Conociendo Hogwarts:

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El viaje en el autobús noctámbulo fue tan malo como el primero. Al llegar a Hogsmeade Ania y Severus estaban tan mareados que a duras penas se contenían para no esparcir la merienda por todo el autobús. Bajaron en la estación de ese pueblo para no llamar la atención. Era la madrugada y estaba tan oscuro que Ania pensaba que era más peligroso caminar hasta el colegio que llegar en el autobús hasta la puerta pero Severus se mantuvo en su decisión. Allí había mucha gente y no quería correr el riesgo de que alguien hablara ya que era muy extraño que se detuvieran en un colegio que estaba cerrado.

El pueblo estaba silencioso y en la calle no se veía nadie, las atrayentes tiendas estaban cerradas y en el único lugar donde había luz era en un bar sucio que estaba al final de una callejuela. Para sorpresa de Ania, Severus se dirigió a ese bar.

_ Espérame aquí, ya vuelvo_ le dijo Severus al doblar por la callejuela_. No hables con nadie.

_ Está bien pero no te demores_ dijo la chica. Miraba hacia todos lados y estaba algo asustada. Severus le había dicho que en ese pueblo sólo había magos.

Le iba a preguntar al hombre qué pretendía hacer en ese lugar pero discutir con Snape era en vano. Si no quería decírselo, no se lo iba a decir. De todos modos poco tuvo que esperar porque Severus salió de allí sólo cinco minutos después. Traía en sus manos un paquete alargado y de forma curiosa.

_ Vamos, ya está empezando a hacer frío_ dijo el hombre mientras caminaba por la calle. Mirando hacia todos lados y subiéndose la capucha de la capa.

_ ¿Queda muy lejos de aquí?_ preguntó Ania.

_Mantente en la oscuridad...... No, no queda lejos_ le dijo Snape que estaba alerta y poca atención le prestaba a la chica.

Hubo un breve silencio en el cual sólo se oían sus pasos y alguno que otro ruido de los árboles producido por la brisa que se había levantado.

_ ¿Qué traes ahí?_ dijo de pronto Ania mirando el paquete con curiosidad.

_ Comida... no es mucho, sólo pude conseguir algo de pan y un queso de cabra_ susurró Severus.

_ ¿Queso de cabra?... nunca lo probé. ¿Es rico?

_ Sí, muy rico, al menos a mí me gusta. No quería llegar y despertar a los elfos domésticos, además que no estoy muy seguro si en el colegio hay comida, el banquete es recién mañana a la noche_ dijo Snape.

_ ¿No hay nadie allí en el colegio?

_ No, sólo está el celador. Filch se llama. De todos modos acabo de dejar un mensaje para Dumbledore en el bar para que sepa que llegamos_ dijo Severus. La chica se sorprendió ante esa información.

_ ¿Es confiable?... ese lugar parece...

_ Es muy confiable. Él le avisará...

A Ania se le quedó en la garganta la pregunta de quién es "él" porque no quiso discutir, el hombre no parecía muy dispuesto a hablar. Así que siguieron en silencio lo que quedaba de camino. Pronto salieron del pueblo y las últimas luces se perdieron en la oscuridad. El camino que conducía a Hogwarts era de tierra y estaba rodeado de árboles. La oscuridad sería casi total si no hubiera habido luna, aquí y allá se veían pequeños ojos que asustaron un poco a la chica al principio pero Severus le dijo que eran lechuzas. Le explicó que para los magos era habitual usarlas para su correspondencia diaria y como allí sólo había gente como ellos en el bosque se juntaban muchas lechuzas.

Cuando llegaron a la puerta del colegio, Ania no podía ver nada más allá de ellas, parecía un lugar desierto y abandonado. Las altas verjas estaban cerradas con cadenas que sin embargo no parecían muy firmes. Estuvo a punto de preguntarle al hombre si realmente estaban en el lugar indicado cuando observó que Snape sacó de pronto su varita de la túnica y abrió las rejas.

El alma perdidaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن