Perseguidas:

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Al día siguiente las chicas se prepararon muy bien para salir. Iban a ir en transporte público y de allí caminarían hacia la zona de tiendas, desaparecerse estaba fuera de discusión ya que no se arriesgarían a causarle otro daño a Ania. Por cualquier cosa que pudiera llegar a pasar discutieron varias técnicas de escape. Si algo llegara a salir mal Tonks se quedaría a pelear y Ania tendría que huir, a pesar de que esta no estaba de acuerdo, decidieron al fin que era lo mejor. Estaban a punto de salir de la habitación cuando Tonks llamó la atención de su amiga.

_ Espera, tengo que cambiar tu aspecto también_ le dijo a Ania.

Los últimos quince minutos se habían divertido un poco con las habilidades de Tonks de cambiar su apariencia a su antojo y su aspecto ahora era el de una mujer pelirroja de cabello largo, con la nariz un poco más chata y de ojos celestes. No le había desagradado el resultado y se quedó con ese aspecto.

_ Quiero el pelo como tú_ le dijo Ania entusiasmada como una niña.

_ Bueno pero no puedo hacer mucho más. Cambiar el aspecto de los demás es aún más complicado_ dijo Tonks mordiéndose el labio, concentrada.

Levantó su varita y comenzó a cambiar un poco el aspecto de Ania. Al final parecían hermanas y como se veían tan diferentes de lo corriente, quedaron complacidas con el cambio y decidieron salir tal cual estaban. Pocos las iban a reconocer, aún las personas que las conocían. En el vestíbulo se encontraron a Lupin que acababa de llegar.

_ ¡Vaya! Se ven bien, hasta parecen hermanas_ les dijo el hombre sonriendo.

_ Gracias Remus_ dijo Tonks que se había puesto colorada_ Nosotras ya nos vamos. ¡Nos vemos!

_ ¡Adios!_ dijo Ania.

_ Tengan cuidado_ dijo el hombre pero se veía un poco preocupado.

A continuación las chicas salieron de la casa. Era un día soleado y cálido, y la calle se veía repleta de muggles que paseaban disfrutando el hermoso día. Ninguno notó a las dos chicas aparecer de la nada, ya que la casa era invisible para ellos. Las dos amigas cruzaron la calle y caminaron hasta la parada del transporte público que no quedaba lejos, atravesando la plaza en su recorrido. Por desgracia en un banco de la plaza estaba sentado un hombre de cabello oscuro y vestido con una capa corta, algo un poco ridículo en esa época del año, el hombre divisó a las dos amigas y las miró con curiosidad, luego se sonrió y se levantó. Las chicas cruzaron la otra calle mientras que el hombre las seguía de cerca. A pesar de todo el cambio en su apariencia, las había reconocido.

Snape llegó al cuartel general de la Orden del Fénix cuando las chicas hacía ya quince minutos que habían salido. Dentro encontró a Lupin que estaba tomando un té mientras leía el diario, y a Sirius que luchaba en el primer piso tratando de descolgar un reloj que estaba en una de las paredes del salón y tenía la mala costumbre de lanzarse en la cabeza de la gente cuando se acercaban demasiado a él.

_ ¿Ania ya salió?_ le dijo Snape a Lupin apenas lo vio.

Estaba agitado porque había venido corriendo y se veía tan preocupado que Lupin se asustó. Inmediatamente pensó que algo andaba mal.

_ Sí, Tonks y ella salieron hace unos minutos_ dijo Lupin.

_ ¡No puede ser!... ¿Unos minutos?... ¿Cuánto tiempo es "unos minutos"?_ dijo Snape que parecía alterado.

_ No sé, más o menos quince minutos. ¿Por qué? ¿Qué pasa, Severus?_ dijo Remus que ya se estaba preocupando aún más.

_ ¡La zona está llena de mortífagos!... Si las llegaran a reconocer..._ dijo Snape asustado.

El alma perdidaWhere stories live. Discover now