que hacía Ki.
Sentí su mirada en todos mis movimientos, aún cuando me senté ella permaneció se pie desviando su mirada de Ki hacia mi. Cuando por fin se encaminó a mi sitio, decidí sólo hablar los estrictamente necesario.
Con algo de dificultad llegó a la banca y despacio se sentó. Ya no era la mujer tan fuerte que siempre hacia ver. Las pequeñas marcas en su cara la hacían ver mayor y sus lentes no le favorecían.
-Es un niño muy lindo.
Dijo por fin, yo solo me ahorre comentarios.
-Incluso se parece a tu padre tiene algo de Sofía...
-No hables ahora de eso. Ella decidió callar y hacer lo mismo que yo, sólo mirar hacia Ki.
Sabía que ella tenía la necesidad de hablar conmigo, pero mientras no me pidiera perdón no iba a ceder. Una pequeña parte de mi se había roto gracias ellos, gracias a que me habían corrido de casa como si no fuera su hija y dejaron que sobreviviera sin tener nada. Claro que tenía derecho a estar enojada e incluso a negar que ellos eran mis padres. Eran desconocidos, recordé que sólo lo hacía por mi hijo, por demostrarles que si se llegara el caso Ki estaría mucho mejor conmigo que con su padre, ellos tenían que saber que mi hijo era mi prioridad desde siempre y que aunque Chris intentará alejarlo de mi, nunca lo podría hacer mucho menos podría cuidarlo como lo hacía yo.
Ella soltó un suspiro y entendí que se preparaba para hablar.
-Nosotros...Yo. Arregló. -Yo, te busqué por mucho tiempo Mila. Dijo haciendo que recordará como ese apodo lo usaban para llamarme con cariño, incluso desde que mi hermana era pequeña así me llamaban todo el tiempo. La diferencia ahora era que me hacía daño, lo que menos que quería de ella era cariño.
-No me llames así.
-Siempre lo hice.
-Lo sé, pero ahora soy Camila para ti.
-Hija...¿No me dejarás hablar?
Preguntó agachando la cabeza cuando yo la miré de forma agresiva. Respiré varias veces tratando de controlarme, la dejaría hablar y le contaría lo necesario.
-Sofía me lo dijo ¿Cual es el motivo por el cual querías verme? Dije en tono frío.
-Necesito que escuches sin interrumpir lo que quiero decirte.
Asentí sin mirarla, un nudo en mi garganta se formó, ella siempre era buena en las palabras, siempre me daba consejos y sin duda ese momento me hacía recordar.
-Te buscamos por años Camila, incluso cuando nos dimos por vencidos hasta que Sofía te miró.
-¿En que momento? La pregunta salió de mi boca apenas terminó, había sido sin pensarlo, no quería escuchar más.
-Algunos meses después, de que Chris nos confesó que el pequeño si era su hijo, el se mostró realmente arrepentido, todo le creimos, dos años después el nos comunicó que te había encontrado pero que habías hecho lo mismo que con Sofía, le advertiste que si nos decía donde estabas te ibas a ir lejos de nuevo con el niño, yo...Se detuvo sólo para limpiarse algunas lagrimas del rostro.
-Yo me conforme con saber que estabas bien, que ahora tenías a Chris para apoyarte y con la advertencia entendí que te haría mucho más daño que intentará buscarte, se que te hice daño, demasiado, por la manera en que te alejamos pero ni yo misma me di cuenta en que momento me comporte así contigo.
Sin poder más con las lágrimas dejo de hablar, miramos hacia Ki por varios minutos sin decir nada. Estaba apunto de estallar, quería decirle, quería gritarle el daño que todo eso me había hecho, pero también reconocí que con el paso de tiempo enterré todos esos sentimientos, ahora luchaban por salir.
-Decidí alejarme de todo, por que ustedes así lo quisieron, la verdad es que al final se los agradezco, mira a Ki, lo he sacado adelante yo sola, sin apoyo de nadie, ni siquiera con Chris, también se equivocaron en eso.
-Chris me ha hecho cometer muchos errores contigo y se que no será fácil que me perdones, tu eres mi hija y ahora la madre de mi primer nieto, debí cuidarte sin importar la situación del padre del pequeño.
-Ya no importa.
-Claro que importa Camila, soñé con este momento por muchos años, tenerte cerca y poder pedirte perdón, quizá intentar acercarme más a ti, que me dejes estar en tu vida.
-No lo harás, ni tu ni tu esposo.
-Tu padre.
-Lo era, el fue quien me despreció primero, antes que todo y fue quien me lanzó a la calle sin importarle nada ¿Has pensado todo lo que tuve que pasar sola? Es extraño pero esos momentos te das cuenta de a quién le importas en realidad, y ustedes no le importó nada.
-El, tu padre también está arrepentido pero no sabe de que manera acercarse.
-No debe intentarlo, no obtendrá nada.
-Me duele tanto hija, ahora eres otra persona y ni siquiera estuve ahí para verte cambiar, mirarte ser madre.
Otra vez el llanto.
-Supongo que fue parte del proceso, soy la misma persona pero con más experiencia, ya no soy esa chica ingenua que ustedes criaron, soy madre así que aprendí lo suficiente y sigo haciéndolo.
-Yo lo se, tu padre se pondrá contento cuando se lo cuente, que ahora estás muy diferente, madura y muy guapa, tu hijo, el pequeño Ki es tan dulce, se parece a ti en eso.
-No me interesa lo que le digas, escucha necesitó ser directa contigo, acepté mirarte por que lo único que quiero es que no apoyen a Chris en sus ideas de alejarmde de mi hijo, si quieren hacer algo por mi es momento de hacerlo.
-No estamos de acuerdo hija, Chris no es la persona a adecuada, el estuvo hace semanas en casa, suplicando casi por que le apoyaramos pero después de como nos engañó a todos, no le creimos. -Muy bien.
Ki corría hacia nosotras con una de sus rodillas manchadas. Mi madre se limpió la cara rápidamente y trato de ocultar la situación anterior.
-¿Qué te pasó mi amor? Le dije cuando intenté sacudir su ropa.
-He tropezado pero estoy bien, y tengo una idea. Dijo sonriendo hacia ambas. Por unos instantes miró a mi madre, sabía que algo pasaba pero aún así me sorprendió como lo había entendido, sabía que era una plática de adultos así que no hizo ningún comentario, sólo se acercó a ella para abrazarse a su cuello.
Mi madre lo abrazó de la misma forma y besó sus mejillas con mucho cariño.
Una parte de mi se sentía feliz de mirar esa imagen aunque a la vez me hacía daño, me sentía confundida. Pensando en mi hijo sabía en el fondo que el tenía derecho a conocer a su familia si así lo quería, no lo iba a impedir pero de eso a que yo hiciera lo mismo, estaba muy difícil.
-Mamá ¿Podríamos ir por un helado?
Yo negué sonriendo. -Anda. Insistió.
-Ki hace poco que lo comiste.
-Ya pero hoy la abuela está con nosotros, ella seguro también quiere. Dijo mirándola y sentándose en su regazo.
-Vale, pero aquí cerca.
Ki corría y miraba curioso por todo el camino hacia la heladería, mientras mi madre y yo lo seguiamos a pasó más lento.
-¿Vas a dejar que lo vea a de nuevo?
-Si pero no puede ser muy seguido, no tenemos mucho tiempo libre.
-¿Donde viven? Preguntó curiosa, no quería decírselo, aunque a estas alturas lo ví innecesario protegernos, Chris les podría decir donde.
-Les daré la dirección luego, por el momento creo que es mucho mejor vernos en algún otro lugar.
-Sofía insiste en que podríamos llevarlo a casa por las tardes, tu trabajas.
-Ki ya tiene forma de regresar a casa y pasar tiempo conmigo, no cambiaré su rutina. Le respondí a la defensiva.
-Vives en la casa de la señora, ¿La que te ayudó?
Recordar a Judith me partió el corazón, aún pensaba en lo diferente de la situación si aún estuviera conmigo.
-Si.
-Sofía me contó que cuido a Ki por mucho tiempo.
-Ocho años. Le aclaré sin dejar de sentirme triste, Judith había sido la mejor compañía para mi hijo, incluso me dolía pensar que ella era realmente la abuela de mi pequeño.
-Fue mucho tiempo.
-Era su abuela.
Su cara se entristeció mucho más, no deseaba hacerle daño pero si quería que se diera cuenta de cómo mi vida había cambiado, de cómo ella había dejado de ser importante con el paso del tiempo.
-Supongo que así lo fue, lamento que la hayan perdido.
-Estaba enferma pero no me gusta recordarla de esa forma, es reciente así que prefiero no hablar sobre eso.
-Claro.
Ki nos miraba constantemente, trataba de darnos el espacio suficiente.
-Chris también nos habló de la chica, de Lauren.
No sabía que responderle.
-Claro, ella estuvo un tiempo viviendo en la casa de a lado, es buena amiga de Ki.
-Y tuya.
-¿Que fue lo que Chris les conto?
Quise saber sobre la información que tenían de Lauren.
-Que estabas con ella ¿Es verdad?
Detuve mis pasos, no quería gritar en medio del parque pero tampoco iba a permitir que se metieran en mi vida de esa forma.
-No es algo que quiera contarte.
-Ya lo sé, lamento haberlo hecho...aunque para mi no es algo malo, la conocí y parece una buena persona.
Genial, ahora sin querer tenía el permiso de mi madre para estar con Lauren, con una chica. Negué en varias ocasiones soltando una risa sarcástica.
-No es de tu incumbencia y además ella no está aquí en la ciudad.
-¿Ocasionamos el problema verdad? Preguntó sonando segura de que sabía la verdad.
-No hablaré más de ello.
El resto del camino fue en silencio, miré durante el tiempo que comíamos el helado como Ki hablaba con ella y le contaba muchas cosas que hacía desde pequeño, incluso habló de Judith sin mostrarse triste. Mi madre mencionó a mi padre en varias ocasiones y Ki sólo podía entusiasmarse más, quería conocerlo, quería ir a su casa y pasar una tarde ahí.
-¿Mamá que dices? Su pregunta me sacó de mis pensamientos.
-¿Sobre que?
El se río, mi madre me miró fijamente.
-La abuela me invitó a comer mañana, tu me dejarías ir ¿Verdad?
-Ki, tienes colegio y no voy a poder llevarte.
Le dije sonando segura, me sentía demasiado extraña, sentía que invadían mi vida.
-Yo puedo llevarlo y traerlo.
Dijo mi madre, yo al escucharla me puse de pie sin pensar.
-No puedes está semana hijo, será mejor que te despidas debemos irnos a casa, ya se hace tarde.
Me miró suplicante, pero aún así no iba a ceder.
-Esta bien, dejaré de insistir. Dijo ella y se inclinó hacia mi pequeño.
-Te veré pronto Kilian. Lo besó en la frente, tomó su bolsa y se plantó frente a mi.
-Hija te agradezco el tiempo, llamaré pronto para saber cómo están ¿Puedo verdad?
La miré con inseguridad, me sentía de nuevo como la pequeña adolescente que dependía de ella y de sus cuidados, de su cariño. Ella era casi 10 cm más alta que yo así que su papel de madre protectora y exigente se reflejó en mis ojos no se había perdido.
-Puedes llamar. Dije finalmente. Lo siguiente que pasó no me lo imaginé ni en un millón de años, ella envolvió mi mejilla con su mano y con lágrimas en los ojos me dió un beso ena frente, como Ki. No tuve el tiempo para reaccionar así que recibí la muestra de cariño sin poder hacer nada. -Lo siento cariño, no sabes cuánto lo siento. Salió rápido del negocio y camino limpiando sus lagrimas hacia la calle, miré como tomaba el primer taxi que pasaba.
El sitio donde había dejado la pequeña caricia mantenía aún el calor de su piel, sus manos, aún recordaba su suavidad, en ese momento me di cuenta de que añoraba tanto a mi mamá, el beso en mi frente era significativo pero no lo suficiente quería sentirla abrazarme, extrañaba su cariño y todo lo que me había dado hasta que me equivoqué y ella había decidido decepcionarse de mi.
Ki me sonreia desde un lado y apenas miró que una lágrima salía de mis ojos el se acercó y me abrazó por las piernas, yo acaricié su cabello, el nudo en mi garganta me impedía respirar.
-Vamos a casa mi amor. Le dije con la voz débil. -Iré a pagar. Dije y le indique la mesa con un movimiento de cabeza para que me esperara sentado.
-La abuela pagó cuando fuiste al baño.
Ki respondió sin pensarlo tomé su mano y salí de ahí, necesitaba pensar, necesitaba platicar con alguien. Aunque quizá lo que necesitaba era llorar sobre mi cama hasta sentirme mejor. No quería sentirme así, vulnerable, pero para este momento era inevitable.

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