Una victoria y un fracaso:

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Aquella misma tarde la Orden del Fénix atacó la Mansión Malfoy tomando desprevenidos a todos sus ocupantes. Ania estaba durmiendo cuando un fuerte ruido, corridas y gritos la despertaron. Asustada y algo desconcertada se levantó de la cama con mucho esfuerzo, había vuelto a tener fiebre y nadie se había molestado en alcanzarle una poción. Fue hacia la puerta pero estaba cerrada y aparentemente sellada con un encantamiento, se dio media vuelta y corrió hacia la ventana. Ésta daba al jardín trasero de los Malfoy y de ahí no se veía nada, lo único que pudo percibir fueron luces que de momentos se tornaban más intensas y luego se extinguían... entonces lo supo. Había llegado la ayuda.

A pesar de su euforia se sentía muy mal, su frente ardía y cada paso que daba le costaba un esfuerzo enorme. Sin embargo tomó la túnica que estaba en una silla y se la colocó encima del camisón, por desgracia no encontró zapatos y sabía que afuera hacía mucho ruido. Estaba tan convencida que al fin saldría de allí que no se detuvo a pensar en las consecuencias que tendría si algo salía mal.

De pronto sintió ruido de pasos en el corredor y a alguien que intentaba forzar la puerta de su habitación. Ania miró hacia la puerta asustada se incorporó y, aunque estaba preparada para salir de allí, no se esperaba nada de lo que ocurrió.

_ ¡Olvidaron ponerle un encantamiento!_ susurró una voz triunfante de mujer desde el otro lado.

_ ¡¿Tonks?!_ dijo Ania perpleja y se adelantó hacia la puerta. En ese momento se abrió de golpe y chocó contra la pared, astillándose en su parte posterior. En el umbral apareció Tonks. Ania aún sin poder creerlo la abrazó emocionada.

_ ¡Oh, Ania! ¡Estás bien! _ dijo su amiga.

_ ¡Demasiado ruido, Tonks!... ¿Y ahora qué haremos?_ dijo Charlie, apareciendo detrás de ella. Desde su mano colgaba una navaja que había contribuido a que ellos estuvieran allí.

Ania no podía creerlo, detrás de Charlie estaban Sirius y Becca. Dio un grito de euforia.

_ ¿Cómo escaparon?_ preguntó la chica perpleja, pero no había tiempo para dar explicaciones.

_ Sshhhh... nos descubrirán_ susurró Tonks_. Después te cuento. Hay que irnos...

_ Con el ruido que acabas de hacer, ya lo hicieron_ dijo entre dientes Sirius, mientras miraba de reojo a Ania. Al observar que estaba bien le sonrió.

_ ¡No había otro modo!_ refunfuño Tonks.

_ Vámonos de aquí..._ intervino Charlie mientras observaba que nadie se apareciera por el corredor. Pero toda la casa parecía estar desierta. El ruido de combate se producía afuera en las puertas de hierro. Todos salieron por el umbral y antes de dar un paso más, las dos amigas se miraron, y Becca dijo:

_ Lo siento mucho... ¿Me perdonas?

_ Está bien..._ dijo Ania sonriendo. Habían sido buenas amigas y ya habría tiempo de dar explicaciones. Becca sonrió y el dolor que sentía se alivió un poco, sin embargo no pudo evitar que una lágrima corriera por su mejilla.

_ Bueno... bueno... apuren el paso_ dijo Tonks mientras sonreía. Todo ese tiempo encerrada le había servido para conocer a la chica y toda su triste historia.

Luego con mucho cuidado de no hacer ruido bajaron por la escalera principal sin que en el vestíbulo se viera a nadie. Charlie fue el primero en llegar al vestíbulo y corrió hacia la puerta de entrada.

_ ¡No! ¡No podemos salir por allí!_ le dijo Sirius mientras lo alcanzaba y lo tomaba del brazo_. Ni siquiera tenemos varita...

En ese momento todos se quedaron helados porque se escuchó cómo alguien corría por el salón y vieron muy claro que la perilla de la puerta se movía. Aterrados Sirius y Charlie se tiraron detrás de un sillón antiguo que había allí mientras que Tonks, Ania y Becca corrían escaleras arriba. Cuando las chicas llegaban al corredor del piso superior la puerta del salón se abrió y apareció una mujer en el umbral.

El alma perdidaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant