Momentos previos:

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En la mansión Malfoy la reunión secreta que comandaba Lord Voldemort iba tomando temperatura al correr las horas. Había mucho que decidir y poco tiempo. Allí estaban todos sus seguidores más fieles, hasta Bellatrix Lestrange, ya que poco antes de la reunión el señor Malfoy, obedeciendo a una orden de su esposa, habló con el hombre oscuro para que la liberara. Voldemort aunque algo molesto lo escuchó paciente y, luego de reflexionar durante un buen rato, se sintió culpable y decidió liberarla. Culpable porque él sabía que todo había sido su culpa, él había arrastrado a su antigua amante a cometer todo aquello por celos.

_ Está bien_ le informó a Lucius_. Libérala para que participe de la reunión. Luego le dices que después del ataque al Ministro muggle no quiero volver a saber nada de ella. No la quiero ver nunca más. ¡Quiero que desaparezca de mi vista para siempre!

_ Sí, mi señor_ dijo Malfoy y se retiró.

Su esposa Narcisa respiraría aliviada, al menos le perdonaba la vida a Bella y eso ya era casi un milagro. Estaba segura que en un año su hermana se conformaría con su legítimo esposo y dejaría en paz al hombre oscuro. Revirtiendo así su conducta reprochable, que había sometido a su familia y a ella misma en un océano de vergüenza. Ya no podía soportar que los demás mortífagos hicieran bromas picantes a su espalda pero en la misma cara de su esposo. Éste no decía nada, Bella lo había llamado mil veces "débil" pero Narcisa pensaba que estaba al límite de explotar. Lestrange no era ningún débil y era capaz de muchas cosas que nadie imaginaba.

Así que aquella noche la reunión de los mortífagos estaría con todos sus miembros en pleno, no había faltado nadie. Los detalles del ataque al Ministro muggle fueron difíciles de concordar ya que tenían una complicación inesperada. La Orden del Fénix estaría allí. Además que estaba el hecho de que Ania tendría que ir con ellos. Voldemort no se arriesgaría más a dejarla sola ni por unos minutos. En ese momento le había ordenado a un elfo doméstico que se sentara en la puerta de su habitación para vigilarla. Además que no quería que nadie entrara.

_ Tendremos que ir mucho antes para tomar posiciones_ decía Nott.

_ Ellos harán lo mismo_ intervino el profesor Snape con aburrimiento. ¿Nunca nadie lo escuchaba? Pesó, sin embargo dijo_: Como dije recién, la Orden del Fénix se trasladará esta misma noche.

_ Entonces queda descartado_ decidió Voldemort preocupado.

_ Pero entonces... ¿Cómo...?_ se quejó Nott.

_ Los atacaremos por sorpresa_ intervino Bellatrix que había estado muy callada en la reunión, algo inusual en ella.

_ ¡Nos verán antes que nosotros a ellos!_ dijo Snape exasperado.

_ Otra cosa descartada_ dijo Voldemort mirando de reojo a Bella.

Hubo un largo silencio. Bella deseó interrumpirlo pero advirtió la mirada del hombre oscuro y volvió a sumergirse en el silencio. Era consciente que debía agradecerle por su vida y no quería molestarlo.

_ Ya sé lo que haremos_ dijo de pronto Voldemort con una media sonrisa_. Usaremos escobas. Es seguro que el viejo no se lo espera.

Miró al profesor Snape que asintió con la cabeza fingiendo una sonrisa de satisfacción. La verdad es que la Orden no lo esperaba pero él lo comunicaría de todos modos, lo cual también le daba gracia. Sus otros seguidores estuvieron de acuerdo con la idea del hombre oscuro y asintieron con sonrisas y bromas a costa de Dumbledore.

_ Es una idea extraordinaria, mi señor. Muy inteligente de su parte_ dijo Bellatrix con una sonrisa de respeto y... algo más. Estaba coqueteando con él.

El alma perdidaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz