¿Importa?
La misma pregunta resuena, desde ese día que hable con Gale.

-Lo hemos hecho antes, no puede ser tan difícil - responde molesta, con esa mirada gris acero, retadora.

-¿creés que no es difícil?-sonrío de medio lado y me quito la chaqueta. -Hazlo tú entonces, muestrame. Desaste de esa capa de frialdad y quítame la ropa...

Sus ojos se ensanchan y al fin algo sincero asoma en ellos: miedo.

-Crees que no me duele saber que lo que debe ser un acto de amor, es un acto mecanico llevado solo por que alguien nos esta obligando.
Yo no deseo poseer tu cuerpo, yo deseaba poseerte a ti, a la mujer que Eres, en corazón y en mente.

-Deseabas...

-sexo, es todo lo que esto implica, y tal vez sea idiota, pero de todas las chicas del distrito, cuando la palabra sexo aparecía, en ti era en la última chica que pensaba.

-La última...-sus ojos parecen dolidos.

-Quieres cumplir la petición, es todo lo que te importa. Bien pues hazlo-mi voz sube con cada palabra- ¡desnudame!, ¡ provocame! , ¡tocame!, ¡finge maldita sea! ¡Finge que te atraigo como hombre!, o mejor aún, hazme sentir lo que creí cuando salimos de esa arena. Hazme creer que me amas y mientras con la mente y el cuerpo tenemos sexo, con el corazon ciego a tus actos creo en tus palabras y con el te hago el amor.

-Te amo- responde.

No puedo evitar sorprenderme ante esta declaración, pero de inmediato entiendo que ella esta haciendo lo que le he pedido. Mentirme, hacerme creer que le importo más allá que un fin para cumplir una tarea.

-Se que crees que miento, dudas que me atraigas, crees que no veo el hombre que eres... que tú...

-No lo hagas....

-¿Qué?

-No importa.

-Peeta yo...

-Es sexo, solo eso.

Tomo su rostro y la atraigo hacía mi.

¿Importa?
Siempre. He sabido la respuesta.

No, no importa.

»»»»»»»»»»»»
La dignidad no debe perderse, nunca, ni una solo vez.
Esa frase se la escuche a docenas de chicas cuando se consolaban unas a otras, como simple frase motivacional; pero a ningún hombre, Imagino que es por que todos lo sabían desde antes:
La mayoría perdemos en un punto la dignidad por la mujer que amamos, que valga o no la pena ese es otro asunto.

Sexo.
Es lo único que ha habido en casa, sexo. Y si antes me sentía mal con la palabra ahora la encierro en el corazón y la hago circular por mis venas para darle fuerza a mi cuerpo cuando la acaricio, para encender el calor del cuerpo y mi sangre hierva cuando ella me toque y me besé, cuando el pudor desaparece y los labios descubren rincones gloriosos y sabores indescriptibles.
Y mientras la sangre hierve el sexo en mis venas se transforma y el amor nace.

Por que lo soy, soy un patético hombre que finge tener sexo, solo sexo con la mujer que es su vida, con el amor encerrado y camuflado en caricias ardientes y palabras soeces.

La cama ha sido receptora de aquel pecado que alguna vez hablo un antiguo escrito, actos carnales, bajos y pasionales, entre dos seres que solo se consuelan en carne mientras el corazón se calla y observa.

Somos lo que somos, y si a los ojos de los demás somos matrimonio, a las frias horas nocturnas ejercemos la practica sin pudor alguno.

Todas las mañanas despierto y el hambre de ella me acompaña, y satisfago las ansias y acallo la culpa dentro de su cuerpo.

Cierro la puerta a la rectitud y me aborrezco detrás de ella.

Y cuando logramos salir de casa sin parecer unos animales hambrientos procuramos seguir pareciendo buenos.

Amor o sexo, quién dijo que ambos iban de la mano, por que el primero eliminaría esta carga y dolor mientras que el otro me hunde en algo que me aterra.

Amo a Katniss amo a mi esposa, y si estoy mal, sumemoslo a todo lo que he hecho mal hasta hoy, ya no importa.

Porqué sí el qué ella crea que lo nuestro es solo sexo, me permite tomarla de la mano en público y besarla sin reparos en algún arbusto que tapa nuestra imprudencia, estoy dispuesto a llevar a cabo la mentira.

Y quién salga dañado en esta mentira seré solo yo y no me importa.
»»»»»»»»»»»»»»»»»

No puedo explicar lo que goze escribir el sentir de Peeta.

Me daba un sin fin de tantas cosas que hasta lo hablaba yo en voz alta mientras las palabras fluian y la imagen de sus ojos azules no se iban de mi cabeza.

Besos
Lyla

LOS MELLARKWhere stories live. Discover now