Un baile erótico:

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Lo primero que hizo Ania al enterarse de que sería la profesora suplente de estudios muggles fue comenzar a preparar las clases. Y aquella misma tarde se internó en la biblioteca, al menos este nuevo trabajo la mantenía ocupada y le sacaba la ansiedad que tenían desde que la medalla había desaparecido. Estaba muy emocionada. El profesor Dumbledore le había proporcionado el programa de todos los años, desde primero hasta el séptimo, y uno de los libros con los temas que los alumnos estaban viendo hasta ese momento. La tarea le pareció interesante y facilísima, era como enseñar sociología, con algunas obvias diferencias claro. Siempre le había interesado enseñar así que se dedicó a su nueva tarea con mucho entusiasmo.

El director había tenido la intención de darle ese trabajo antes, pero como ayudante de la profesora, así se iba preparando para un futuro que el anciano deseaba para ella allí en el colegio. La profesora Burbage le había dicho que tenía intenciones de retirarse en unos años y quien mejor que Ania para preparase y comenzar a enseñar esa materia. La escena que vio en el despacho del profesor Snape no cambió en absoluto sus planes sino que le dio un motivo más para llevarlos a cabo.

El trabajo le gustó y era ideal para ella, le ocupaba el tiempo y así no se sentía tan inútil, le proporcionaba algo de dinero para sus pequeños gastos y ya no se sentía una carga para nadie. Así que como pueden ver, Ania estaba más que feliz. Pensaba que lo primero que iba a comprarse con su pequeño sueldo sería un bonito gato. Le gustaban muchos los animales y extrañaba mucho a su antigua mascota que luego del incendio huyó.

Cuando se cansó de preparar su primera clase que sería al día siguiente, bajó a cenar con los ojos rojos y cansados de tanto leer. En el gran comedor se sentó en una silla en la mesa de los profesores; por lo general se sentaba en la mesa de Gryffindor o Ravenclaw, pero en ese momento estaban llenas de alumnos.

_ ¡Hola! ¿Dónde has estado? Te estuve buscando toda la tarde_ le dijo su amiga que apenas la vio se acercó a ella. Ya había terminado de cenar.

_ En la biblioteca_ le dijo Ania y luego le contó la nueva noticia.

_ ¡Vas a ser mi profesora!_ sonrió divertida la chica.

_ Sí, pero sólo por un tiempo hasta que la profesora Burbage se mejore_ dijo Ania con entusiasmo.

Estuvieron hablando de lo mismo un rato largo hasta que Becca se puso seria y le preguntó por su medalla.

_ No, no la han encontrado todavía. Pero están todos atentos_ dijo la chica, su sonrisa se había borrado de su rostro.

_ ¿Y en la enfermería no ha aparecido nadie?

_ Es un poco difícil porque hay un brote de gripe pero madame Pomfrey está atenta y todos son interrogados_ dijo Ania frunciendo el ceño.

_ Señorita Miller, la estaba buscando_ dijo la profesora McGonagall mientras se acercaba a ellas_. El director me encargó que le diera este libro... supongo que ahora tendré que llamarla profesora.

_ Gracias profesora McGonagall... y llámeme como más le guste_ dijo Ania sonriendo. El libro era sobre estudios muggles.

La aparición de la mujer cortó la conversación de las chicas y poco después terminó la cena así que Ania se despidió de su amiga y subió a su habitación. Al día siguiente debía despertarse temprano para dar clases.

Aquella misma noche estaba en su habitación durmiendo cuando un ruido la despertó, abrió los ojos y se dio cuenta que eran pasos en el corredor. Asustada de que fueran a querer entrar otra vez en la habitación se incorporó en la cama bruscamente. Miró hacia la puerta y vio con claridad como la manija se movía. ¡Alguien estaba intentando entrar! ¡No podía creerlo!...... pero luego un pensamiento salvador la tranquilizó, le había puesto llave a la puerta. Estuvo un largo rato inmóvil mirando fijamente a la puerta por si la manija volvía a moverse pero no pasó de vuelta.

El alma perdidaWhere stories live. Discover now