Consecuencias:

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Lord Voldemort había vuelto a perder el control. Agarró del cabello a Bellatrix y la empujó hacia un costado con tanta fuerza que la mujer cayó al piso, rompiendo así el hechizo que la bruja estaba realizando. Se inclinó sobre la chica que yacía de espaldas y la dio vuelta, abrió la túnica y palpó su cuello. Fue en ese mismo momento en que se dio cuenta que su medalla había desaparecido.

_ ¡NOOOO!_ gritó de frustración mientras se inclinaba aún más.

Sus mortífagos que iban llegando uno a uno a medida que pasaban los minutos lo rodearon, pensando que la chica había muerto. Un hombre de baja estatura y regordete se animó a dar un paso hacia delante.

_ ¿Está muerta?_ balbuceó_. Lo siento mi señor.

_ ¡No está muerta!_ se escuchó decir a Bellatrix, que se había levantado del suelo y se acercaba unos pasos hacia ellos.

Voldemort ni siquiera les prestaba atención, parecía como si estuviera algo ausente.

_ ¡Los malditos se llevaron la medalla! Todos los prisioneros escaparon_ casi gritó con furia la mujer.

Entonces todo pudieron ver lo que pasaba y aquella oscura masa compacta de hombres tembló como si fuera uno solo. Habían fracasado defendiendo aquella casa, excusas tenían varias y cada cerebro comenzó a trabajar para poder salir con vida de aquel lugar. El ataque había sido sorpresivo pero, todos sabían bien, que Voldemort no admitía excusas.

_ No debió confiar en ella, mi señor_ le susurró Bellatrix a Voldemort, y agregó con despecho_: es una asquerosa muggle. No se podía esperar otra cosa...

No era la mejor actitud para ganarse a Voldemort pero los celos que sentía la invadieron por completo.

_ ¡Lucius!_ gritó de pronto el hombre oscuro haciendo que todos se sobresaltaran.

_ ¿Sí, mi señor?_ dijo temblando Malfoy mientras se acercaba a él. Su cabello estaba revuelto y lucía un feo corte en el rostro. Narcisa que estaba un poco más apartada los miró horrorizada, lo único que le faltaba era que culpara a su marido por la fuga de los prisioneros.

_ ¡Llévatela! ¡Sácala de mi vista! ¡No quiero volver a verla!_ le gritó furioso mientras se paraba, se dio media vuelta y caminó hacia el interior de la casa.

Malfoy se inclinó, tomó a Ania en sus brazos y la trasladó hacia la casa. La dejó en la habitación en donde había estado cautiva todos esos días. Y fue en ese trayecto que se dio cuenta de que estaba muy enferma. Estaba pensando en qué hacer cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe y entró Narcisa.

_ Está muy enferma. Bella casi la mata..._ le dijo a su esposa_. ¿Y ahora qué hacemos?

_ Quiere que la traslades al calabozo principal_ le informó su mujer.

_ Pero empeorará allí y ya sabes lo que pasó la otra vez... pagamos por ello_ dijo frustrado el hombre.

_ ¿Y qué quieres que le haga? Eso fue lo que me ordenó_ protestó molesta Narcisa.

Discutieron un largo rato más pero finalmente ninguno se atrevió a desobedecer a "su señor" así que Ania terminó en el piso de piedra donde antes habían estado sus amigos. Lo único que el matrimonio Malfoy hizo por ella fue colocarle una manta encima.

A muchos kilómetros de distancia de allí se realizaba una importante reunión. La Orden del Fénix en pleno estaba reunida en la casa de Sirius y si bien su plan había salido bien no consideraban que fuera todo un éxito ya que Ania no había podido escapar. El plan de Dumbledore había sido sencillo pero cualquier cosa que pudiera fallar iba a destruirlo por competo, todos lo sabían, se habían preparado para ello y sin embargo algo había salido muy mal.

El alma perdidaWhere stories live. Discover now